OLIVIA SLOAN. ¿Qué carajos estoy haciendo? Pasé de empleada en su empresa a ser su guardaespaldas personal ahora que tengo que llevarlo a su casa. Sí, admito que fue bastante gracioso verlo gritarme que teníamos que hablar mientras se tambaleaba cual borracho pero ahora que lo tengo dormido en el asiento del copiloto de su coche, me siento como una completa idiota por no haberle preguntado su dirección antes. ¿Es que adónde carajos lo llevo ahora? No tengo la más mínima idea de dónde vive y por lo que revisé en los bolsillos de su traje tampoco es como si tuviera la dirección grabada en cada prenda que lleva puesta. —Despierta por favor—murmuro moviéndolo para que al menos abra un ojo pero ni siquiera eso consigo. Está completamente dormido, si hasta comenzó a roncar por lo bajo. No