El encuentro

1824 Words
—Te ves deslumbrante —Gracias— Murmuró mientras el rubor se extendía por sus mejillas. —¿Nos vamos entonces? Mi familia está impaciente por conocerte. Ella asintió. —Que se diviertan—Rose gritó mientras regresaba a su habitación. Brenda dejó escapar un suspiro nervioso y luego salieron de su apartamento. Estaban reunidos en el ático de Eduard. Ella había estado allí sólo unas cuantas veces. La mayoría salían o estaban en su apartamento. Nunca preguntó por qué, como si temiera meterse en problemas si lo hacía. Mientras se dirigían al comedor, sintió que su corazón se aceleraba, estaba más que nerviosa en este punto. —No te pongas nerviosa— trató de calmarla— Ellos te van a amar. Justo en el momento justo, Alicia entró saltando por la entrada y la abrazó con fuerza. Era fuerte para ser una mujer tan pequeña. —¡Brenda! Oh, estoy tan feliz de conocerte finalmente. Eduard me ha contado tanto sobre ti. Ella se apartó del abrazo. —Supongo que eres Alicia. Es un placer conocerte también Ella sonrió ampliamente. —Así que has hablado de nosotros— le dijo con una sonrisa engreída a su hermano. Parecía haber más significado en las palabras del que Brenda entendía. Él quería estrangular a su hermana ahora mismo. —Alicia, no abrumes a nuestra invitada. No a todos les gusta que los sorprendan incluso si solo la estás abrazando Brenda apenas entendió las palabras porque estaba demasiado perdida en la voz que las había pronunciado. Nunca había oído un sonido tan encantador como la voz de este hombre. Fue duro pero amoroso al mismo tiempo. Entonces el dios apareció ante sus ojos. Era increíble, divino y extraordinario. Sus ojos eran de un azul cristalino. Su cabello era más rubio oscuro. Su piel era pálida y sus rasgos maduros. Tenía una apariencia amable pero definitivamente tenía dureza. Se dio cuenta de que esto no era normal. Ella no podía quitarle los ojos de encima. Él era hermoso incluso más que Eduard, y ni siquiera pensó que fuera posible hasta ahora. El hombre vestía pantalones de vestir negros a rayas con botones blancos y las mangas arremangadas hasta los codos. También llevaba delantal. La expresión del rostro de Eduard le dijo que esto era mucho menos común de lo que podía entender. —Por favor, disculpa a mi hermana, Brenda. Tiene buenas intenciones— Dijo el hombre con una sonrisa maravillosa. Entonces Apolo realmente la vio por primera vez. Él no la estaba mirando cuando sonrió, pero entonces la observó y juró que su corazón se detuvo. Ella era hermosa. No, hermosa no era suficiente. Brenda era el nombre perfecto para una mujer tan hermosa. No tenía idea de cómo alguien como su hermano lograba atrapar a alguien como ella. Por otra parte, Eduard era el favorito, por lo que no debería ser una sorpresa. —Oh, no me importó— Brenda dijo con una sonrisa. —Apolo, me sorprende verte con un delantal. Pensé que serías demasiado bueno para hacer algo tan humilde como cocinar para los demás. Esto es muy impropio de ti— Eduard habló para arruinar el momento. La forma en que su novia y su hermano se miraban no pasó desapercibida ni para ninguno de los presentes. —Estoy lleno de sorpresas, hermano. Ahora no comencemos esto aquí. Tenemos una invitada, y una hermosa y especial además—Luego la miró— Es un placer conocerte finalmente, Brenda— Su voz era más suave e incluso más dulce que hace apenas unos segundos. Sus ojos realmente brillaron.—Adelante, siéntate en la mesa. La cena está casi lista, los chicos ya están esperando. Eduard asintió, pero miró a su hermano con recelo. Apolo estaba siendo demasiado amable. La llevó al comedor y le acercó una silla. Ella se sentó y le sonrió. Cuando su hermano entró en la habitación, Eduard se inclinó y besó a Brenda, como para advertirle a Apolo que retrocediera. Este puso los ojos en blanco ante los juegos infantiles de su hermano. —Así que ella es Brenda—Una voz retumbante lo interrumpió. Brenda miró hacia arriba para encontrar a un hombre grande sentado a la mesa. —Sí. Bren, este es mi hermano, Mark. Sé que es difícil de creer, pero es mi hermanito Ella no podía creerlo. —Sí, lo sé. Todos entran en shock cuando les digo que soy el Gray más joven. Siempre piensan que es Alicia Brenda rió suavemente. Cuando Apolo escuchó ese sonido, su corazón se calentó. ¿Qué carajo?¿Desde cuándo algo calienta mi corazón? ¿Desde cuando codicio a la novia de mi hermano? ¡Ella es sólo una mujer, carajo! ¿Porqué me importa? Lo ignoró y siguió con sus asuntos. Entonces Jason entró a la cocina para ayudarlo. Alicia había elegido a un buen hombre. Jason sería un marido maravilloso. —¿Estás bien? Pareces desconcertado Jason fue extremadamente perspicaz. Era como si tuviera ese sexto sentido para las emociones de las personas. —No es nada, Jas. Probablemente solo esté relacionado con el trabajo. Él sabía para qué era ese código. Aunque estaba confundido en cuanto a por qué estaba siendo discreto. Seguramente Brenda sabía sobre el negocio familiar. Por supuesto que se arrepentiría de su decisión durante la cena. Todo iba perfectamente hasta que le preguntó qué pensaba acerca de que Eduard fuera un mafioso. Por alguna razón Brenda sabía que no era una broma. Palideció y pensó que se iba a desmayar. —Ups— Jason se hundió en su asiento. Miró a Apolo— Lo siento mucho. Apolo negó con la cabeza. —Está bien, Jas. Yo tenía la misma impresión —Alicia, ¿no les dijiste?— siseó Eduard. —Oh, ahora tengo la culpa. Esto no habría sucedido si hubieras crecido con un par de bolas y se lo hubieras dicho Brenda puso su cabeza entre sus manos y gimió. —Simplemente dejen de pelear— gimió. —Bren... yo..— Eduard intentó empezar. —Mira, Eduard. No me importa que seas parte de la mafia. Eso no es lo que me molesta. Lo que me molesta es que me hayas ocultado este gran secreto durante tanto tiempo. Quiero decir, si no me has dicho algo así... ¿qué otras cosas no me has contado? —Oh, vamos, Brenda, no es que no guardes tus propios secretos. Quiero decir, no me contaste sobre tu pasado, lo cual es parte de por qué no te has acostado conmigo Eso la enojó y se arrepintió de sus palabras al instante. Se levantó de la silla y se dirigió hacia la puerta. —Me voy. —Al menos déjame llevarte a casa— suplicó Eduard —Joder, no. Caminaré a casa Eduard protestó pero Apolo se levantó de su asiento y fue hacia donde estaba Brenda. —Te llevaré a casa. Hace demasiado frío y está demasiado oscuro para que camines. No podría vivir conmigo mismo sabiendo que dejé que una mujer hermosa caminara a casa a esta hora de la noche cuando hace mucho frío Ella lo miró y vio lo genuinas que eran sus palabras. —Gracias— susurró suavemente. —No tienes que agradecerme. Es un placer para mí Ella quiso tomar su abrigo pero Apolo lo tomó primero. Se lo tendió y la ayudó a ponérselo. Luego agarró su propio abrigo y la llevó afuera a su auto. Él sostuvo la puerta abierta para ella y luego subió al lado del pasajero de su Mercedes. Rápidamente caminó hacia el lado del conductor y encendió el auto. Subió la calefacción para asegurarse de que se mantuviera caliente. —Lamento mucho todo esto— murmuró. Ella lo miró y se sonrojó. —No es tu culpa, Apolo. —Mi hermano tiene buenas intenciones. No estamos de acuerdo, pero sé que te lo estaba ocultando para lastimarte. Y estoy seguro de que lo que te dijo fue simplemente en defensa porque se sentía vulnerable. Eso es muy común para él. —Seguro que estás siendo más amable de lo que Eduard jamás te hizo sonar. —Nunca nos hemos llevado bien. Él era el favorito de papá pensó que se convertiría en Don, pero soy mayor y por eso obtuve el título cuando papá falleció. Por supuesto que tenía que ganármelo y convertirme en capo di tutti capi, fue el mayor honor de mi vida. Estaba seguro de que Eduard lo obtendría porque mi padre lo amaba más. Pero en su lecho de muerte nos dijo que su hijo mayor, yo, me convertiría en el Don de la Mafia de los Gray. Los ojos de Brenda se abrieron, pero no de mala manera. —Entonces es un gran honor. Y supongo que eso explica la tensión entre ustedes dos Apolo asintió. —Por mucho que no nos llevemos bien, quiero que él sea feliz. Ser un Don de la Mafia significa que tengo que ser duro, pero incluso yo tengo corazón. Habla con Eduard. Estoy seguro de que aún puedes salvar tu relación. Él es realmente una buena persona En ese momento no quería salvar su relación con él. Tenía la necesidad de acercarse y besar a Apolo. Quería arrancarle la ropa y montarlo. Quería sentir su polla dentro de ella. Suspiró. Apolo era simplemente... no podía pensar en una palabra para describirlo apropiadamente. Algo había cambiado. No podría volver tan fácilmente con Eduard. Y parecía que el viaje había terminado demasiado pronto. Estacionó frente al complejo de apartamentos de ella y salió del auto. Luego corrió por el frente y le abrió la puerta. Le ofreció la mano y la ayudó a salir. Hacía mucho frío y se apresuraron a entrar al vestíbulo. —Gracias por traerme a casa— Ella murmuró. Él tomó su mano y se la apretó. —Cuando quieras, Brenda. Si alguna vez necesitas algo, un amigo con quien hablar, ayuda de cualquier tipo, siempre estaré aquí No tenía idea de por qué estaba hablando en un tono tan amoroso, pero todo lo que quería hacer era besarla hasta dejarla sin palabras. Entonces su teléfono se cayó de su bolso y él se agachó para levantarlo. En lugar de devolvérselo, le puso su número y se envió un mensaje. —Ahora, si alguna vez necesitas contactarme, estoy a solo una llamada de distancia— Dijo con una sonrisa. Ella se sonrojó y luego se puso de puntillas. —Buenas noches, Apolo— susurró y luego le dio un beso en la mejilla. —Buenas noches, linda Él se llevó la mano a la mejilla mientras ella se alejaba. Sintió un dolor terrible en su corazón debido a la pérdida de su presencia. Esto no podría ser bueno para él. No podía permitirse el lujo de enamorarse de alguien. Era un capo de la mafia. Pero era demasiado tarde. Ella había apretado el gatillo en su corazón.
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