—¿Cuándo piensas dejarlos en paz? —Nunca. Lo que me hicieron se llama traición. —¿Traición? ¿Ellos? Isabel estás tan desconectada de la realidad. —Carlos, no te metas. —¿O qué? Me vas a hacer lo que hiciste hace muchos años. La mujer que tenía unos ojos claros y afilados lo miró con desprecio, pero al hombre pareció no moversele ni un dedo. Realmente él no le temía a Isabel. —Isabel —Carlos se puso de pie y encendió el cigarrillo—. No olvides que por querer controlar todo el pasado arruinaste el futuro de tus hijos. El hombre se fue y la dejó en esa habitación de hotel, solitaria y fría. Isabel tenía muchas en que pensar y muchas decisiones que tomar, sobre la mesa pequeña de su habitación habían 3 fotografías, en ellas se mostraba claramente su rostro, eso era un gran problema y