6. UNA GRAN SONRISA Y PREOCUPACIÓN

1051 Words
Han pasado unos días desde la reunión familiar, y estoy abrumado de trabajo. No solo por las tareas habituales, sino también por la investigación conjunta que estamos realizando con Alexander. ¿Cómo desapareció la carga? Es un misterio que no puedo ignorar. He seguido exhaustivamente la ruta y decidido investigar, en especial, las paradas realizadas durante el recorrido. Los tiempos de parada han sido los normales: una pausa para comer algo o simplemente usar el baño, lo que me obliga a ser creativo en la búsqueda de opciones. Alexander me aseguró que en las bodegas de entrada y recepción de la mercancía no se efectuaron robos, así que solo nos queda analizar el trayecto. He conseguido los videos de seguridad de la mayoría de las paradas y, hasta ahora, no he visto nada fuera de lo común. Estoy concentrado en los videos cuando suena el teléfono fijo de la oficina. Al levantar el auricular, escucho la voz de Lissa, mi asistente, informándome que una nueva persona se ha integrado a nuestro equipo y la están presentando. —Que pasen de una vez. Entran Lissa, acompañada de la auxiliar de Gestión Humana, y una joven con una gran sonrisa. Su nombre es Chloe, y desde hoy se une al equipo contable encargado de las finanzas internacionales. Chloe... ya sé quién es. Es amiga de Isabella, la esposa de mi primo Alexander. No estoy contento con su ingreso, pero no puedo evitarlo, ya que pasó sin problemas el estudio de seguridad que realizamos antes de cada contratación. —Señor, le presento a la señorita Chloe Sullivan. Ella se incorpora hoy a la empresa como parte del equipo contable y ha sido asignada a la contabilización de importaciones y exportaciones. —Bienvenida a mi equipo, Chloe. Soy Sebastián Pizano y coordino las actividades internacionales. Somos una división aún pequeña en la empresa, pero con mucha responsabilidad. Me enderezo y le hablo con seriedad, para que entienda que, aunque es amiga de Isabella, eso no le otorga privilegios. —Soy una persona exigente. Cuando no sepas algo, es necesario que preguntes y encuentres soluciones. El trabajo de una persona retrasa el de los demás, y no tengo paciencia con la mediocridad. No me gusta que lleguen a mí problemas que pudieron ser evitados o que se generaron dentro de mis instalaciones. Esperé que, tras mis palabras, la sonrisa de la joven desapareciera, pero, al parecer, eso la animó aún más. Chloe es joven y muy agraciada, estoy seguro de que atraerá muchas miradas con su figura de reloj de arena y su largo cabello rubio. —Claro que sí, señor —dice mientras se acerca y me extiende la mano enérgicamente. Por cortesía, la tomo, y ella continúa hablando sin soltarla—. Se dará cuenta de que soy muy dedicada a todo lo que me interesa, y estoy muy agradecida por esta oportunidad. Me encargaré de convertirme en la mejor trabajadora de su equipo. Los ojos de Chloe brillan, toda ella irradia energía, y parece que sus palabras son sinceras. No puedo evitar que una de las comisuras de mis labios se eleve ligeramente, al darme cuenta de que me agrada la energía que desprende. Bajo la mirada hasta nuestras manos, y entonces ella parece percatarse de que no me ha soltado. Sus mejillas se sonrojan ligeramente, y me esfuerzo por mantenerme serio. —Me agradará verlo —respondo. Observo al pequeño grupo salir de mi oficina y atravesar la puerta de vidrio. Unos pocos metros más allá, veo a Chloe voltear hacia mi oficina y regalarme una nueva sonrisa. Ahora sí, sin nadie presente, permito que mi sonrisa se ensanche. Esa chica tiene una energía casi contagiosa. Debo tomar nota: no acercarme mucho a ella. Tengo mis reglas para muchas cosas en la vida, y una de ellas es que no se juega con la nómina, por muy tentadora que parezca. Además, mi oscuridad podría fácilmente eclipsar su luz, y hasta yo sé que eso sería una lástima. Después de esa inesperada y amena pausa, vuelvo a concentrarme en los videos y descubro algo sorprendente: hay dos camiones idénticos, y tras salir de la cafetería, el conductor sube al primero, toma una caja metálica de la cabina y se pasa al segundo camión. —Malditos —murmuro al darme cuenta de lo que han hecho—, pero astutos. Quitaron el GPS del vehículo y, de alguna forma, lo hicieron funcionar en esa caja. Cambiaron el vehículo y solo traspasaron la caja de una cabina a otra. Maldad... amo la sensación que este tipo de situaciones me genera. Cazaré a ese conductor y al que se llevó el otro vehículo, y disfrutaré tanto haciéndolos hablar que casi puedo sentir el olor ferroso de su sangre. Tomo mi celular y marco a Miguel. —Tengo trabajo para ti —digo una vez que conecta la llamada—. Localiza a las dos personas que te voy a indicar, y cuando las tengas, avísame para que Lissa libere mi agenda por un par de días. Tal parece que Lissa recibirá nuevamente una bonificación jugosa este mes. Después del almuerzo continúo revisando los videos y tomando notas de algunos detalles. La tarde fue aun más agitada que la mañana y todo inicia con el sonido de un ajetreo afuera de mi oficina. —No puedes pasar, el señor... —escucho que dice Lissa. —Es urgente, chica —responde una voz femenina, que creo es la de Chloe. —No puede pasar —casi grita Lissa. Efectivamente, es Chloe, quien irrumpe en mi oficina, agitada por lo que parece haber sido una carrera. —Es urgente, señor, Isabella lo necesita y está muy alterada. No hay rastro de la sonrisa que la acompañaba antes; en su lugar, hay una mueca de nerviosismo que no promete nada bueno. Me apresuro a llegar hasta ella y tomo el celular de su mano. —¿Qué sucede? Me cuenta del mensaje perturbador que acaba de recibir y su incapacidad para contactar a Alexander. —Isabella, escúchame —digo con voz seria—. Necesito que te calmes y regreses a casa. No tiene sentido que vengas a la empresa si él no está aquí y no sabemos dónde está. Yo lo buscaré y te avisaré en cuanto sepa algo.
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