Entré en la cafetería, esperé en la fila y finalmente le di mi pedido al cajero. Planeo hacer mi propio café en el trabajo. No voy a usar el dinero de Kenzo para nada. Le entregué la tarjeta de Kenzo a la chica. Ella la examinó antes de mirarme de manera incómoda. Fruncí el ceño. ¿Qué pasa? —Uh, lo siento. No puedo permitirte usar esto —me dijo. Mis ojos se abrieron de par en par. —Disculpa —pregunté. —No te permitiré usar la tarjeta de otra persona —declaró ella. —¿La tarjeta de otra persona? —pregunté confundida. La chica me miró fijamente. Supongo que no eres... Kenzo Sosoki —dijo. Rodé los ojos. —Ok, primero que nada, se llama Kenzo Suzuki —le corregí—. Y en segundo lugar, él es mi jefe. Él me envió aquí —le dije. —Bueno, no puedo simplemente tomar tu palabra —respondió ella