2.Promesa de amor

1363 Words
2.Promesa de amor Liam Cuando Annie sale corriendo de la iglesia, se crea una gran conmoción en el lugar. No sé en qué momento mi tío David se acerca a mí y me asesta un golpe en la cara. No me defiendo, pues sé que soy culpable. —¡¡Cómo te atreves a humillar a mi hija de esa manera!! Te dí la confianza para estar con ella. A pesar del error que cometieron, yo sabía que ella te amaba y por eso consentí esta locura. Pero a partir de hoy, no quiero volver a verte ni a saber nada de tí. Estás muerto para la familia Johnson. –Me habla con furia y odio en sus palabras. No puedo negar que me duele mucho. Veo a mi madre y a mi tía Sam abrazadas. Acabo de arruinar una amistad de años. Sé cuánto aman mis padres a Annie y yo acabo de hacerle mucho daño. Los organizadores de la boda comienzan a despedir a las personas mientras yo me quedo al frente. Mi padre se acerca a mí para observar mi cara. No debo estar tan mal, pues no hace ningún comentario. Se aleja un poco y toma del brazo a mamá, que solo mira hacia la entrada, viendo como sus amigos se alejan junto a las otras familias que son cercanas a nosotros. El tío Lucien estaba rojo de furia, sin embargo se contuvo de venir a reclamarme. El tío Steven, solo se dio la vuelta y se fue con su familia. ¿Qué he hecho? Me paso la mano por el cabello, tratando de buscar una manera de arreglar todo. Pero eso es imposible. El daño ya está hecho. Papá dice algo, pero no lo entiendo, hasta que vuelve a repetírmelo. —Liam, es hora de ir a casa. –Me da un golpe en el brazo y me sonríe. Sé que a pesar de todo, papá nunca va a juzgarme. Pero la que me duele en realidad, es mi madre. Está devastada. Salimos rumbo al coche. Aún tiene los arreglos de boda en él. Subo al asiento trasero y recargo mi cabeza. La cara de Annie no sale de mi mente. Me duele haberle ocasionado tanto daño. Quisiera ir a buscarla. Debe estar muy mal. Me enderezo en el asiento y miro al frente. Mamá llora en silencio. Es la más frágil de todas las amigas, y sé que siente mucha tristeza. Con lo que hice, también rompí su corazón. Llegamos a casa, la cual luce muy sombría. Lewis y Maria vinieron antes. Subo a mi habitación y me dejo caer en la cama. Siento un poco de dolor en la mandíbula, pero nada que no pueda tolerar. Cierro los ojos y lo único que viene a mi mente es la imagen de esa mariposa. Se veía tan hermosa. En verdad parecía un ángel. En cierto momento me sentí nervioso. Pero saqué fuerzas para terminar algo que no era correcto. Toc, toc Me enderezo en la cama al escuchar unos ligeros toques. Me fuerzo a levantarme, mientras me sobo la mandíbula. El viejo tío David tiene buen punch. Recuerdo que tio Steven una vez nos contó como lo puso en su lugar cuando se enteró lo que hizo a tía Sam. Ahora estoy probando la misma medicina. La tímida figura de María aparece frente a mí cuando abro. Me mira con ojos húmedos. Imagino que se siente culpable por lo que pasó. Le permito que ingrese. Llora suavemente y eso me parte el alma. —Lo siento Liam. Nunca debí regresar. Estabas dispuesto a casarte con Annie y por mi estupidez de recordarte esa tonta promesa de niña, es que ahora todo está de cabeza. Las tíos están furiosos contigo y mamá no para de llorar. Me acerco a ella y la tomo entre mis brazos. Mi dulce María. Ella tampoco es culpable. La alejo un poco de mí para que me mire. Con uno de mis dedos limpio sus lágrimas. No puedo dejar que ella cargue con culpas que no le corresponden. Yo debí parar todo hace tiempo. Pero por mi sentido de responsabilidad es que seguí adelante con los planes, aún cuando Annie se enteró de todo. Le pedí que canceláramos, pero ella se negó. Quiso continuar a pesar de que le dije que no la haría feliz. Y hasta el día de ayer, aún me retó a cancelarle delante de todos. Pero creo que es lo mejor. La quiero mucho pero no la amo lo suficiente. —No es tu culpa. Es mía. No debí dejar que todo esto avanzara hasta este punto. Además, ahora podré cumplir la promesa. En cuanto todo esté más tranquilo, les contaré a todos que tú y yo estamos en una relación desde hace tiempo y que nos vamos a casar. María me mira con algo de duda. No veo la felicidad que se supone mis palabras iban a darle. Bajo mi cabeza para intentar darle un beso, cuando de pronto la puerta se abre de par en par. —¡¡Me pueden decir que significa esto!! –la voz agitada de mi madre, resuena como un rugido. Nunca la había visto como ahora. Está furiosa. Me giro para ver a María y veo el terror en sus ojos. —Lo que estás viendo mamá. María y yo somos pareja desde hace tiempo. Ahora que soy libre nuevamente y ella está aquí, he decidido que nos vamos a dar una oportunidad y nadie va a poder evitarlo. Mi madre se acerca rápidamente y le da una cachetada a María. Ella se queda estupefacta, mientras lleva una mano a su enrojecida mejilla. —¡¡Mamá!! ¿Con qué derecho la golpeas? –me acerco a mi chica y la abrazo. Las lágrimas no dejan de fluir de sus ojos. —¡Ingrata! Te abrí las puertas de mi casa con mucho amor. Ahora veo tu insistencia en regresar. Querías arruinar la boda de mi hijo y lo conseguiste. Hace tiempo te advertí que no iba a permitir que lo alejaras de la mujer que ama, porque sí, estoy segura de que te estás equivocando Liam. Estos meses junto a Annie te veías feliz y no me vas a engañar diciendo lo contrario. Solo bastó para que esta niña regresara y todo se fuera a la mierda. De una vez les aclaro que no estoy de acuerdo. Si quieren estar juntos, pueden hacerlo lejos de aquí. Estoy tan decepcionada de ambos. De tí Liam, a quien no crié de esta manera, ni a ti, a quien recibí con tanto amor cuando eras una niña pequeña, indefensa y solitaria. Te traje a ser una hermana, no una tercera en discordia. Por favor, salgan de aquí y no vuelvan hasta que se den cuenta de que lo de ustedes es un error. Cuando termina de decir eso sale de mi habitación y María se deja caer al piso. Sé cuánto ama a mi madre. Cuando mis padres la rescataron de ese hogar donde la maltrataban, mamá la recibió con mucho cariño. Siempre quiso tener una hija y en ella volcó toda esa necesidad. —¡Lo siento! ¡Lo siento Liam! pero no puedo estar contigo si le hacemos daño a tantas personas. –la ayudo a levantar y la abrazo. No puedo decir que lo que dijo mi madre no me duele, pero la realidad es que ya soy un adulto que puede tomar sus propias decisiones. —No, no te culpes. Ve a tu cuarto por algo de ropa. Nos iremos a mi departamento mientras vemos qué hacer. Ella se queda de pie, analizando mis palabras. Comienza a negar, lo que me dice que no se irá conmigo. —No, no me iré. Hablaré con papá para explicarle cómo son las cosas. No puedo decepcionarlos más. Vete tu, y estaremos en contacto. Asiento levemente, mientras voy hacia mi closet para sacar una maleta y poner algunas cosas. A un lado, veo el equipaje que mi madre preparó para mi luna de miel. Tomo mis cosas y salgo de ahí. No sé cuando podré regresar. Si es que regreso algún día.
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