Elizabeth se encontraba en él cuarto para estudiantes, algo en ella sentía qué no estaba bien, la carrera de ingeniería química, le llevaba todo él tiempo para estudiar, dos o tres veces por semana se juntaba con otras compañeras, se ayudaban mucho entre ellas, apareció Inés, la ídola de todos, buena compañera y alegre.
—Atención chicas, las he venido a interrumpir, disculpen; Mañana habrá un baile, antes de eso una cena,¿Quien de todas ustedes irá? Tengo qué anotar.
Elizabeth fué la primera en levantar la mano, diciendo qué no.
—Por favor, amiga es hora de divertirnos un poco.
Ines le insistió una y otra vez a Elizabeth, hasta qué no le quedó otra en decir qué si, todas iban a ir menos ella.
Llegó él día sábado, era un bonito día de primavera, Elizabeth estrenó un bello vestido, qué lo mantenía guardado hace tiempo, él lugar quedaba cerca de la facultad.
Elizabeth cuándo iba caminando hacia aquél lugar se devolvió, no quería ir dijo:
—Amiga, disculpa tengo mucho qué estudiar, no tengo ganas de ir, además mi padre está muy enfermo.
Elizabeth comenzó a llorar, estaba así por su padre, sabía qué él no estaba bien.
Ines la consoló por un momento, se sentaron en uno de los banquitos qué habían puesto, en una de las plazas, luego Elizabeth dejó de llorar, Inés estubo con ella, por un largo rato.
—Está bien vamos, me quedaré solo por un ratito, ¡Entendido amiga!
Elizabeth siguió caminando, hasta llegar dónde se encontraba él lugar.
A la entrada, aún habían estudiantes esperando para entrar, la cena sería justo a las 22 horas de la noche, se escuchaba buena música, a los estudiantes los tentaba la música a moverse y a bailar mientras, se hacía larga la espera.
Es hora de entrar al lugar, a la entrada se encuentra, un camping con una piscina, seguro para usarla durante él día, desde afuera se puede apreciar un amplio salón, los mozos atendiendo cada mesa, a medida qué van entrando, los invitan a sentarse, afuera hay varias mesas preparadas, con exquisitos postres.
Elizabeth comienza a mirar los finos detalles de aquel lugar, justo enfrente de ella, se encuentra sentado Germán, aquel joven qué fué quien le pasó los anteojos.
Elizabeth no dijo ni una sola palabra, solo espero qué los mozos sirvieran la cena, había música, los estudiantes entre todos habían juntado dinero, para aquel evento.
German, se encontraba con dos de sus colegas, él la vió sentada justo frente de él, cuándo él estaba en su despacho, tocaron a su puerta y le ofrecieron aquellas entradas, él recordó cuándo levantó sus gafas, después qué termino la cena, salieron afuera a disfrutar de las mesas, qué habían puesto exquisitos postres, justo Elizabeth estaba eligiendo un postre, apareció Germán.
—Lo siento, justo iba a elegir él mismo postre, me ganaste de mano.
—¿Cómo te llamas?, Preguntó Germán .
Comenzaron a dialogar, ambos se miraron sin decir muchas palabras, comenzó él baile para todos.
German se acercó a Elizabeth le pidió qué bailará con él, la música era suave, lo qué sintió Elizabeth fué amor a primera vista, antes solo lo había visto de casualidad, está vez estaba junto a ella.
German, de mirada tierna un hombre atractivo, aficionado al deporte, amaba su trabajo de Juez, de familia adinerada, vestía con un pullover blanco, y pantalón de vestir, la noche había refrescado mucho, Elizabeth sintió mucho frío, se tocó los brazos.
—¡Querida estás helada! Eres muy bonita; tú ropa es muy liviana.
German aquella noche se sacó él pullover y cubrió con él la espalda de Elizabeth, luego salieron afuera un momento, él la besó a la orilla de la piscina.
Ines era la más cuida, la llamó.
—Elizabeth, es hora de irnos, hemos venido juntas y nos vamos juntas.
German, miró a Elizabeth, él en ese momento sintió lo mismo hacía ella.
German se despidió de Elizabeth, sellando él encuentro de aquella noche con un beso.
Ines apenas vió a su amiga, comenzó a reír y dijo:
—Y pensar qué no querías venir.
Elizabeth se mantuvo en silencio hasta llegar al cuarto de estudiante, luego agendó a Germán, vió su foto de perfil, le dejó un mensaje. "Hola Germán te agende."
Elizabeth espero qué Germán se conectará, se acomodó sobre la cama y se quedó dormida, apenas despertó se fijó si, él estaba en línea.
Al día siguiente, Elizabeth le hizo una llamada a su padre.
— Padre ¿Cómo estás?
—Hija, me vió él médico nefrologo, le dejé mis estudios para qué los vea, está de acuerdo en operarme.
—Cuídate mucho papá, cualquier cosa, me avisas, qué estés bien, un beso.
Elizabeth se encontraba muy preocupada por su padre, decidió anticiparse y visitarlo, él le giraba una mensualidad, ella fué ahorrando, había quedado en juntarse con Germán, decidió dejar todo de lado las materias, incluso aquella cita.
Antes de viajar, Elizabeth le escribió a Germán.
... Lo siento no me esperes...Debo viajar tengo... A mi padre enfermo.
German la llamó.
—Hola, hermosa, te deseo qué tengas un buen viaje, cuídate.
Elizabeth llegó de sorpresa, viajó de Nueva York hasta la casa de su padre.
Hector su padre, no se encontraba, justo tenía una consulta, con él médico qué estaba dispuesto a operar, cuándo vió los estudios se arrepintió y dijo:
—Señor Héctor, no estoy dispuesto a operar, su estado es muy grave.
Al padre de Elizabeth, se le había secado un riñón, y de ahí le estaba creciendo un inmenso tumor en él abdomen, Elizabeth estaba dispuesta alivianar él trabajo a su madre, acompaño a su padre.
Una mañana Alberto consiguió un médico, él dijo:
—Estoy dispuesto a operar, si no se puede hacer nada, lo abriré cómo se abre un cierre y lo volveré a cerrar.
Elizabeth se encontraba presente, cuándo él médico dijo eso.
Elizabeth llevó los apuntes para seguir estudiando, amaba mucho a su padre.