3.Nuevo comienzo

1221 Words
3.Nuevo comienzo Annie —Vamos preciosa, es hora de despertar –mi amiga Martha me saca de mis sueños. No sabía que estaba tan cansada hasta que caí rendida en el avión. Son demasiadas horas de vuelo, y con el estrés de los últimos días, casi no había dormido. Mi cuerpo reclamó, ahora que ya toda la ansiedad que había estado experimentado, había pasado, por lo que ahora me encuentro en una estado de relajación que hace tiempo no sentía. Quizás desde antes de que esa niña regresara a nuestras vidas. Me acomodo en mi asiento y veo por la ventana. Solo se miran las nubes. El sonido de la azafata anunciando que pronto llegaremos a nuestro destino, me saca de mi letargo. Es ahora que comienza una nueva etapa en mi vida. Mi hijo y yo solos, en un país con tantas necesidades. No sé qué nos depara la vida, pero voy a tratar con todas mis fuerzas de hacer que este pequeño sea muy feliz. Sonrío al imaginarlo entre mis brazos. Me pregunto quién de mis locas amigas será la encargada de traerlo al mundo. Las tres tenemos la misma especialidad, por lo que vamos a un lugar donde se necesitan manos como las nuestras. Tendremos mucho trabajo. Fue una bendición que precisamente cuando me enteré de lo de Liam y María, apareciera la oportunidad de viajar. El destino es algo misterioso, pero yo siempre hago caso de sus designios. Mientras me voy con el corazón roto, habrá mucho trabajo para no pensar en lo que viví y quizá pueda ayudarme a sanar. Regresar a casa, ni de broma. Con la vergüenza que pasé es suficiente para mantenerme alejada mínimo unos tres años. Tal vez encuentre trabajo en otro lugar, alejado de todo lo que me pasó. —¿A dónde vas? –Me pregunta Mir, que está sentada al lado del pasillo. Creo que ahora serán unas tías muy sobreprotectoras. —Voy al baño. ¿No puedo ir? –le pregunto retándola. Ella suelta una risita que me provoca darle un pequeño zape en la cabeza. Se queja pero no me dice nada. Como quiero a estas tontas. Son las mejores ami-hermanas que pude haber conocido. Cuando intento volver, alguien se atraviesa en el pasillo, dejándome poco espacio para regresar. —Discúlpame. –me dice el hombre. Mejor dicho, el chico. Se mira muy joven, quizás de la misma edad que yo. Ahora que lo veo bien, es muy atractivo. De cabello oscuro y ojos verdes. —Está bien. – Le intento dar una sonrisa, como diciendo que no pasa nada. Amablemente se hace a un lado y puedo pasar. Cuando quiero volver a mi lugar, Mir se mueve y queda enmedio, dejándome en la orilla del pasillo. Le saco la lengua, pero me regresa el gesto. Somos unas niñas, jajajaj. Se recarga en mi hombro y cierra sus ojos. Estoy mirando a la nada, cuando el chico del pasillo pasa por mi lado. Levanto el rostro y nos miramos a los ojos. Es guapo el condenado. Me sonríe y le doy un ligera inclinación de cabeza. Me quedo pensando que no lo había visto. Bueno, creo que no vi al noventa por ciento de los colegas que abordamos el avión. Me acomodo en el asiento, el poco tiempo que queda de vuelo y cierro los ojos. La imagen de Liam diciendo que no acepta se repite en mi cabeza una y otra vez. Fue más doloroso de lo que pensé. Una pequeña lágrima resbala por un lado de mi cara, pero la limpio rápidamente para que no la vean las chicas. No puedo evitar recordar lo que pasó hace apenas unos días. Casualmente el día de nuestra fiesta de despedida de solteros. Después de que salí de la fiesta, tomé un taxi para que me llevara a mi departamento. A pesar de que aún vivo con mis padres la mayoría del tiempo, tengo un lugar al que acudo cuando quiero estar un tiempo a solas. Nadie lo conoce, excepto mi hermanita Rocio. Ese es mi refugio seguro y hacia allá me dirigí. Cuando llego, me preparo un té. No puedo tomar alcohol, así que con eso tengo que conformarme. Precisamente hoy, sufrí un pequeño mareo en el hospital, por lo que le pedí a la responsable del laboratorio que me hiciera una prueba de manera discreta. Lo que me temía, sucedió. Estoy embarazada de 6 semanas. Por una parte siento una gran alegría, pues espero un hijo del hombre que tanto amo. Pero por otra parte, estoy consciente de que él no me ama, y me lo acaba de comprobar esta noche. ¿Será que puede querer a mi hijo? De seguro se vería forzado por su familia, y no quiero eso. Quiero a mi lado a un hombre ilusionado por la llegada de este pequeño ser que no pidió ser engendrado. Doy un gran suspiro. El teléfono al lado mío comienza a llenarse de notificaciones. Leo primero la de mi hermana. Le digo que por favor les diga a todos que me llamaron del hospital para una emergencia y que no pude avisar. Eso no debe parecerles raro, pues en ocasiones me ha sucedido. Normalmente estoy de guardia en el área de urgencias, así que no es de extrañar. Me responde con un simple “De acuerdo”. Leo los de mis amigas, y les digo que mañana les cuento. Ellas son muy comprensibles y sé que mañana me buscarán por una explicación, pero hoy no tengo ganas de hablar con nadie. Extrañamente, no tengo ninguno de mi novio. Llegó su chica y yo pasé a segundo plano. En fin. A pesar de ser la prometida, soy la tercera en discordia y eso no se siente agradable. Cuando lo ví al día siguiente, trató de que yo rompiera el compromiso, pero no quise hacerlo. Mi orgullo se sentía muy herido, y no podía, simplemente no podía dejarlos que fueran tan felices juntos mientras que yo me moría por dentro. Sé que me escucho egoísta, pero también soy humana. Una persona que creyó que podía enamorar al hombre que ha amado desde que tengo uso de razón. No entiendo porque simplemente no me rendí cuando me di cuenta de que nunca me amaría, pero es que en el corazón no se manda. Y esa noche, en la que por primera vez estuvimos juntos, fue como si los astros se alinearan y me dijera que era el momento. Solo tenía una oportunidad de conquistar al famoso doctor Sexy. Y aunque podría decir que estuvo a punto de ser mío, ahora sé que nunca lo fue ni lo será. «Pasajeros del vuelo 506, por favor, permanezcan en sus asientos y coloquen sus cinturones, estamos a punto de aterrizar.» El anuncio me saca de mis pensamientos. Aquí estamos, en otro continente, a punto de iniciar nuestro trabajo altruista. Lo que me dejó el amor de Liam, fue el descubrir que la medicina también era mi pasión. Amo ser doctora con toda mi alma. Eso sí debo agradecérselo. El avión comienza a descender. Oficialmente ya estamos a miles de kilómetros. Estoy a punto de iniciar una aventura, que no sé qué me traerá. Sin quererlo, siento una mirada sobre mí. Unos ojos verdes que me miran con curiosidad y admiración.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD