Capitulo Once

1423 Words
En un universo tan oscuro como el ébano más n***o, mi amor por ti se mantendrá congelado en el tiempo, hasta el momento en el que nuestros labios se unan de nuevo en un beso tan ardiente que derrita hasta el glacial más grueso  Irina Veo caer a Víctor al suelo, y como si de una cámara lenta se tratara, me lanzo sobre su cuerpo, saco el arma que Petrov siempre lleva consigo, lo empujo para cubrirlo con el borde de la cama y me giro para disparar hacia la ventana, esperando encontrar al atacante, pero no logro ver a nadie parado frente a mí. Sin embargo, disparo, siguiendo varios reflejos nocturnos, sin darle a nada o nadie. A mi lado, el piso se llena rápidamente de sangre, Víctor tiene una bala en el hombro izquierdo, seguramente quisieron darle en el corazón. Salgo a pedir ayuda para llevarlo de inmediato al laboratorio, el doctor que trabaja para Víctor puede ayudarlo, es médico y dispone de todos los equipos necesarios, lo he visto muchas veces atendiendo a otros hombres que llegan heridos de bala, a mí misma me ha reparado algún hueso roto o dislocado por el exceso de entrenamiento. Una vez abajo colocan a Víctor en una camilla, al tiempo que el doctor procede a atenderlo, no obstante, me doy cuenta de que me observa los brazos y el arma que llevo en la mano, sé lo que se imagina, pero yo sería incapaz de hacerle daño a la única persona que me ha ayudado, es obvio que no lo hago por ser un alma caritativa, pero tampoco es que pueda o quiera morder la mano que me da de comer, sé ser agradecida. ―Irina, ¿qué haces con esa arma? ―indaga, sin detener su labor de parar el sangrado y sacar la bala. Lo miro, comprendiendo el curso de sus pensamientos, y sonrío porque no pienso responder a su estúpida pregunta. ―Ella no fue la persona que me hirió, alguien disparó desde la ventana, Irina solo me salvó la vida ―dice Víctor con los dientes apretados. De algún modo sádico, ver cómo le duele y que le curen, me satisface. No han puesto anestesia para extraer la bala ni para lavar y coser. Me sorprende que no me haya culpado de lo que le sucedió, aunque agradezco que quien sea que haya disparado lo detuviera, sino ahora mismo, Víctor estaría satisfaciéndose con mi cuerpo, sin importarle mi dolor, así que creo haberle pagado parte de la cuota al salvarle el pellejo hoy. Coloco el arma sobre la mesa de trabajo y decido salir del laboratorio, este lugar me pone los pelos de punta. Además, arriba necesitan ayuda para controlar el desastre. Me pregunto, ¿cómo haría Stuart para entrar sin que nadie se diera cuenta de su presencia? Es extraño que el nombre de mi enemigo me haga sentir tan extraña, igual que el sujeto de la fiesta, es una sensación que me recorre por completo. Recordar la manera en como me miraba, cómo su mano se cerró en mi brazo con tanta seguridad y pronunció esa promesa a la que al principio no le presté atención, pero que ahora me atormenta, junto al nombre por el cual me llamó: Andrea. Y no sé por qué, pero siento que no es la primera vez que escucho ese nombre. Me uno a los hombres y hago un recorrido, asegurándome de que no haya ningún infiltrado. Cuando estoy por regresar, algo en el área sur llama mi atención, me dirijo hacia el lugar con pistola en mano y dando aviso de la situación en caso de que requiera refuerzos, no muy lejos de mí sé que se encuentran un grupo de hombres, levantando los escombros para sacar cuerpos, porque no solo fue daño a la estructura, los explosivos fueron lanzados con la intención de eliminar a una buena cantidad de gente. ―¿Quién está ahí? Salga con las manos en alto y no dispararé ―advierto, viendo a la persona de espaladas hacia mí, tiene el cuerpo de otra persona a sus pies, pero por la oscuridad y el humo que todavía flota en el aire es un poco difícil distinguir de quién se trata. ―Soy yo, Alexey ―pronuncia, pero por un momento dudo que sea él, su voz suena diferente, suave y hasta indecisa. ―¡Mientes! ―bramo, y empuño de nuevo mi pistola―, dime ahora mismo quién eres y qué haces aquí ―ordeno sin bajar el arma. ―Irina, ya te dije que soy Alexey ―pronuncia de nuevo, esta vez sí se oye como él. Me acerco para comprobar sus palabras y efectivamente es él, sin embargo, es la primera vez que me llama por mi nombre. ―¿Quién es ese? ―cuestiono al ver al sujeto en el suelo. ―Mi querida Irina, ese es un cómplice de Stuart. ―No sé qué es lo que me afecta más, si la cordialidad con la que me habla o que haya atrapado a un aliado de Stuart tan fácilmente. Lo observo detenidamente, tratando de encontrar algo que me indique que no es Alexey, pero es indudable que lo sea, es su rostro, sus ojos y su voz. Tiene que haber una explicación lógica para su manera de hablarme tan… amable, y no tan pestilente como normalmente lo hace. ―A las perras callejeras hay que tratarla de vez en cuando como si fuesen de r**a, es divertido ver cómo menean la cola, creyendo que ya se ganaron el corazón de sus amos. ―Vuelve a ser el mismo ser despreciable de siempre. Lo detesto con todas mis fuerzas y juro que, si algún día Víctor me permite matarlo, voy a disfrutar muchísimo haciéndolo. ―¡Eres una maldita basura y te duele que yo sea superior a ti en todo! ―exclamo, y me doy la vuelta para volver, al tiempo que informo que todo está en orden―, no te olvides de traer tu cacería, querido Alexey ―añado con hipocresía. ―¡Tal vez quieras darme alguna recompensa por mi buen desempeño! ―grita, pero lo ignoro, prefiero no continuar discutiendo, no vale la pena. Lo odio con todas mis fuerzas, pero no me queda más remedio que soportarlo si quiero permanecer cerca de Víctor y tener la posibilidad de vengarme. Me habría ganado más gratitud de parte de mi dueño si hubiese sido quien le trajera un cadáver tan valioso, pero me conformo con haberle salvado la vida, y entre uno y otro, sepa a cuál apreciar más, porque no creo que le resulte muy útil tener cientos de cadáveres si él es uno más de ellos. Vuelvo a mi cuarto, ya no hay nada que hacer, los hombres que han muerto serán llevados abajo para pasarlos por una piscina llena de sustancias corrosivas que borran cualquier evidencia orgánica en cuestión de segundos. Es obvio que es allí a donde llevarán al dichoso cadáver del amigo de James, espero que llegue el día en el que yo misma pueda sumergir su cuerpo y ver cómo se desintegra, hasta desaparecer cualquier rastro de su existencia. No voy a poder vivir tranquila ni feliz hasta que lo consiga, él me ha robado tanto en la vida que, aunque merezca un castigo peor que la muerte, la muerte es lo único que le puedo brindar. Después de eso, mi vida quedará sin ningún sentido, sin familia ni recuerdos, totalmente sola y vacía; tal vez me reúna con mis padres para no tener que quedarme al lado de Víctor. Stuart Por poco me descubre, tengo que ir con cuidado para que nadie se dé cuenta de que es Alexey el que ahora ocupa el lugar de Maxwell. Lo siento, amigo, tuve que usar tu imagen para poder fingir que me tiene casi en sus manos, sin sospechar que en realidad estoy más cerca de ellos de lo que creen posible. Me bastó dos segundos para darme cuenta de que en realidad este sujeto es una basura, y yo pensando que su relación con Andrea era más cordial porque trabajaban los dos para la misma escoria, pero resulta que en realidad se odian con todo lo que tienen. Bueno, lo siento también por tu memoria, pero es hora de realizar un cambio en tu personalidad, te elegí para estar cerca de mi mujer, no para alejarla aún más de mí; ahora a llevarte para que te despidas de tu jefe.
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