Bajo la tenue luz de la lámpara Melissa notó el cambio sutil en la expresión de Michael. Observó cómo su rostro se perlaba de sudor sin ningún motivo aparente. No se atrevía a mirarla a los ojos intentando guardar algún secreto. Hubo un espacio de silencio entre los dos y ya sin poder soportar más su intuición Melissa se atrevió a preguntar: —¿Quién era la mujer rubia de la fiesta de la otra noche? —Michael sintió alivió, pensó que ella estaba tras los pasos de su organización. —¿Cuál chica rubia? No recuerdo a nadie más que a ti opacando con tu belleza y ese atrevido vestido a las demás mujeres de esa fiesta. Melissa sabía lo que había visto, Michael se entregaba a esa mujer con un juego de miradas, los celos nublaron su entendimiento y quiso acercarse para confrontarlo, pero le faltó