Tu Ausencia me atormenta

** Él escondite **

Elizabeth y Paula recorrieron los lugares, dónde jugaban, cuándo eran niñas, ellas tenían un escondite en la parte de atrás de casa de Paula, lo pasaban jugando tardes enteras, luego salían hacía la calle y ahí se juntaban con los vecinos del barrio. Paula se había enamorado de Mauricio aquel chico qué era él más travieso de todos.

Una mañana se reunieron las dos amigas.

— ¿Qué te parece si visitamos a este chico qué preguntó por ti?

— No de ninguna manera, no quiero saber nada con ningún hombre, Germán me tiene harta, si lo llamo no atiende, o nunca está, quiero estar sola.

— Vamos seguro si lo ves, te va a encantar; ya no es él niño qué jugaba con nosotras.

Elizabeth, se queda meditando por un rato.

—Está bien, ¿Cuál es su nombre?

— Se llama Ignacio amiga.

Ellas salieron a caminar le faltaban tres cuadras, para llegar, cuándo a Paula se le sale él taco de un zapato, se pusieron a reír.

— Si me viera Mauricio, no me lo creería jajaja.

Continuaron caminando, hasta llegar aquel negocio de productos artesanales, tenía de todo desde miel hasta lo más insólito, almendras productos de todas clases, Paula se arrimó primero.

—Hola Ignacio, ¿Cómo estás?

A qué no adivinas, a quién te traigo.

Ignacio salió por un momento afuera de su negocio, vestia, un delantal rojo qué decía productos artesanales, cuándo ve a Elizabeth.

— Hola querida, ¿Cómo estás? ¿Recuerdas cuándo nos juntábamos?y jugábamos ahora ya no somos niños, adolescentes, ¿Qué tal tu vida? ¿Cómo regresaste?

— Muy bien, solo estaba estudiando para llegar a ser alguien en la vida.

— Veo qué te va muy bien, en tú negocio.

— !Excelente!, trabajo en sociedad con mi amigo, uno de los chicos qué también jugaba con nosotros, ¿Te acuerdas?

—Creo qué su nombre es Felipe

— Puntualizó Elizabeth.

—¿Quieren pasar chicas a tomar un café?

Ellas pasan, se detienen y se fijan en cada detalle de los productos qué estaban a la venta, justamente entra gente a comprar, así qué tienen qué esperar.

— Chicas ya la llevo él café, además algo para comer, ¿Qué prefieren dulce salado?

— Dulce ...Dice Elizabeth.

—Salado ...Paula.

— Les llevo las dos cosas, no hay problema.

Ignacio se acercó hacia ellas, les preparó café, qué disfrutaron mucho. Ignacio era una persona encantadora alegre, muy trabajadora, además estudiaba de noche la carrera de arquitecto.

Elizabeth nunca había confiado en él porque de niño había sido terrible, hiperactivo.

—¿Dónde vives?

— Vivo acá en la planta alta, esta es mi casa.

—¡Felicitaciones!, veo qué te va muy bien.

— Sí, con la ayuda de mi madre qué siempre está, estoy en sociedad con un amigo cómo les dije anteriormente. —!Te felicito Ignacio y mucho! Estuvieron charlando, Ignacio le hizo una pregunta a Elizabeth.

— ¿Estás de novia?

Elizabeth quedó callada por un momento, luego respondió.

—sabes que sí lo estoy, lo peor de todo, qué no lo veo nunca; en un año lo vi dos veces, cuándo lo llamo nunca está, o se halla en otro país, desde ahora he renunciado a estar con él, nunca lo veo está ausente .

—ah lo siento mucho, ya sabes puedes venir más seguido a mi negocio, cuándo tú quieras.

—Mira esta noche, Mauricio mi novio me pasa a buscar, ¿Qué te parece sí vas con nosotros?

— Me parece genial.

—Bueno ahí estaré, así vamos y damos una vuelta en auto —Acoto Paula.