-Con gusto- preparé mis puños
-No estamos aquí para retar a la jefa- uno de los hombres hizo una mueca a las chicas quienes parecían listas para atacarme- Señor, si usted la escogió a ella entonces no tenemos nada que reprochar. Usted es el jefe de todos aquí y si dice que la señorita Xariann es la mejor, entonces le creemos- mi padre asintió cruzando sus brazos sobre el pecho. Me dio una mirada y sin que nadie lo notara guiñó el ojo. Parecía saber que ninguno me enfrentaría. Él siempre lo decía: Hay que tener gente de confianza cerca, Xari. Gente en la que podrías confiar tu vida. Pues bien, aquellas miembros femeninas no parecían muy dispuestas a protegerme en el campo de batalla, ¿Pero quién era yo para juzgarlas?
-Muy bien, continuemos- decidí tomar el cargo de liderazgo sin quejas ni reproches- Para atrapar a Vito Rossi debemos ser astutos, infiltrarnos- barrí la vista por todos improvisando un plan perfecto porque como siempre mi papá no me dijo nada hasta el último momento- Sería bueno entrar, las mujeres podríamos hacernos pasar por damas de compañía.
-¿Qué?- se quejó de inmediato una de ellas. La misma que le reprochó a mi padre- Ni loca me dejaría tocar de esa gente, ellos mataron a mi hermano a sangre fría, ¿Cómo podría dormir con sus asesinos?
-Yo tampoco quiero dormir con ellos- dije con voz mordaz- Y los problemas personales deben quedar enterrados bajo lápidas como cuerpos- ella me miró con enojo pero guardó silencio- Siendo damas de compañía, podríamos acercarnos sin levantar sospechas. Lograr que confíen en alguna de nosotras y así cuando una esté dentro las demás podrían retirarse para no levantar sospechas.
-Dudo que ellos utilicen cualquier servicio para eso- dijo uno de los hombres, de los que se mantenían callados. Y tenía razón, era cierto que debía ser una compañía exclusiva.
-Pues entonces hay que hacer trabajo de campo- aseguré- Buscar el nombre de la empresa proveedora de Scorts y entrar en ella- todos asintieron aún con malos gestos en la cara. Tenían que hacerlo, fuese bueno o no el plan, yo era su líder directa- Cuando la investigación esté cubierta podremos atender los puntos débiles que tenemos, mientras tanto…- miré mi reloj de pulso- Nos vemos en 12 horas.
Rompieron filas y mi padre se quedó a solas conmigo y el tío André. Ninguno de los dos participó luego de mí y sabía que ambos me estaban evaluando en silencio. Zorros viejos y pretenciosos.
-¿Qué se traen ustedes dos, quisiera saber?- los miré arqueando la ceja.
-Y yo quisiera saber qué se traen ustedes tres- giré y por la puerta de la que habían salido los miembros del grupo entraba nada más y nada menos que Moana Roberts, mi madre.
-Mamá…-murmuré y me miró mal. Al parecer seguía enojada conmigo así que guardé silencio.
-¿Y bien, gran Müller?¿Ruso?- preguntó a los dos mayores quienes se miraban entre sí como cómplices de una gran e infantil travesura.
Mi padre suspiró sentándose.
-Xariann participará en una misión- dijo con simpleza y ni siquiera lo miré porque conocía la astucia de mamá.
-¿Una misión?- arqueó la ceja aún más- ¿Qué misión? Xavier, a mi no me jodas y habla claro- se quejó y quise reírme- No comiences con tus malditos misterios sino quieres dormir hoy en tu cómodo sofá- señaló al sofá de la oficina y mi tío André tosió disimulando la risa que ya no podía contener-¡Y tú no te rías!- lo reprendió ella.
-Moana, ya basta- pidió papá con un tono suave y cansado- Ella es grande y te guste o no es quien liderará detrás de mí. Lo hemos hablado una y mil veces ya.
-Y una y mil veces te he dicho que ella no está lista para esto- replicó mi madre y alcé los brazos.
-¿Acaso no se nota que estoy aquí?- hablaban como si olvidaran mi presencia.
-Moana, ella es la mejor, la hemos entrenado bien y la hemos criado con los principios y valores correctos- aseguró mi padre con entereza- Sé que no te gusta, y lo siento, cariño, lo lamento mucho de verdad, pero si hemos ocupado tanto tiempo, esfuerzo y dinero en su crianza es porque tenemos la confianza que ella sabrá sacarle provecho a todo lo que aprendió- Me dio una mirada- Ella no se dejará matar, no se dejará atrapar y cumplirá con su misión para volver a casa.
-¿Acaso olvidas que tú, siendo el maldito alemán más sanguinario luego de Hitler- se burló de él- Estuviste a punto de morir por esas malditas misiones de mierda debido a tu maldita mafia? ¡Odio cada puto instante en el que dedicas tu vida a esto!
-¡A esto le debemos nuestras vidas, Moana!- mi padre se puso de pie y mi tío y yo compartimos una mirada: Ambos sobrábamos ahí pero tampoco podíamos movernos- ¡Somos unos Müllers y estás son las reglas!¡Cumplir con el deber familiar y no más!¡Es todo lo que hay que hacer!¡El resto es personal, Moana, pero no me jodas las pelotas con tus dramas, sé bien que casi muero y sé bien que mi hija arriesga su vida pero todos sabemos que es lo que es y no hay más nada que se pueda hacer!
Mamá no dijo nada, lo miró furiosa y sus ojos brillaban. Sus manos estaban cerradas en puño y su cabello caoba se meció detrás de sí cuando salía con paso veloz por la misma puerta que atravesó hacía unos minutos.
-Deberías ir con ella- dije afectada por la discusión de ambos. Mi padre en lugar de sentarse fue hacia el bar y se sirvió un vaso de Brandy que tomó a pecho sin mirarnos.
-Xavier, ¿Estás bien?- preguntó mi tío a su viejo amigo y socio.
-No...No lo estoy- suspiró y se giró hacia nosotros- Pero lo estaré. Siempre y cuando acabemos con esos italianos y mi mujer vuelva a tener su familia perfecta en casa a tiempo para la cena.
-Entonces no hay que perder tiempo- su atención se puso en mí. Unos ojos iguales a los míos, pero más sabios, más oscurecidos por el paso del tiempo- Yo haré que eso se cumpla, papá. Te lo prometo.