Caminé a la cocina, desganada solo para ir por lo que me solicitó, renegando de todo esto, la situación me estaba rebasando y necesitaba hablar con él ya, decirle lo que sentía, ni si quiera pude morderle a la paleta que tanto se me había antojado. Era absurdo, no necesitaba esto, me sentía total y completamente olvidada por Ivo, parecía que solo existía cuando necesitaba algo, y mientras tanto él vivía atrapado en sus negocios. Y de cierta manera lo entendía, era lo que él quería, eran sus sueños, darnos una mejor vida, una casa más grande, vivir sin tener que preocuparnos por las cuentas corrientes, darnos lujos, comprarnos ropa, salir de viaje, ser felices, pero era justo eso último, la felicidad, lo que ni si quiera estábamos cerca de conseguir. A mi parecer la felicidad no es una co