—Sí, pero el juego está amañado. No es justo. El príncipe los debilita a propósito al traerlos una semana antes, haciéndolos vivir con migajas y condiciones terribles antes de arrojarlos a su trampa mortal—. —Aun así. No mostraron debilidad hoy—. Sí, esperemos que siga siendo así. Me sacudo la gravedad de la situación, porque no va a ayudar a mis chicos, y no quiero que Okot se sienta abrumado por estar emparejado con alguien pesimista. En la parte inferior de las escaleras, Okot sigue sujetándome y me relajo contra su espalda. Muchos fae nos miran extraño, pero me importa un bledo. Solo están celosos de que no tienen a un chico toro para caminar por ellos. —¿Puedes llevarme a todas partes? Esto es mucho mejor—. Siento más que escucho la risa rumoreada de Okot contra mi pecho. —Ser