Sí. Quiero morir. Me duele todo. Incluso peor que cuando caí en esta isla, y eso es mucho decir. ¿Pero Ronak me da un respiro? Oh, no, me hace volar y correr de nuevo al día siguiente, y al siguiente, y al siguiente. Todos los días, durante horas y horas, todo lo que hago es entrenar. Tengo moratones sobre moratones y me duelen tanto los músculos que ya ni me acuerdo de lo que sentía cuando no me dolían. Tengo suerte de que al menos Evert pueda curarme los cortes y rasguños. Yo me hago muchos. Por la noche, suelo desplomarme en la alfombra frente al fuego, y no me despierto hasta que Ronak me ladra órdenes al amanecer para que mueva el culo. Sí, le odio bastante. Una semana después de empezar a entrenar, me despierto y hago los dolorosos movimientos de estirar los músculos antes de