Pilar Había llegado el momento, las manos me sudaban, mi corazón latía frenético mientras pensaba bien en mis próximas palabras. Lo único que debía hacer era decir la verdad, simplemente eso, tan fácil como dejar que las palabras fluyan y todo salga a flote. — Bien Pilar, es solo tu familia, personas con un corazón enorme que pueden comprender hasta lo incomprensible —tome aire y miré fuera —, aunque no estén muy equilibrados —hice una mueca —y tengan amigos mafiosos —volví a caminar y me frene —. Joder, saben dónde esconder cadáveres —llevé la mano a mi rostro —, pero nunca han escondido uno. Suspire aliviada y camine a la puerta para salir, aunque me detuve un momento antes de hacerlo. — Que yo sepa —mordí mi labio. Esto no era fácil, no tenía nada de sencillo, por el contrari