Capítulo 19

1093 Words
Cuando terminó sus rutinas diarias, Mario estaba listo para recibir a un nuevo invitado, fue directo a la puerta y la abrió. —Buenas tardes —dijo una mujer, viendo todo alrededor de ella con cara de desprecio. Mario no le importó en absoluto, pues era usual que la gente le importara esa clase de cosas. Cuando la mujer vio que Mario no dijo nada, lo miró por el rabillo del ojo, como si la falta de educación de Mario hubiese sido algo ofensivo para ella. —¿Cuál es tu nombre? —Soy Valentina. —¿De dónde eres? —De aquí de Valencia. —¿Por qué estás aquí? —Obvio, por la entrevista. —Pero pareces el tipo de persona, que no le hace falta el dinero. —Si es verdad, pero algo de fama siempre ayuda. —Cuéntame de tus padres. —Mi padre acaba de fallecer. —¿De que murió? —preguntó Mario. —Tenía cáncer… de pulmón. Valentina no parecía sentir dolor ni nada, parecía una mujer vacía por dentro, solo respondía lo que le preguntaban, al parecer su padre no había sido la persona más amorosa para ella. —Cuéntame de tu madre. —No tengo Madre. —Perdona, pero aquí en tu síntesis, pone que tienes una mamá que se llama Yajaira. —Si, pero no es importante, solo opaca mi vida. —¿Que te gusta aparte del dinero y la fama? —Creo que simplemente eso. —Algún amor. —Actualmente tengo una relación abierta con un doctor, pero no siento que me llene sabes. —Si lo entiendo. —¿Cuáles son tus gustos? ¿Tus ambiciones? —Creo que nada, ya lo tengo todo. —Pero por algo estas aquí. —Estoy aquí porque me pidieron que viniera. —No entiendo. —Soy parte de la agencia, la agencia me pidió una entrevista contigo. —Sigo sin entender. —Solo siento que eres una mujer algo vacía emocionalmente, que en algún momento de tu vida te falto amor. —Te equivocas, mi padre me dio todo lo que el dinero puede comprar, y aún después de muerto me dejó una gran fortuna. —Fortuna que si malversas quedaras sin nada en poco tiempo ¿Sabes trabajar? —Yo trabajar, para eso están los esclavos, los cuales ahora se le dice empleados, yo no hago nada de eso, yo solo uso mi tarjeta para comprarme lo que sea. —¿Cuánto es la utilidad de tu empresa anual? —¿A qué te refieres? —¿Quien lleva las cuentas o los balances personales? —La contadora, los abogados, los socios. —Es decir, que puedes estar gastando más dinero, que le dinero que estas percibiendo ahora. —Me enredas mucho ¿Cómo puedes creer que gasto más de lo que gano? ¿Acaso me ves cara de pobre? —No. —¿Eres abogado o contador? —Tampoco. —¿De donde sacas esos presuntos conocimientos de finanzas? —Bueno… —¿Crees que puedes impresionarme? —No, claro… —Porque si lo estas consiguiendo —dijo ella levantándose de la mesa de una forma sensual mostrando sus grandes pechos sobresalientes, por su pronunciado escote. —Señorita creo que me está mal entendiendo. —Ja, ja, ja que iluso. —Para estar con una mujer como yo, debe tener muchos ceros en su cuenta. —¿Quiere decir que usted cobra por favores sexuales? —¡Me está ofendiendo! —dijo la chica colocándose colorada. —Si, pero no es mi intención, solo quiero saber la relación dinero y sexo. —Es porque solo me acuesto con ganadores, no con perdedores. —Para usted ganar, es tener dinero. —Eso es más que obvio en la vida, las personas que dicen que el dinero no compra todo, está mal, míreme, lo tengo todo. No necesito nada, y usted solo es un hombre mediocre que vive en esta asquerosa cueva, sin futuro, sin amor, sin nada. —Todos tenemos diferentes ángulos y perspectivas de como podemos ver la vida —dijo Mario. —Creo que la gente perdedora siempre crea ese tipo de respuestas para poder estar de acuerdo con una sociedad de perdedores, como, por ejemplo: hay que perder, para poder ganar; hay que tocar fondo, para levantarse; las personas que tenemos dinero no tenemos necesidad de tocar fondo, para nosotros eso no existe, tampoco existe esa escalera imaginaria, que vamos subiendo, los ganadores ya nacemos arriba, y nunca queremos estar abajo; a nosotros no se nos va la vida pensar ¿qué se siente ser pobre? Pero supongo que siempre alguna vez en tu vida te has preguntado ¿Qué se siente ser rico? Has soñado con ganarte la lotería y has ´planificado tu vida, y sin saberlo tu corazón se vuelve egoísta, te ganas todos los millones del mundo, y empiezas a pensar, son tantos para esto, son tantos para lo otro, y cuando toca el momento de compartir tu fortuna, piensas a mi mejor amigo le daré tanto, pero recuerdas que quieres un yate, y allí comienza tu confusión al volverte egoísta, y simplemente es pensándolo, nosotros que ya lo tenemos todo y si solo no queremos hacer una donación ya se nos etiqueta, entonces dime tú ¿Es malo haber nacido en cuna de oro? Mario se quedó escuchando todo esto, y parte de lo que ella decía era verdad, otras cosas la estaba llevando fuera de contexto, pero sin embargo se dio cuenta, que a pesar de todo, ella sufría de angustias y de lamentaciones en su vida ¿Por qué ella que lo tenía todo había llegado a esa extraña conclusión? —Valentina ¡te llamas verdad! —Si. —Me gusta tu vida. —Gracias. —Ojalá siempre tengas dinero ¿Por qué que pasaría si el dinero misteriosamente se empezara acabar? Valentina, solo sonrió. —Eso nunca pasará. —¿Podrías apostar toda tu fortuna en que eso no pasaría? Valentina se quedó pensativa por unos segundos, luego se levanto de la silla, tomando su bolso en miniatura que llevaba, el cual solo parecía representativo, pues Mario no creyó capaz que un lápiz labial pudiera entrar en algo tan pequeño. —¡Adiós! — gritó Mario al ver marcharse a Valentina. Luego corrió a su maquina de escribir, tecleando un poco, y colocó Valentina; Mario se quedó allí observando la frase por un momento y guardo la hoja junto con la otra que tenía, le había parecido algo interesante esta chica.
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