Me enamoré de ti

2754 Words
—Jane, por favor.  —¡Qué!  —Vuelve a sentarte—pidió.  —No.  —¡Jane!  —No, Adam. No quiero nada contigo, no ahora —El hombre soltó el duro agarre del brazo de su esposa y le dejó ir.  Los dos se quedaron en silencio mirándose y fue cuando una de las lágrimas de Jane bajó por su mejilla cuando Adam se dio cuenta de que debía dejarle ir.  La mujer caminó con sus dos hijas a lo largo de una acera las pequeñas solo parecían entender la parte en que Adam y ella no eran amigas y seguían disfrutando de la belleza del lugar.  Jane volvió al presente cuando escuchó a sus niñas gritar y las vio elevarse. Se volteó a dar golpes a los secuestradores los cuales también le elevaron a ella, Jane comenzó a reír al darse cuenta de que era una de las bromas de sus hijos mayores y cuando le depositaron en el suelo les pegó con su bolsa.  —Muy considerados —Dijo con una mano en el pecho.  —¡Pensé que me robarían! —Reclamó Ada quien iba en los hombros de su hermano mayor.  —Ni que fueran tan lindas. —Las tres rodaron los ojos y todos siguieron caminando. —¿A dónde vamos, Jane? —No sé, estamos de paseo —Dijo y sus hijas asintieron.  Los Luthor y  su  madre recorrieron las calles de la playa. Todas estaban cargadas de artesanía  y varios interesantes platillos, todos probaron algo de lo que había en los distintos locales.  —Esto es lo más rico que he comido en toda mi vida.  —¿Perdón? —Dijo Jane y Serena sonrió ampliamente.  —Frío y ácido.  —No te daré de comer cuando lleguemos a casa.  —Patrick me dará. —El mayor asintió y su hermana le dio una caricia en el hombro.  —¿Por qué han venido conmigo?  —¿Por qué te quedaste con nosotros?  —Porque los amo y amo a su padre.  —Jane es espeluznante que ames a alguien de esa manera.  —Lo sé —Dijo y bebió un poco de una refrescante limonada. —Lo raro es que quiero creer que hizo lo correcto y que hemos tenido que sufrir daños colaterales en el proceso.  —Lo perdonarás.  —Lo quiero, ¿Está eso mal?  —Quedaste en la calle…  —No escuches a Patrick —Dijo Kyle. —Escucha a tu corazón sin importar qué te apoyaremos.  —Sí, pero los dejaré a todos con Adam y yo me iré de fiesta. —Todos comenzaron a  abuchearle y regañarle y por primera vez en todas esas vacaciones logró relajarse un rato.  Pasearon todo el día, jugaron con el frisbee, persiguieron las olas, consiguieron jugar quemados con pelotas de arena.  Hicieron un hombre de arena y Jane enterró a seis sirenos y dos sirenas entre la arena, incluso les hizo todas las decoraciones que sus hijas adoraban, con conchas recolectadas; incluso cabello con algas. Serena fue la ganadora con las tetas más grandes y sus hermanos se dedicaron a burlarse de las ocurrencias de la menor de sus hermanas, al atardecer se consumieron en el mar.  Mientras ellos disfrutaban como una familia, el m*****o mayor de los Luthor estaba en su habitación mirando vídeos de los momentos especiales de sus hijas, Patrick con la intención de hacerle doler le había dado el video y dijo lo siguiente:  “No importa si le ves tres horas o setenta y dos, de igual manera solo eres quién las engendró”.    Las palabras textuales que les recitaba a sus exesposas cuando se arrepentían de abandonar a sus hijos y volvían por ellos. Patrick presenció cada una de aquellas escenas de su padre y esas mujeres dolidas y arrepentidas, y siempre sintió un enorme vacío cuando lo hacían porque a pesar de que sus hermanos siempre elegían a su padre él y su hermano querían esa opción de elegir.  —¡Mamá, nos engañaste Flouder no vive en este mar! —La voz de Ada le hizo percatarse de que habían regresado.  Adam se acercó a la puerta principal y saludó a todos sus hijos, las más pequeñas le contaron todo con detalles, en cuanto acabaron de conversar Jane las llevó de la mano, directo al baño, para sacar toda la arena que tenían en el cuerpo.  Adam les vio a todos ir en dirección a sus respectivas habitaciones y luego de una hora fue a la de sus hijas, tocó la puerta y Jane se volteó, llevaba el cabello mojado y un albornoz sobre su pijama.  —Hola, Adam —Dijo Ada y él sonrió y agitó sus dedos.  —Preparé la cena.  —He comido demasiado, dile a tus hijos.  —He preparado los platillos favoritos de todos —Dijo Adam y Jane alzó una ceja.  —En un rato bajamos, dile a tus hijos —Adam cerró la puerta y fue por cada uno de sus hijos, le costó hacer que algunos salieran de la habitación, pero poco a poco lo logró.  Los hijos Luthor miraron sus platillos favoritos sobre la mesa y luego a su padre, Adrian incrédulo ingresó a la cocina y se convenció al ver el desastre que había causado el señor Luthor.  —¿En serio hiciste esto? —preguntó Patrick.  —Camarones al tequila para ti. Pescado relleno para Adrian. Pizza para los gemelos con carne y napolitana. Zack come hamburguesas y Drake disfruta del puré de papas con carne azada. A Jane le gustan las tostadas con camarones y aguacate y he escuchado a Ada pedir galletas muchas veces por otro lado noté que Serena disfruta de los huevos pochados. —No, puedo remplazar lo que perdí, pero no pienso desaprovechar lo que tengo ahora. Quiero imaginar que los tengo ahora, porque no solo yo he fallado.  —¡Adam! —¿Sí…? ¿Serena? —A mí me gusta el helado, pero mi comida favorita es el pescado frito y también me gusta el mango con limón y sal, así que… Creo que deberías saberlo.  —Compré un galón gigante de helado solo para ti. —Dijo Adam.  —Bueno, pero mañana no te salvas y cocinas solo para mí.  Jane se acercó a la mesa y vio los platillos, notó que la cebolla estaba grande en la mayoría de los platos, eso era un fiel indicativo de que Adam había estado en la cocina y también la suciedad.  —Me debes una explicación.  —Podemos comer afuera tú y yo.  —Estoy en pijamas.  —Solo iremos a la arena. —Adam señaló su última sorpresa.  Tenía una carpa de acampar rodeada de flores, y velas, cerca del agua, bien iluminada, solo faltaba que su esposa dijera que sí.  —¿Me acompañarás?  —Lo voy a pensar —Dijo Jane y quitó la mirada.  Adam depositó un suave beso en la mejilla de su esposa y le susurró al oído que le esperaría toda la noche, de ser necesario toda la vida. Jane miró a sus hijos los cuales husmeaban a través de la ventana los movimientos de su padre y también le miraban a ella.  —Aww, es como en una película, Adam es el príncipe y tú la princesa —Dijo Ada y Jane le quitó la galleta para darle un mordisco.  —Es la última —Jane arrugó la cara, le faltaban azúcar a las galletas y sabían un poco a harina.  —Mamá, ¿irás? —Chicos están a cargo de las niñas —Dijo la mujer y todos sonrieron, pero las mismas se borraron al verle irse en dirección a las escaleras.  —¡Jane, es Adam siendo romántico! —Dijo Adrian y ella le regaló una sonrisa antes de subir.  Ella sabía que su esposo no era así por nada y quería todo lo romántico que pudiese ser. Quería sus labios, sus manos y sus brazos. Necesitaba a ese hombre para el resto de sus días, parea ella lo más importante era  ver cuánto estaba decidido a esperar.   La mujer abrió una botella de vino que había escondido en su habitación y bebió un largo sorbo de la misma, se mantuvo en silencio por unos minutos y esperó a que la  tina se llenara, mientras ella se mimaba un rato Adam miraba el reloj con ansiedad. No podía creer que se hubiese tomado tan en serio lo de esperar hasta la eternidad y tampoco estaba dispuesto a creer que estaba tan nervioso como un quince añero por ver a su esposa a su lado.  Tenía un discurso planeado para cuando ella llegara, había pasado todo el día cocinando para los dos, había usado sus mejores cartas a lo largo del día, pero si bien conocía a su esposa lo más importante era como usara sus palabras.  Al cabo de tres horas Adam se dio cuenta de que Jane no solo lo tenía a prueba, sino que deseaba que se pasase la noche solo en ese lugar escuchó unas risillas y asomó su cabeza.  —¡Bu!  —¿Te asustamos? —Adam asintió  y sus hijas se acercaron con una botella con agua. —Mami dice que hay que tomar agua cuando se está en la playa.  —Sí, pero yo creo que es solo en el día.  —Bueno, puede que tengas sed o algo Serena.  —Gracias niñas. —Las dos asintieron. —Yo te traje algo importante, pero debes volver a leer conmigo ¿Si?  —Gracias, las quiero. —Ambas sonrieron y se acercaron a darle un beso de las buenas noches. —¿Saben que hace su mami?  —Ve una película. —Adam sonrió y asintió.  —No es cierto, si nos prometes hacer cualquier cosa te diré la verdad. —¿Cualquier cosa? —Ellas asintieron. —Cualquiera, hecho.  —Cualquier, cualquier, cualquier, cualquier… cosa en el mundo.  —Les daré cinco muñecas y sus accesorios además de una salida a comer y  ver una película solo los tres —Las pequeñas se miraron y luego estrecharon la mano de su padre. Ellas sonreían porque creían haber ganado y él porque también tendría su rato de diversión con ellas.  —Mi mamá está dormida.  —¿Dormida?  —Sí, en la cama de ustedes con los ojos cerrados y respira lento. —Adam asintió y ellas agitaron la mano antes de irse.  El hombre pensó en entrar a su casa y gritarle a su esposa hasta que despertara, también en entrar en silencio. Acostarse a su lado y por último en entrar y hacerle el amor como no había hecho en un buen tiempo, por último estaba el quedarse ahí y ganar unos cuantos puntos por lástima.  —¿Qué les dijo papá?  —Que nos compraría muñecas y a ustedes ¡nopo! —Todos miraron a Ada en espera de una respuesta mejor que la de su hermana.  —Bien, preguntó por mi mami, luego mentimos y luego dijimos la verdad.  —¡Deberían estar durmiendo! —Dijo Jane molesta. —Todos ustedes, son más de las once.  —Mami-sensual, te ves como una modelo. —Dijo Serena y le dio una nalgada a su madre.  —Gracias, sensual-hija, deja el helado y ve a dormir con tu hermano a dormir en su cama porque él te dio helado después de la hora y Ada puedes dormir con Adrian también. ¡A dormir! ¡Todos los Luthor! A la cama  Jane miró a sus hijos ir a sus respectivas habitaciones. Tomó algunos de los restos de comida y los calentó. Sacó del refrigerador dos botellas  de vivo de la nueva colección y una de las botellas favoritas de Adam y unas tostadas como le gustaban con carne, jamón, queso fundido y semillas de pistache.  —Los quiero fuera de mi relación sentimental, sé que no se han dormido, pero no quiero público. —Exigió antes de salir de la casa.  Caminó hacia la carpa y golpeó entre sí las copas, Adam sacó su cabeza y se apresuró a levantarse para ayudarle a ponerse en pie.  —Me preguntaste una vez por qué te amaba y tenía la respuesta, pero también temía que me dejaras por mentiroso así que lo diré ahora. Jane, sí te amo. Te amo desde antes de que volcaras la copa sobre mí, de hecho lo hice al propósito. Caminé hasta llegar a ti y cuando estuvimos lo suficiente cerca iba a inclinarme para besar tu mejilla y seducirte, pero te volteaste y regaste la copa, te amo veintisiete minutos y cuarenta segundos antes de que pudiese pensar en llevarte a la cama. —Dijo y él le besó. —Ahora, quiero que sepas que soy Adam, un mentiroso compulsivo en recuperación. He tenido diez hijos, perdí dos y cuento con ocho maravillosos y amorosos hijos, bastante  mentirosos porque mis hijas dijeron que dormías, no tengo una cita hace mucho, porque intento siempre serle fiel a mi esposa.  —Eso no lo dice tu expediente.  —Dereck tampoco.  —Bien —dijo y suspiró. —Soy Jane Luthor, mi esposo no quería que trabajara, pero acabé trabajando y luego en la calle, embarazada de gemelas y con seis adolescentes. Tengo muchos hijos, ocho y los amo a todos aunque a veces son irrespetuosos, inquietos y mis hijas, están pequeñas, trabajo todo el tiempo en distintos lugares y el hombre que envía flores a mi casa es mi suegro /padrastro, un tipo agradable, pero explica el comportamiento de mis hijos. Tengo un problema serio, creo que podría acostarme con todo  Mainvillage, pero no me sentiría igual que en los brazos de mi esposo—Adam rió y ella se inclinó para quitar la botella y servir un poco de vino. —Jane White, te amo porque por mucho que confié en Daniell para estar a mi lado porque hemos estado juntos toda la vida,  sin importar la hora, el lugar o los viejos ella está ahí. Tenemos una obligación moral con cargar con el dolor del otro, pero cuando se trata de mi familia y de mis hijos no quiero a mi madre. Daniell la señora Betancourt o tu madre a cargo de ellos porque ninguna sabe amar tan genuina y sinceramente como tú. Te amo, porque eres lo más radiante en mi vida y cuando veo a mis hijas sonreír imagino que somos uno y el pecho me quema, algo me estalla. Jane, lloro cuando pienso en todo lo que dejé ir y en todo lo que ustedes lograron crecer sin mí y todos somos mejores porque te tenemos a ti. No fue que no te elegí, simplemente no elegí que me ayudaras a mí porque… no quería mi triste y fea vida para ti nena, te amo demasiado como para verte sufrir mis batallas.  Adama se acercó y chocó su copa con la de su esposa, la mujer esbozó una dulce sonrisa que le indicó lo que no estaba para esconderse le amaba infinitamente y cada uno de los gestos de esa mujer le gritaban que eran recíprocos.  Jane se acercó a su esposo y le dio un beso en los labios; suave y pausado. Los dos tenían miedo de ir muy rápido de hacer algo que hiriera al otro o a sí mismo, pero estaban tan cómodos aventurándose en la piel carnosa del otro que lo dejaron pasar.  —Adam quiero saber qué está pasando y qué pasó mientras no estuvimos juntos —Pidió Jane y él asintió.  Los dos se metieron en la carpa a conversar todo lo sucedido, desde el día en el cual ella dejó la casa de los Luthor hasta el día en el cual él volvió a su casa. Jane no pudo evitar llorar ante la triste situación que habían estado viviendo cada uno por separado y tampoco pudo evitar sentirse responsable por lo que había estado pasando.  Adam incluso había mentido con respecto a su bienestar cuando envió la nota meses antes del nacimiento de las gemelas, puesto que creyó que para ella era mejor leer que estaba bien a que estaba viviendo una de las peores pesadillas. Al terminar Adam su relato Jane tomó la mano de su esposo y del bordado de su falda sacó la sortija de matrimonio que él le había entregado, Adam se la puso en el dedo de vuelta y le dio un suave beso antes de abrazarla durante toda la noche.
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