Melissa de pronto empezó a reaccionar y al abrir los ojos se encontró con la presencia de un hombre que la observaba con morbosidad. —¡Despierta, eres más hermosa de lo que pareces! Bienvenida a mi cama, perra! —El hombre se abalanzó sobre ella y la agarró del mentón para besarla con fuerza. Melissa se resistió e intento quitarse de encima, pero sus brazos no respondían como debían. Estaba débil, su cuerpo estaba como anestesiado y por mucho esfuerzo que hiciera no conseguía separar a ese hombre de su cuerpo. Las fuerzas le faltaban. —¡Aléjate de mí! —consiguió gesticular. —¿Cómo así? Primero te metes en mi cama y ahora quieres huir. ¡No, señorita, aquí hay que terminar lo que empezamos! Pórtate que al final te pagaré por tu servicio. Eres una cabaretera fácil, no tienes nada que fing