Benjamín.
—¿Mmmm?. —me giro un poco viendo a Welim que me mueve con el pie—. ¿Qué pasa?.
—Ya el sol salió Benjamín, tu aún sigues durmiendo. —miro frente a mi en donde envuelvo a Catriel desde atrás, la suelto de inmediato parándome—. Despiértala, yo sola no voy a hacer todo.
—Déjala dormir en paz... —totalmente desnudo y con rastros en mi entre pierna de una noche fogosa busco mi ropa—. ¿Y qué haces? Vete de aca Welin, es el lugar de Catriel, no debes entrar. —sale furiosa y yo jadeo fregándome la cabeza, siento como si hubiera tenido una borrachera y fueran las consecuencia, me visto y antes de salir la tapo bien—. Dejas que duerma hasta donde lo desee, no quiero saber nada con que la molestas.
—Si claro, tengo que hacer todo sola mientras esa descansa como si fuera un diosa.
—Descansa merecidamente después de que no lo hizo en la noche de su boda. —saco una tortilla recién hecha y voy a la entrada—. Ve a hacer tus cosas y vuelve que hace mucho frio. —voy a los corrales comiendo el pan, todos ya están en sus trabajos.
—Laaaa, esposa nueva hace descontrol. —sonrío mirando a Malquias—. ¿Cómo van las cosas?.
—Bien, a penas dos días llevo con Catriel, obviamente las cosas van bien en dos días.
—¿Y el acto intimo?.
—Bien.
—¿Pero lo fuerzas?. —dejo de sonreír y Malquias alza las manos—. No quiero saber su intimidad, solo que mi única mujer es Marion y ella es bella, nunca me costó tener intimidad con ella.
—Catriel no es bella pero tiene buen cuerpo, eso es un buen incentivo. —Tahiel llega mirándome con burla, niego sin decir nada.
—Las mujeres son causa de muchas rupturas, tanto de amistad como comienzo de guerra, y Catriel vale cada discusión y pelea que tengas por defenderla. —me quedo en silencio, cuando mi padre murió Malquias asumió el cuidado mío y de mi hermana, y aun antes de eso me controlaba para que llegue a lo que soy—. Es tu esposa Benjamín, debes defenderla de cualquier estupidez que digan, y los que se burlan son unos estúpidos.
—Acabas de decir lo contrario.
—No fue con mala intensión, sino que jamás te vi siquiera hablando con ella, pero quiero decir que la respetes, —golpea con su dedo mi hombro—. Que a nadie le vuelvas a decir que tiene buen cuerpo ni hablar nada de la intimidad de tu mujer, eso te corresponde saberlo solo a ti, y ella tiene sentimientos, si se entera que hablas de ella las cosas van a ir mal Benjamín. —asiento sin saber que decir, me escuchó diciendo cosas feas y la otra noche en el lecho se esforzaba para corresponderme, me imagino que debe haber estado muy mal y eso me hace sentir mal también, porque no deseaba estar conmigo, solo cumplía su deber de esposa—. ¿Entiendes Benjamín? Welim es una mujer preciosa, pero no la quieres ni un poco, la belleza no tiene nada que ver en esto.
—Lo sé, y no va a haber amor Malquias, solo quiero que me dé hijos, cuando quede embarazada ya no la vuelvo a tocar hasta que quiera otro hijo.
—Cuando pase lo que digas ven y dímelo, hasta el momento me voy a reir de ti.
—Gente, vamos a trabajar.
Pienso todo el día lo que me dijo Malquias, si, debo respetarla yo o le doy libertad a que todos se metan en nuestra intimidad, no es que tampoco estos días fui o voy a ir contando las cosas de ella que no conozco nada aun, pero esto que dije que tiene buen cuerpo es contar algo que no debería contar, y eso me enseñó que no debo volver a decirlo, y que menos mal que solo se lo dije a él, un hombre que le puedes decir cualquier cosa que no va a abrir la boca.
Paso el día tranquilo, creí que me iban a molestar con Catriel pero nadie dice nada, en realidad no sé que esperaba porque las pocas veces que alguien la nombró otro cortó que no hablen de ella porque no se mete con nadie, y es verdad, la elegí por eso mismo, porque nunca hubieron peleas con las mujeres, nunca anduvo en boca de los hombres, nunca la castigaron ni Yankiray la regañó, sus padres pueden estar descansados porque ella hace los trabajo pesados, es una joven respetable y eso tengo que comenzar a entender.
—Papá. —me giro viendo venir a Zatil.
—Hola hija, ¿Cómo estas?. —la envuelvo por los hombros dándole un beso en la frente.
—Queria hablar contigo papá.
—Si es sobre Catriel no quiero hablar nada. —por la cara que pone me quiere hablar de eso—. ¿Qué quieres decir?.
—Quiero saber porque le hiciste eso a mi mamá, sabes que la estas lastimando con tomar a otra mujer, encima a Catriel papá.
—¿Qué tiene de malo Catriel?. —me cruzo de brazos delante de ella—. Dime algo malo de ella que me diga que hice una tremenda estupidez y que me debo arrepentir de elegirla, y no digas que no es linda, dime algo parecido a las quejas de ti que me han traído. —aprieta los dientes—. Vamos, habla Zatil.
—No se puede hablar contigo porque lo único que haces es humillarnos.
—¿En qué te humille?, no no no. —la agarro del brazo frenándola—. No estas hablando con tu hermano para que me dejes con la palabra en la boca, a mi me respondes.
—Bueno papá no me hables así.
—No, tu no me hables así, y no me vengas con tus llantos,
—Parece como que te arrepientes de que sea tu hija.
—¿Dije eso? no cambies mis palabras ni digas que cosas que jamás dije ni voy a decir, pero no rebajes a Catriel con tus cosas, respondí por ti y tu madre muchas veces con cosas que me avergonzaron, entonces no hables asi de ella que nunca estuvo en ningún problema ni queja, ¿quedó claro?.
—Si papá. —me friego la cara furioso porque no quiero discutir con mis hijos, pero con Zatil la relación siempre fue mas dura que con Yemai—. Me voy a preparar la comida de mi esposo.
—Cuando me calme voy a verte y hablamos bien, no quiero estar peleado contigo Zatil, pero quiero que entiendas mis razones y no solo veas el lado de tu madre.
—No digo nada y espero, aunque igual vamos a discutir porque la voy a defender a ella siempre.
—Ve, ve a hacer tus cosas. —la veo hasta que entra en su tienda y ahí voy a la mía, como estamos bastante apartados de los demás me doy cuenta que la tierra fue barrida y las lonas sacudidas, entro viendo a Catriel doblando un cuero en medio de la tienda y la mesa de un lado de la tienda en la cual no estaba—. ¿Qué haces?.
—Hola, queria acomodar un poco esto asi cuando comemos estamos mas cómodos.
—¿A quién le pediste permiso para hacer eso?.
—A nadie, le dije que no queria que lo ponga y sin embargo lo puso igual. —Welim mira de brazos cruzados y Catriel queda de rodillas mirándome, una niña asustada parece, y es una niña asustada—. También acomodó las cosas como ella queria sin consultar, cuando volví de la cocina estaba todo movido.
—¿Tu hiciste eso Catriel?.
—Si, queria ver como quedaban las cosas en otro sector.
—¿Tienes claro que eres segunda esposa?.
—Si.
—Entonces no vuelvas a tocar nada, eso es decisión de Welim no tuya, que no vuelva a pasar de nuevo Catriel.
—No va a pasar.
—Ahora saca eso y ponlo como estaba.
—¿Te hago algo de comer Benjamín?.
—No, me quiero ir a bañar primero. —Catriel saca todo apurada acomodando la mesa—. Busca mi ropa Catriel.
—Voy contigo asi te ayudo a bañar.
—Va a ir Catriel conmigo, y no nos esperes para la comida.
—¿Ahora todo lo hace ella?.
—¿Cuando tu me ayudaste a bañar?. —saco pan riendo porque dice cosas sin sentido—. Las cosas entre nosotros siguen igual Welim, no hay diferencia. —me giro viendo a Catriel que va al cajón donde están mis cosas sacando ropa.
—Trae un vestido para ti asi aprovechas. —sale de su lugar apurada, dobla la ropa arriba de una tela.
—Listo.
—Vamos entonces. —salimos en donde me sigue de camino al rio—. ¿Llevo el saco?.
—No, estoy bien, gracias. —lo envuelve en su pecho con los dos brazos.
—Esta bien. —en el rio vamos a una parte donde hay una pequeña cascada—. Aca vamos a bañarnos.
—Emmm, Benjamín. —me saco la ropa mirándola—. ¿Podré bañarme en la tienda con agua caliente?.
—No está tan fría el agua, ven. —le tiendo la mano que me la da enseguida—. Prueba de entrar y si sientes mucho frio sales, aunque quiero que me ayudes a bañar.
—Si, yo le ayudo.
Entro solo porque el agua esta muy fría para ella, me gusta el agua fría, me hace pensar con claridad y relaja mi cuerpo después de tanto trabajo, y entiendo que para ella es mas difícil ya que aunque hacia trabajos pesado como para una mujer, la mayoría del día estaba resguardada en las tiendas, y ahora no va a hacer mas trabajos duros nunca mas, yo me voy a encargar de eso el resto de su vida.
—¿Ahi está cómodo?.
—Si. —cierro los ojos cuando comienza a fregar mi cuello y hombros—. Catriel, quiero pedirte disculpas por lo que pasó en la tienda. —sigue fregando mi espalda en silencio—. Sé que te hice sentir mal y que solo querías hacer un aporte en la tienda. —me giro viendo que llora mirando al suelo—. Lo siento mucho Catriel.
—Me sentí muy mal Benjamín, sé que estuvo mal y debí obedecer a Welim cuando me dijo que no le parecía la idea.
—Lamento decir que no debes tocar nada de la tienda, si dejo que lo hagas Welim nos va a hacer la vida una miseria. —acaricio su mentón tembloroso—. Lo lamento Catriel, solo puedes hacer lo que desees en tu lugar privado, en el resto es asunto de Welim.
—Si, de ahora en mas no toco nada mas, fue muy atrevido de mi parte, no lo entendí hasta que me lo dijo.
—Solo lo hago por tu bien, si dejo que hagas lo que desees las cosas se complican, solo eso. —me impulso dándole un beso en la boca, es demasiado tímida cosa que me gusta, aunque cuando se desenvuelve y me abraza y aprieta también me gusta—. Vamos a la tienda, voy a perder la cordura y te voy a tomar aca mismo. —me mira con los ojos aguados de deseo—. No Catriel, puede venir alguien y te ve, no quiero que nadie te vea de esa manera.
—Si, lo ayudo a secar y vestir. —parado sin moverme la veo a la cara, pasa un paño por mi cuerpo concentrada secándome, no puedo evitar sonreír, la primera vez que vivo esta experiencia, que una mujer me cuida y se preocupa por mi—. Listo, quedó bien seco.
—Gracias. —me pongo la ropa y volvemos al pueblo—. ¿Qué dices si vamos a visitar a tus padres?.
—¿De verdad?.
—Si, comemos con ellos, no hemos ido a compartir con ellos.
—Si, me gustaría mucho. —me envuelve por la cintura apoyando la cara en mi pecho—. Gracias Benjamín, me hace feliz que quiera compartir con ellos.
—Es un gusto. —la verdad que lo hago porque le dije a Welim que no cocine y no tenemos para comer, no porque realmente me interese ir a verlos, vamos por un poco de carne y ahí donde sus papás, a penas llegamos va corriendo a darle un abrazo a sus papás.
—Holaaaaa.
—Que lindo que vienes hijas.
—Si, Benjamín dijo de venir a comer con ustedes.
—Oh que alegría.
—Te ayudo mami, así aprendo un poco, quiero cocinarle a mi esposo alguna vez.
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