Dante entraba a su consultorio, ha pasado una semana desde que Sara murió y sinceramente no siente algo al respecto. Sube a su oficina y acomoda los papeles que dejó fuera de su lugar, se sienta sobre su cómoda silla y suelta un suspiro. En su escritorio tiene solo un cuadro con una foto, son él y su hermana. Aprieta la mandíbula y toma la foto en sus manos, pasando el dedo pulgar sobre el rostro de su hermana. Siente una punzada en su pecho y un nudo en su garganta. Los buenos recuerdos de Sara inundan su memoria y oprime con fuerza su pecho. Mira su alrededor, está solo, siente la ausencia de su hermana. Traga duro, tratando de quitar ese sentimiento de él, pero no puede. Abre un cajón y mete esa foto ahí, mirándola una vez más, cierra el cajón y carraspeo. Limpia las cuantas lágrima