Hacía frío, mucho frío, sin embargo la temperatura afuera era de al menos 30° centígrados y Fernanda sentía que su cuerpo era un cubo de hielo, era de noche, no entendía como el clima podía cambiar tanto y pasar de una noche lluviosa y tormentosa a una de calor. Aunque ella estaba muriendo de frío.
Y no era frío, era fiebre.
La conmoción de la situación no la dejó pensar claramente, porque en su cabeza solo pasaba la idea de remediar semejante acto tan desleal con Santiago, no era mentira que había sentido una terrible incomodidad cuando Juan Daniel la tomó de la mano para guiarla a través del parque de diversiones, sin embargo un poco del pasado y esa soñadora muchacha que un día fue, pero cuando el aliento de Juan Daniel estuvo tan cerca suyo, lo sintió pesado, amargo, ya no era dulc
