Carlo.
Hasta el momento no sabía quién diablos era la cumpleañera.
Logré visualizar a la chica joven más hermosa que mis ojos jamás habían presenciado antes.
Con mi experiencia logré distinguir que era pura, intentaba ser atrevida pero no sé le daba en lo más mínimo.
Podría ser su torpeza por lo pasada de tragos que estaba, puede que me equivoque.
Pude ver que estaba sudando un poco de tanto bailar, el vestido n***o se ajustaba a sus exquisitas curvas así que fue inevitable no verla y detallarla desde los pies a la cabeza.
Su diminuta cintura la cual no creí posible en una mujer era parte de su cuerpo, sus largas piernas cortaban donde daba inicio otra parte sensual de su cuerpo, sus caderas, las cuales danzaban con la música, se giró y ese delicioso trasero el cual me apetecía morder dió un respingo al tomar su cóctel de la barra.
Podía sentir la dureza que me provocaba en la parte baja de mi cuerpo.
Jamás me había sentido así por una mujer con sólo verla.
Podría jurar que es solo unos años mayor que mi hija y me estaba dando golpes mentales en la cabeza por ser tan pervertido al fijarme en una adolescente.
Mordí mi labio deseando un poco más de ella.
No sé si notó mi mirada lasciva pero se giró hacia mí.
Se apoyó con un brazo en la barra y cruzó su pierna muy sensual elevando su cadera hacia un costado.
Pude ver cómo sus deliciosos pechos se estrujaron, yo solo deseaba malditamente lamer uno de ellos.
Hola guapo, quieres bailar conmigo.?
Levante la ceja y sonreí con un poco de arrogancia.
Y si digo que quiero algo más que bailar, irías conmigo preciosa.?
Mariana sintió un escalofrío en todo su cuerpo al escuchar la voz del hombre el cual resonaba muy varonil, la atraía, pudo ver mejor sus ojos, un exquisito lunar cerca de su labio el cual le provocó ganas de besar.
Ya soy toda una mujer de diecisiete años, por supuesto que puedo ir contigo .!
Logré determinar mejor su vestido donde sus pezones casi se salían pidiéndome a gritos que los tomara entre mis manos para estrujarlos.
La maldita mocosa me estaba volviendo loco.
Estás segura que ya eres toda una mujer.?
Mariana se sintió algo ofendida, tanto se notaba lo inexperta que era.?
Su sentido poco lucido no lo dejaría ganar.
Quieres probar.?
La chica se acercó y me tomó de la mano entrelazando sus dedos provocando una corriente eléctrica en mis genitales.
Sus pies no coordinaban muy bien, así que la tomé de la cintura para darle estabilidad.
Susana y Cinthya estaban igual o más ebrias que Mariana, se sorprendieron al verla actuar así, es una chica tímida y callada, de dónde sacó tanta valentía.?
El licor fue el que le dió lo que necesitaba para ser tan osada.
Carlo la guió hasta su auto, le ayudó a subir como todo un caballero, caminó al lado del conductor y se subió encendiendo el motor y conduciendo directo a su apartamento..
Mientras viajaban tomó su muslo y recorrió toda la longitud de su pierna con la yema de sus dedos provocando escalofríos en la parte íntima de Mariana y haciéndola soltar un gemido sin darse cuenta.
Al llegar estacionó el auto en la cochera subterránea.
Se preguntó, cómo una chica podía arriesgarse tanto con un hombre que apenas vió y el cual no sabía ni su nombre.?
Por un segundo pensó en su hija, rápidamente borró esos pensamientos al enfocarse en la realidad.
Le provocó un poco de celos incluso imaginar a Mariana haciendo lo mismo con otros.
Esa mujer se volvería su nueva obsesión a partir de esta noche.
Al bajar del auto pudo verla un poco asustada pero la mujercita valiente no se negaba a desestimar lo que había dicho antes.
La tomé entre mis brazos sintiendo por fin el aroma de su piel la cual me sedujo como una maldita droga.
La estrelle contra la pared apoderándome inmediatamente de sus labios los cuales mordí y succione con deseo abrumador.
La quería hacer mía ahí mismo.
Levanté un poco su vestido y moje dos de mis dedos con su propia saliva al meterlos a su boca roja y sensual como una puttana.
Metí mi mano entre sus bragas y pasé mis dedos por el centro de su sexo haciendo que su cuerpo se contorcionara de placer .
Lami sus fluidos al sentir como se mojaba en mi mano sin dejar de verla a los ojos, lo cual le provocó éxtasis.
Sin tiempo que perder abrí la puerta y la tomé entre mis brazos hacia la habitación.
Arranqué su puto vestido el cual me estaba volviendo un maldito maníaco por verla desnuda.
Ver sus senos rebotar en el aire al sentirse libres y en su pequeña braga de encaje n***o que se deslizaba en medio de sus nalgas me endureció al límite.
Ahora sí pequeña puttana, enséñame lo que puedes hacer.!
La chica levantó los brazos, no sé de dónde saco una liga, tomando su cabello se hizo una coleta alta la que me hizo perder toda la poca cordura que me quedaba.
Giró sobre sus tacones negros de aguja, eso le dió un aire de sensualidad a toda la habitación.
Mírame, dime si no soy toda una mujer, dispuesta a hacer todo lo que quieras guapo.
Regulé la intensidad de la luz en la habitación para darle ese aire oscuro y s****l que deseaba.
Con todas las mujeres que traía aquí grababa videos y ella no sería la excepción.
Tenía dos cámaras a los costados de la cama las encendí y la última a los pies, la bajé colocándola en una posición donde pudiera enfocarnos a la perfección.
Estaba tan ebria viéndose en el espejo de techo que no notó mis movimientos.
La tomé del brazo girandola, la lancé a la cama con todo y sus malditos zapatos los cuales me dieron más ganas de follarla al ver cómo se veían en ella.
La giré y di una fuerte nalgada a su trasero haciendo que enterrara la cara sobre la almohada dejando una marca de sus labios rojos en las sábanas para no escuchar el grito.
Levanté su culo y con mis dientes bajé sus bragas.
La azote una vez más.
Me puse de pié para quitar toda mi ropa dejándola en esa posición de perrito con su trasero al aire para que la cámara la enfocara bien.
En segundos quede sin nada.
Me subí a la cama y tomé mi m*****o que estaba a punto de reventar, lo guíe a su entrada recorriendo con él toda su deliciosa carne húmeda y tierna la cual me pedía a gritos hundirsela.
La giré una vez más para abrir sus piernas sin quitar los tacones, se quedó viendome, pude notar que su pecho estaba acelerado por la adrenalina.
Sus senos subían y bajaban .
Me dejé ir hacia sus labios, no sé si quería que yo hiciera todo el trabajo o qué, pero sus besos eran bastante torpes, tal vez por el licor que consumió no tenía coordinación.
Llegué hasta sus pezones donde anhelaba estar desde el primer segundo que la vi.
Estaban tan duros y exquisitos, el sabor de su piel me estaba rasgando las entrañas.
Los mordí hasta hacerla gritar sin hacerle daño.
Quería dejar mi huella en ella así que saboree toda su piel succionando cada centímetro hasta dejar marcas, mí marca.
Quería que se relajara para que disfrutara del placer que le daría a continuación.
Tomé mi pene y lo llevé a su entrada, estaba tan húmeda que no pude negarme a darle lo que estabamos esperando desde que llegamos aquí.
Sin previo aviso empujé haciendo que gritara.
Estaba tan asustada que no supe que hacer en el momento.
La maldita mujercita era virgen.
Levanté mi cuerpo sin sacar mi m*****o para no lastimarla, pude ver la mancha de sangre sobre la cama.
Al parecer estaba avergonzada así que se lanzó a darme un beso.
Su aprobación me dejó claro que quería seguir.
Empujé lo que faltaba de mi falo y la noche se convirtió en una escena porno a partir de ahí.