Capítulo 6
Punto de vista Jazmine.
Me dejo caer en el sofá totalmente derrotada.
Dos semanas han pasado y lo único que hemos recolectado han sido diez mil dólares. Mucho para tan poco tiempo, pero muy poco para la gran multa que me he ganado por ir por la vida sin pensar más allá de mis narices.
—Venderé mi virginidad —digo encogiéndome de hombros.
Lukas y Olive sueltan una pequeña carcajada divertida mientras se miran entre ambos, luego Olive rueda los ojos.
—Amiga, ¿cuál virginidad? ¡La regalaste hace años!
Bufo cruzándome de brazos.
—De haber sabido que la iba a necesitar, jamás se la habría regalado al tonto de Nate.
Perdí mi virginidad a los 16 años en una salida del colegio a las afueras del pueblo, eran de las pocas veces que salía de acá. Éramos jóvenes, hormonales y estábamos totalmente extasiados por haber salido de este lugar.
Un poco de alcohol escondido en botellas de agua, música disco y tal vez un poco de hierba, bueno, sí que había hierba, pero en mi defensa, yo solo fui una consumidora pasiva.
El ambiente estaba tan lleno de humo que algo se iba a colar en mi sangre ya débil por el alcohol y que el chico, en ese entonces más guapo del pueblo, se fijara en mi, me hizo sentir que soñaba aquella noche.
Y bueno, no creo que deba decir nada más. Una cosa llegó a la otra… No recuerdo casi nada, pero en definitiva, amanecí al lado de Nate la mañana siguiente, ambos estamos totalmente desnudos y había una pequeña mancha de sangre en la sábana. No tenía que tener un doctorado para sumar dos más dos y entender que había sucedido.
No me había arrepentido hasta hoy de ese día.
Sabía que lo había hecho por el afán del momento y por la presión social de no llegar a la universidad siendo virgen. Eso era inaceptable, pero yo no contaba con que tendría que quedarme en este lugar cuidando de mis hermanos sin poder ir a la universidad y ver a Nate convertirse en un hombre nada atractivo.
Ahora es un camionero, trabaja en la cuidad y viene de vez en cuando al pueblo a traer sus cargas. Verlo me genera escalofríos, parece que la vida le hubiera aumentado veinte años en un momento, ahora su cabello que solía ser rubio y sedoso no se ve más que como un viejo y sucio trapero que se está quedando sin pelos, su barriga de cervecero es algo que destaca bastante y no es más que un hombre desagradable.
—Han pasado años, nunca más volví a tener nada con nadie, tal vez eso se volvió a cerrar y ahora puedo venderla.
Los ojos de Lukas se abrieron con sorpresa, mis mejillas se tiñeron de rojo y Olive me miró con una ceja enarcada.
—Así no funciona, Jaz —me dijo ella haciéndome perder todo la fe —, el himen se rompe y no hay reparo. La v****a es elástica así que puede que te duela cuando lo hagas de nuevo, pero ya será diferente. No hay himen por romper así que no hay virginidad para vender.
—Esto es incómodo para mí, ¿Saben? —dice Lukas removiéndose en su asiento —, además, es una locura que si quiera estés pensando en dar tu cuerpo para pagar una deuda —niega con la cabeza bastante molesto diría yo —, aún falta mucho tiempo, encontraremos la manera.
Me da una pequeña sonrisa que si intentaba darme aliento, no lo ha logrado.
—Chicos, yo los adoro y agradezco muchísimo que me han estado ayudando en todo esto, pero aunque no quiero ser pesimista, creo que no lo voy a conseguir.
Los ojos se me llenan de lágrimas al pensar en que mis hermanos perderán la casa que nos ha dejado nuestra madre, tendremos que conseguir otro lugar más pequeño para los tres, un lugar que no nos pertenece y todo por meterme con quién no debía.
Tal vez tuve que haber huido antes de tiempo, pensar en mí antes que en nada y así nada de esto estaría pasando.
—Iré a hablar con él —digo de repente sorprendiéndome incluso a mi misma.
No sé de dónde han salido esas palabras.
—¡¿Qué?! —exclaman mis amigos al unísono.
—Shhh —pido que bajen la voz con rapidez, sus ojos me siguen mirando con ¿miedo? ¿angustia? ¿sorpresa? No sé —, mis hermanos están dormidos, por favor no los despierten.
—Ya, perdón, pero ¿te escuchaste? ¡Es una locura! ¡Te comerá viva ese hombre!
Me encojo un poco en mi asiento.
—Olive tiene razón, ya casi arruina tu vida por medio de un papel, imagina lo que puede hacerte si te tiene en frente —dice Lukas —, y te recuerdo que pudo haberte dejado peor, pero no lo hizo por alguna razón y…
—No estás ayudando en nada —lo silencia Olive dándole un pellizco en su brazo, Lukas hace una mueca de dolor.
—Lo siento, pero tengo que decirte la verdad —se encoje de hombros mirando con los ojos entrecerrados a Olive —, Maximiliano Novak es despiadado. Estuve consultando un poco de él, tiene muchos proyectos, empresas, autos, jets, yates… ¡Es millonario! Con un chasquido de dedos te despedaza y no quiero perder a una de mis mejores amigas. Ir a verlo sería entrar por voluntad propia a la boca del lobo y eres una tierna ovejita que no está preparada aún para enfrentarse a tipos como él.
—Ya no soy una adolescente.
—No, no lo dije para que te sintieras como una. Yo sé que eres una mujer, lo sé muy bien —sus ojos brillan diciéndome algo más, pero lo ignoro —, tienes 22 años, eres más responsable que cualquier chica de tu edad, mantienes un hogar, a dos pequeños, trabajas mucho y aún así sacas el tiempo para ellos, para nosotros y para el pueblo. Eres como una delicada flor, Jaz, una que por más fuerte que sea y por más que haya pasado por todo lo que tú has tenido que pasar, aún no está preparada para estar frente a Maximiliano.
Trago saliva con fuerza pensando en las palabras de mi amigo. He podido con muchas cosas desde hace años, enfrentarme a un hombre es menos miedoso que enfrentarme a perder a mis hermanos por no tener un hogar estable.
—Lo entiendo, pero no creas que es muy fácil para mí ir a ver al hombre que está acabando con mi vida, pero debo solucionar esto de otra forma. No los puedo perder a ellos, no puedo perder mi hogar —una solitaria lágrima baja por mi mejilla. La limpio con rapidez para que ellos no la vean, aunque es inútil sabiendo que no despegan sus ojos de mi y están justo frente a mi.
—¿Es tu última opción? —pregunta Olive con un suspiro hondo.
Asiento moviendo mi cabeza de arriba abajo sintiéndome derrotada.
—Ojala hubiera más opciones, pero ya no se me ocurre nada más.
Lo he intentado todo. De verdad, con la ayuda de mis amigos y vecinos, pero esto nos supera como comunidad.
—Entonces te acompañaré —dice Lukas decidido pasando las palmas de sus manos por encima de sus muslos, sobre el jean.
—Gracias, pero es algo que debo hacer sola —él niega con la cabeza, sigo hablando antes de que me interrumpa —, te dejaré ir conmigo, pero solo yo hablaré con él.
Suspira rindiéndose, sabe que no tiene más opciones cuando de mi se trata. Me conoce bien para saber lo cabeza dura que puedo llegar a ser.
—Bien, espero no sea una mala idea —dice él.
Muerdo mi labio inferior y ruego en mi interior que realmente no sea nada malo, que pueda conseguir una mejor oferta, tal vez. No lo sé…
Algo se me ocurrirá en el camino.