Joshua
La vi alejarse, con esa caminata decidida que siempre me intrigaba. Pilar era como una tormenta: impredecible, intensa y peligrosa.
Y, maldita sea, me encantaba.
Me quedé un rato más en el parque, observando cómo el sol comenzaba a ponerse. Timmy estaba agotado, acostado a mi lado con su lengua colgando. Yo, en cambio, me sentía inquieto. La conversación me había dejado pensando más de lo que quería admitir.
Ella no confiaba en mí. Eso no era nada nuevo. Pero cuando mencionó mi nombre, o más bien, mi falta de honestidad con él, algo dentro de mí se sacudió.
— ¿Cómo te llamas?
No era una pregunta tan sencilla para alguien en mi situación.
En mi línea de trabajo, mantener la fachada es la primera regla. No revelar demasiado, no permitir que te conozcan. Pero Pilar, ella me
