1 VIDA FELIZ

1798 Words
Eran las siete de la mañana cuando entré de nuevo a la casa agotada por el entrenamiento de una hora que había mantenido todos los días desde hace casi un año y medio. -Toma un poco de jugo, cielo- mamá era hermosa y amaba ver su sonrisa, ella me tendió un frío vaso de naranja recién exprimida y se sintió como gloria bajando por mi garganta- ¿Qué tal estuvo? -Agotador- dije entre tragos y se rió- ¿Y papá? -Alistando a los gemelos- se rió mientras escuchabamos a papá insultar en alemán. -¡Sólo debes darle la vuelta a esos pantalones y estaremos listos, Daniels- me reí. Ese chico era su mismo retrato. -¡Ya voy papá, no me apures!- Cinco años de edad y hacía con él lo que quería. A nosotras se acercó Monet con el cabello enmarañado pero vestida y calzada, al menos. -Nena, trae el peine para arreglarte rápido- pidió mamá con diversión en los ojos. -No me veo haciendo eso todas las mañanas- me sonrió. -No, tú serías de esas madres que les da dinero para el almuerzo y les envía un texto con los buenos días- se burló. -No es un mal plan- admití riendo. Papá llegó y besé su mejilla- ¿Qué pasa, alemán? -Es dificil ser Amo de casa- se quejó y oí a mamá bufar mientras caminaba a la sala para peinar rapidamente a mi hermana. Papá me guiñó el ojo- ¿Qué harás ahora? -Ducharme- me encogí de hombros porque realmente no tenía otro plan- ¿Necesitas que haga algo? -De hecho, sí- suspiró y bajó la voz- No quiero que tu mamá sepa que te involucré en esto, Xari. -Confía en mí, primero te delatarías tú mismo que yo a ti- se rió porque ambos sabíamos que mamá era la única capaz de sacarle hasta la más mínima verdad. Ella no andaba con rodeos y había aprendido de tortura lo mismo que había aprendido yo de idiomas, y eso era bastante. -Ve a la Sede. Tu tío te dirá que hacer- asentí haciendome la tonta y volviendo a la nevera mientras él salía a la sala- ¿Estás listo, Terminator?- así le decía a Dan, y en serio que eran iguales. -¡Ya voy, ya voy! Me encerré en mi habitación y no pasé mucho tiempo bajo la ducha luego de lavar mi largo cabello. Mamá lloraba cada vez que me lo cortaba y cuando me vi frente al espejo resoplé. Vaya desorden cobrizo. Tras peinarme y ejercitar mis brazos con eso, abrí el armario y poniendome ropa interior cómoda de color gris tomé además un ajustado leggins n***o y un sueter de cuello de tortuga del mismo color. Mis botas además y salí de la habitación lista para arrancar a la sede. -¿A dónde vas? Creí que nos quedaríamos juntas mientras tu padre lleva a los niños- mamá puso un puchero viendome tomar los guantes y el abrigo. El clima era helado, estabamos en una pequeñísima ciudad en Rusia donde el clima usual era de 10 grados pero ahora en invieno, acariciabamos la línea del 0. -No tardo, es que Meredith me pidió ir a verla- involucré a mi vieja amiga y esperé que mamá me lo creyera. Sí claro, si ella era la más Muller de toda la casa. -¿Por qué me mientes, Xariann?- entrecerró los ojos y sin darme tiempo para responder, ella habló- ¿Vas a la Sede, no?¿Qué harás allá? Es un lugar peligroso, hija. Suspiré buscando las llaves de la cuatrimotor. -Tranquila, ¿Bien? Será algo rápido, prometo que volveré rápido. -No, Xariann- la miré, su tono fue amargo- No me prometas nada, sabes que lo detesto. Suspiré y la miré con pena. -Lo lamento, mamá, no quise hacerte sentir mal- vi el dolor en su cara. En serio odiaba las promesas, era la regla número uno en la casa y yo la había roto como si nada- Volveré rápido- dije con seguridad y ella me miró enojada asintiendo cortamente. -Ten cuidado- me dio la espalda y la vi abrazarse a sí misma, me dio mucho enojo haberla hecho sufrir por mi tonta lengua larga, pero ni siquiera ella misma sabía que seríamos tan parecidas, aún cuando resaltaba mis rasgos paternos era ella quien realmente era mi pilar ante todo. Papá me mantenía cuerda, firme, estatil pero ella era quien le daba calor a mi alma. La nieve chocaba contra mi cara mientras avanzaba. “La sede” era como le llamabamos a la vieja fábrica en la que actualmente la mafia alemana funcionaba. Éramos la cabeza de esta y si mi papá dijo que me necesitaba, entonces algo importante se venía encima.  Con eso en mi cabeza bajé caminando por la puerta principal y siendo guiada por un señor mayor uniformado como vigilante-la fachada de la fábrica- hasta la primera puerta con código. Me dejó sola e ingresé la fecha de matrimonio de mis padres abriendo de inmediato. -¿Cómo está mi preciosa sobrina patea-culos?- sonreí al ver a André. -Hola tío- lo abracé- ¿Cómo está la tía Levitta?- pregunté con cariño recordando a la dulce y hermosa mujer. -En casa, peleando cómo siempre- me reí. Sí, tenía un cáracter jodido también. -¿Y Romi?- recordé que al albino no lo veía desde la Navidad pasada, cuando “accidentalmente” clavé mi puño en su rostro por intentar besarme. -Vendrá pronto- sonrió misterioso. Así era él- ¿Tu padre? -Debe venir en camino, fue a dejar a los gemelos- él asintió entendiendo de inmediato- ¿Podrías adelantarme algo de lo que sucede?- pedí y me miró con un “Lo siento” muy claro en los ojos. -Espera que llegue tu padre, Xari. -Está bien- resoplé mirando a los demás miembros del equipo. Personal de aseo, limpieza y orden. También hackers que mantenían las antenas puestas tantos en nuestros clientes actuales como los potenciales enemigos que, para ser honesta, eran casi nulos- ¿Cómo va la descarga a Tokio?- pregunté recordando el último gran negocio de la sociedad. -Es sobre eso esta reunión, cariño, deja de interrogar a tu tío que se infla como pez globo- Giré la cabeza, papá estaba llegando. Entramos a su oficina y la carencia de muebles con un aspecto minimalista se parecía tanto a él que apostaría a que se encargó de la decoración entera. Mamá nunca lo dejaría arreglar así la casa y todos lo sabíamos.  -¿Y bien?- pregunté ansiosa y suspiró cansado de mi actitud infantil. Decidí esperar más que nada porque no quería que me excluyera como acostumbraba hacer por mi torpe lengua larga.  Cuatro sujetos entraron a la habitación y ni siquiera me detuve a mirarlos, a ellos le siguieron dos mujeres y tampoco les presté atención. En silencio, la sala se llenó y todos se quedaron de pie mientras que el tío André, mi padre y yo estábamos sentados. -Ahora sí- suspiró el gran alemán- Gente, la descarga a Tokio se está viendo en problemas- mordió su mejilla- Al parecer, los italianos han vuelto y reclaman su antigua ruta. Se ha buscado la manera con los socios que tenemos en Asia pero se ha vuelto inútil todo el proceso y los gastos que hemos hecho, mientras esos imbéciles no se retiren y nos dejen en paz, no podremos avanzar sin el riesgo de perder vidas y material. Fruncí el ceño.  -Según entiendo- dijo mi tío- Son seiscientos cincuenta fusiles AK-47, alemán, ¿Por qué entonces, sabiendo que era tanto cargamento, no incluímos más gente para custodiarlo? -Porque habría sido más complicado de lo que ya es- hizo una mueca- Es un error que de una u otra manera terminaría costandonos. Ahora el asunto clave es acabar con la reciente generación de italianos que planea retomar lo que yo acabé hace diecinueve años. -¿Quién es el nuevo líder?- uno de los hombres que entró pregunto. Lo miré, era de r**a negra y sus ojos eran muy azules. Vestía de n***o como todos los demás incluyendome. -Vito Rossi- mi padre sonó sus dedos de manera inconsciente como siempre hacía- Tiene 27 años, era un microtraficante que creció en las calles, como muchos otros italianos pobres, sólo que este italiano fue apoyado bajo las alas de gente poderosa que lo llenó de lo más importante. -Armas, dinero y contactos- completé y él asintió. Sentí ojos puestos sobre mi nuca y no me importó, tenía la seguridad de que nadie me atacaría dentro de la Sede y con todo lo que había aprendido y entrenaba invitaría a cualquiera a retarme- ¿Qué piensas hacer? -Acabarlo- dijo con simpleza- Y para eso recluté a los más importantes miembros- miró a todos los presentes- No podría hacer esto con otro equipo, yo soy el cerebro pero lastimosamente mi edad me ha quitado agilidad y precisión física y eso no es un misterio- cerró sus manos en puños- Necesito manos de acero que no fallen en la misión y ustedes son lo mejor de lo mejor que tenemos en el equipo- él se puso de pie. -Sabemos que en algunos años esto volverá a ocurrir- dijo mi tío André- Una futura generación nacerá en busca del dinero y poder que la mafia hereda y sí, también espero estar aquí para vencerlos- se rió- Pero no podemos ser tontos y confiados: Es una plaga a la que hay que eliminar por completo para durar el mayor tiempo posible sin que nos moleste. Todos asintieron, incluyéndome. Mi padre se puso en medio de la sala con los brazos cruzados e hizo un gesto con la barbilla en mi dirección. -Xariann es la más preparada y es por eso que ella liderará este batallón- Eso realmente me sorprendió. Nunca pensé que me concedería ese honor. ¿Era real o era sólo un juego de mi padre para engañarme? Lo amaba pero no confiaba en nadie. No podía hacerlo y él mismo me lo enseñó. -Pero señor- de inmediato una de las mujeres refutó. Era blanca como el papel con el cabello muy oscuro y los ojos muy claros, un extraño contraste que me miraba con enojo- Sé que es su hija pero es muy joven, señor. -No la estoy escogiendo porque sea mi hija- dijo mi padre con enojo y la mujer bajó el rostro- Lo hago porque estoy seguro de mi decisión- alzó los brazos- Sin embargo, si alguno de ustedes lo duda…- me hizo una seña con los dedos hacia arriba y me puse de pie- Invito a cualquiera de ustedes a atacarla- sonrió y me miró antes de barrer la vista por los demás ojos curiosos- Adelante. Atáquenla y prueben que lo que digo es del todo cierto.
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