Pov Owen
No logro entender como es que ella está aquí y menos el porqué me está besando como si fuéramos algo, es que quedamos muy claros, terminamos ese día antes que se fuera, el que termino con ella, fui yo. Le dije que no era de mi agrado el tener una relación a distancia éramos muy jóvenes aún, que siguiera con su vida, fui muy claro y esto me molesta. Y se me nota, lo sé. Por su cara asustada.
Que pasa osito— me dice Verónica y no me gusta— por qué estás molesto, no te da gusto ver que estoy aquí al fin.
Osito ese apelativo me molesta salir de ella, se me había olvidado que me llamaba así y me molesta, porque no sé, pero me molesta y más sus acciones, ¿qué le pasa?
¿Por qué estás aquí?— Le pregunto molesto-De hecho no, eso no me interesa, ¿por qué me besaste? ¿Qué te pasa Verónica?
Bueno, yo pensé que te gustaría —ella se pone nerviosa— espere muchos años para verte y al fin lo logre.
Pues te equivocaste, no me gusta— le acaro— tú y yo terminamos hace años, no puedes solo aparecer y hacer estas cosas, sabes muy bien como me molesta esos atrevimientos de cualquiera, muy claro lo sabías.
Mis palabras le duelen, lo veo, pero solo reflexiono en el desastre que hubiera pasado si Natasha la hubiera visto, y obvio no se lo ocultaré, no pienso mentirle, menos en algo tan delicado.
Como se te ocurre hacerle esto a Natasha Owen— me reclama Tami— eres un imbécil.
¿Cómo pudiste Owen?— me reclama Carlos— ¿eso no se hace?
Natasha, ¿dónde está ella? —me desespero no la veo y si ellos vieron, lo que yo creo que vieron por sus reclamos, ella también— Donde está Natasha, díganme.
Digo desesperado, mierda, esto no debió pasar.
¿Quién es Natasha?— pregunta Verónica— ¿de quién hablan?
Mi novia —digo volteándome muy molesto con ella— la mujer que amo y a la que acabas de faltarle el respeto al hacer lo que hiciste —vuelvo mi vista a los chicos que me ven con cara de asombro, si supusieron mal— donde está ella.
Se fue donde vio esa escena, salió corriendo para la entrada— me contesta Izaac, creo que es el único que me comprende— debe haberse ido, hermano se veía mal, parecía otra cosa.
Agarro mi cabello y lo jalo con frustración y salgo corriendo hacia mi auto, me voy de aquí y no me importa nada, de camino llamo a Vladímir, hoy tenía que ir a trabajar, pero no creo que pueda ir, el teléfono timbra tres veces y me contesta.
Dime que pasa— Vladímir, me contesta— no estabas en clases.
Paso algo—Digo bastante preocupado y bastante rápido.— no voy a llegar a trabajar hoy, lo lamento.
¿Qué sucede?— me pregunta ya asustado mi suegro— ¿Es grave?, ¿ocupas que vaya?
No es algo de nosotros dos, tengo que arreglarlo yo, pero no quiero dejar que las cosas sigan y no puedo ir a trabajar por lo mismo— le comento tratando de tranquilizarlo— después te cuento voy manejando.
Entiendo— me contesta—hablamos luego, no te preocupes.
Cuelgo y manejo lo más rápido que puedo, ocupo llegar a la casa lo más pronto posible, le marco a ella y no contesta, Carlos me envía la ubicación de ella, él pensó en todo. Si efectivamente está en la casa, tengo que arreglar esto, no puedo perderla, no a ella. Me duele el pecho, y siento que me empiezo a hiperventilar, no, ahorita no, trato de tranquilizarme a como puedo. Si tengo un ataque de ansiedad en este momento puedo provocar un accidente y no quiero eso, debo acarar esto, no puedo dejar que ella crea, que la engañe, yo no lo haría, ella es la única que existe para mí.
Al llegar a la casa, me trato de relajar y busco en la guantera una bolsa de papel, para casos como estos y empiezo a respirar por medio de ella, necesito tranquilizarme, esto no es bueno. Cuando va pasando, me siento algo agotado, pero no puedo quedarme tranquilo cuando mi peor miedo se está haciendo realidad, la puedo perder, me levanto y voy hacia nuestra habitación. En cuanto llegue escuche muchos ruidos, como de cosas romperse, y me imagino que está molesta, y dolida. Cuando llego al pasillo de nuestro cuarto lo compruebo, toda mi ropa está tirada por todos lados, la tiro afuera, ella tiene un temperamento fuerte, toco la puerta fuerte, ocupo que me habrá, que me escuche.
Natasha ábreme— le digo desesperado— no es lo que estás pensando.
No me responde y ya no se escuchan más ruidos, ya dejo de destrozar todo.
Hermosa por favor, escúchame, debemos hablar —nada no me responde— amor por favor te lo suplico.
Ella no me contesta y yo empiezo a desesperarme, tengo llave del cuarto puedo abrir, pero si ella no quiere yo no la voy a obligar, por un buen rato le toco la puerta hasta que mis nudillos duelen, y le hablo. Pero ella no me contesta y yo caigo en cuenta que si la perdí y yo no hice nada no es mi culpa ¿o sí? Lágrimas corren por mis mejillas y me dejo caer recostado a la pared del frente de la puerta hasta quedar sentado en el piso y lloro desesperado, no sé qué hacer, esperaré el tiempo que ella quiera aquí, esperaré por ella.
Después de mucho tiempo llega Sasha y yo no tengo idea de cuanto tiempo ha pasado, ella se asombra.
Owen ¿que paso aquí?— me pregunta— ¿qué es esto?
Natasha, ella no quiere verme ni hablar conmigo —las lágrimas siguen saliendo— yo no hice nada, lo juro.
Déjame ver si me abre a mí —Sasha toca la puerta— Natasha cariño ábreme —nada ella no responde y Sasha me ve preocupada— paso algo grave —yo asiento— ven, vamos a hablar a tu antiguo cuarto y llevo todo esto.
Me levanto sin ganas y camino hacia esa puerta, me siento vacío, mal, me siento sin fuerzas, ni ánimos, Sasha viene detrás de mí con mi ropa, la pone en el sofá o bueno un poco de todo lo que ella tiró como basura y es que así me siento como basura ¿por qué no evite que me besara? ¿Por qué no reaccione y la aparte rápido? ¿Por qué me quede congelado cuando paso?, me tiro en la cama a seguir llorando, me siento mal muy mal. Ella no me perdonará, lo siento, ella no me va a dejar pasar esto y como podría yo comprobar que no tuve nada que ver en eso, que yo no la quería besar, ¿Cómo?, siento a Sasha sentarse a mi lado y sobarme la espalda.