95. Psicosis María Tengo ya ocho meses de embarazo y mi cuerpo está completamente deformado. Pensé que me iría mejor y que solo aumentaría lo necesario, pero estoy hecha una pelota enorme. Albert nunca más volvió a tocarme. Me tiene prisionera en esta casa, como si yo fuera solo una incubadora. Como me instalé en su habitación, él se fue a otra y me dejó sola en esta. Estoy despierta, porque quiero que se despida de mí. Quiero que me vea. —Hola, ¿ya te vas? ¿o desayunas primero? –le pregunto y solo asiente. —Desayunaré contigo. –me da una ligera sonrisa y toca mi vientre como todos los días. —Hola princesa. –mi hija, dentro de mi vientre, le responde con un ligero movimiento. Algo que no puedo dejar de notar es que la ama. —¿Cuándo tienes cita con el obstetra? –me pregunta