—Compañera o no, la princesa Alphine no te envió aquí para que te salieras con la tuya con la señorita Emelle.— Okot se endereza. —Sí, Lady.— Me levanto y trato de cruzar los brazos, pero termino solo dejando caer mi brazo izquierdo torpemente contra mi estómago. Ugh. Tener un solo brazo es una maldición. —Oye, no le grites. Tal vez fui yo quien se estaba saliendo con la suya con él.— Duru resopla ante mi patética muestra de protección hacia un tipo que acabo de conocer. Luego pasa a limpiar el alféizar de la ventana usando la esquina de su delantal. —Independientemente de quién sea la parte irresponsable, no tenemos tiempo para esas travesuras. La princesa me acaba de enviar con noticias.— —¿Qué noticias?— —La cacería. Comienza hoy.— Mi corazón se queda atrapado en mi garganta. —¿