En el camino a casa, decidió que sería mejor llamar a su hermano para informarle que Brenda estaba sana y salva en su apartamento. Todavía podía sentir el calor de su beso en su mejilla.
—Apolo— La voz de Eduard era seca al otro lado de la línea.
—Ella está a salvo en casa. La acompañé al vestíbulo. Hablamos de cosas en el auto, solo dale tiempo. Es bastante para que ella lo asimile de una vez. Pero te juro que si la lastimas, te mataré... No tengo ningún problema en ponerte un arma en la cabeza
Eduard se rió al otro lado de la línea.
—Ese es mi hermano al que estoy acostumbrado
—Lo digo en serio. Si la lastimas, te mataré— Fue casi un gruñido.
Eduard había escuchado a su hermano usar ese tono antes y normalmente era con el enemigo.
—Ella es una buena persona
—¿Por qué te importa, Apolo? ¡Eres el maldito capo, bastardo! ¿Qué pasó con tu famoso corazón de piedra?
—¿Sabes qué? Asumes tantas cosas sobre mí sólo porque no te saliste con la tuya. ¿Alguna vez has considerado que tal vez por una vez alguien además de ti merece algo bueno? Trabajé duro día tras día preparándome para convertirme en Don. ¡Tu no lo hiciste! Simplemente pensaste que te entregarían el papel así sin más. Así que no asumas que tengo un corazón completamente frío. Una mujer es una mujer, e incluso yo tengo la amabilidad de ayudar a alguien que está en apuros. ¡Pero a ti no te importaría eso! Sólo habla con Brenda. Tal vez puedas salvar tu relación
Colgó en ese momento y arrojó su teléfono a la puerta del pasajero. Quería llegar a casa, necesitaba un trago.
Necesitaba una maldita perra que lo distrajera. Sentir algo por una mujer era peligroso cuando eras un Don. Encariñarse con alguien es fatal.
Al entrar a su casa sintió una repentina soledad. Su beso quemó su mejilla, recordándole que había estado solo toda su vida. No tenía esposa ni novia con quien volver a casa. Regresaba a lo mismo todos los días, al vacío. Nunca antes le habían importado las habitaciones silenciosas, pero ahora se burlaban de su frío corazón. Quería algo que calentara su hogar, o más bien, a alguien. Rápidamente sacudió la cabeza ante la sola idea de tener a Brenda en su casa.
¡Ella era de Eduard, por el amor de Dios!
Como si eso realmente te detuviera.
Su voz interior se rió.
Él gimió y golpeó la pared con el puño. Dejando una abolladura y un hematoma en la mano, pero no sintió el dolor que debería sentir. Simplemente maldijo en voz alta y luego subió las escaleras furioso.
XXX
Punto de vista de Brenda
Ella se desplomó en su cama. Estaba agotada, no quería lidiar con nada ni con nadie en este momento. Pero, por supuesto, no iba a salirse con la suya. Rose entró saltando por la puerta de su habitación y luego aterrizó en la cama junto a su mejor amiga.
—Hola, Chica. Llegaste temprano a casa
Ella puso los ojos en blanco.
—Nos peleamos.
Rose se puso de rodillas y abrazó a su mejor amiga.
—¿Qué pasa, nena? ¿Qué hizo ese imbécil?
Ella no pudo evitar reírse.
—Nada. Sólo descubrí algunas cosas que nunca hubiera esperado. Y luego se enojó conmigo por guardar mi secreto y gritó frente a toda su familia que esa era la razón por la que me no me había acostado con él
—¡Qué maldito imbécil! Quiero decir, eso es bajo. Ni siquiera sabe cuál es tu secreto. Si lo supiera, no habría dicho eso, pero no gritas algo así en voz alta. No es asunto de otras personas
—Sí. Estoy bastante enojada con él. Su hermano me trajo a casa
—¿Su hermano menor o mayor?— estaba genuinamente interesada ahora.
—Su hermano mayor.
—El mismo que Eduard considera un imbécil.
—Sí y no es un mal tipo. Quiero decir, se puede decir que es duro por fuera, pero es genuinamente amable. Todos tienen sus cargas y él tiene una gran carga y aunque no estén de acuerdo, Apolo es realmente dulce.
—¡Bren! ¡Te estás sonrojando! Por favor, no me digas que te gusta Apolo.
—¡Joder, no!— escupió a cambio. Aunque estaba mintiendo entre dientes— Mira, Rose. Estoy cansada y quiero irme a dormir. Tengo un gran artículo que escribir mañana y quiero estar cuerda cuando tenga que lidiar con Jessica
—Está bien, pero esta conversación no ha terminado
Ella suspiró y se metió bajo las sábanas, sin importarle que todavía estuviera en su vestido, sólo quería dormir. En el momento en que su cabeza tocó la almohada, quedó inconsciente.
Esa fue la primera noche que soñó con Apolo.
Estaba detrás de un hombre que le resultaba familiar. Se escucharon disparos y gritos, pero no estaba asustada. Estaba mirando al hombre frente a ella con orgullo.
—Apolo— susurró.
Se dio la vuelta y guardó su arma en el bolsillo de su abrigo, tomó su mejilla en su mano. Ella le sonrió porque vio que estaba vestido como un mafioso de los años 20 con tirantes y un sombrero de fieltro.
—¿Qué te pasa, muñeca?— preguntó con una sonrisa.
—Finalmente tengo tu atención, ahora que ese tonto tirador tuyo ha sido detenido.
Su sonrisa sólo creció. La tomó en sus brazos y la besó apasionadamente.
—Siempre tienes mi atención, muñeca— ronroneó.
Le rodeó la cintura con las piernas y la presionó contra la pared del callejón.
—Apolo—jadeó mientras su centro ardía. Ella lo necesitaba terriblemente.
—Dime qué necesitas, muñeca. ¿Qué necesitas que haga?
—Fóllame— gimió.
—Cualquier cosa por ti, voy a cuidar de ti
Le besó el cuello con fervor. Ella le quitó el sombrero de fieltro mientras le pasaba los dedos por el pelo. Se desabrochó los pantalones y justo cuando estaba a punto de levantarle la falda y follarla...
El despertador de sonó.
Ella gimió y golpeó con la mano el botón de repetición. Fue entonces cuando se dio cuenta de su estado de calor y molestia.
—¡Mierda!— maldijo.
Se levantó de la cama y miró el reloj. Ni siquiera tuvo tiempo de solucionar el problema. Entonces su teléfono empezó a sonar y ella lo buscó. Una vez que lo tuvo en sus manos, se lo llevó a la oreja.
—Hola.
—Soy Jessica. Necesito que encuentres al Sr. Gray, el que usaste en tu artículo en la primavera. Me preguntaba si podrías pedirle que sea modelo para una sesión fotográfica que tenemos próximamente para Gucci. Estaba mirando entre la ropa y encontré la prenda perfecta para que él use.
Ella se frotó los ojos. Ni siquiera estaba completamente despierta todavía.
—Claro, lo llamaré más tarde. Conociendo a Eduard, todavía está dormido
—Cierto, olvidé por completo que ustedes dos estaban juntos. Oh, eso lo hace mucho más fácil. No lo molestes. Necesita su sueño reparador
Jessica colgó y ella gimió. Ahora tenía que hablar con su novio con quien realmente no quería hablar en este momento. Ella todavía estaba enojada con él y tenía muchos pensamientos que resolver. Su novio era un jodido mafioso, no es que importara. Apolo era un mafioso y eso no le molestaba en lo más mínimo. ¡Apolo era el puto capo de la mafia! Pero Eduard era su novio y le había ocultado el secreto durante mucho tiempo. Y si Jason no hubiera soltado la sopa, quién sabe cuándo se habría enterado. ¿Habrían salido durante años, se habrían casado, habrían tenido hijos y luego se lo habría contado? ¿Se lo habría dicho alguna vez? ¿Habría hecho que su familia viviera una mentira para no tener que decir la verdad?
No tenía tiempo para pensamientos como estos. ¿Cómo podía estar enojada cuando tenía sus propios secretos? Y, joder, acaba de soñar con el hermano mayor de su novio, que es un capo de la mafia. A ella le gustaba la idea de que fuera el gran jefe.
Con un suspiro empezó a prepararse, estaba muy agradecida de poder darse una ducha. Se deshizo de la sensación de suciedad por no cambiarse de ropa la noche anterior antes de acostarse. Tenía muchas ganas de curar el dolor entre sus muslos pero sabía que no tenía tiempo.
Ella también necesitaba hablar con Eduard y necesitaba llamar a Apolo y agradecerle nuevamente por llevarla a casa, realmente lo apreció. Pero estaba un poco nerviosa por llamarlo. Eso fue anoche. Podría estar de un humor totalmente diferente hoy. Podría estar en su modo mafioso y no querer una mierda con ella.