Jake se había marchado y Mc se encontró sola en la habitación del hotel. Había terminado de hablar con Lilly y lo único que pudo hacer fue tumbarse en la cama, acurrucarse, llevar la carta junto a su pecho y llorar. Tal vez había sido ilusa al pensar que Jake se quedaría a su lado y que habrían estado juntos por siempre. Ella sabía muy bien como sería una vida con él, que habría peligros y que nada sería color de rosa. Pero aun así estaba dispuesta a intentarlo, a jugarse el todo por el todo por ese amor. Aunque ahora Jake había decidido por ella y ya nada podía hacer. ¿A dónde habría ido? ¿Es que acaso de verdad estaba dispuesto a dejarla ir tan fácilmente? Luego de una hora de llorarlo y hacerse preguntas que nunca tendrían respuestas, a menos que Jake mismo las contestara, tomo su bolso, saco ropa limpia, junto sus cosas y abandono el hotel. Una vez fuera se monto en su moto, tomo una bocanada de aire y se coloco su casco. Estaba decidida, iría a Duskwood nuevamente.
Tal vez él volvería y podría encontrarla allí y si eso no pasara, al cabo de unos días dejaría ese sitio y retomaría su vida aburrida y solitaria. Luego de conducir por un largo rato llego al hotel de la sra. Walter. Pidió una habitación y se instalo allí. Pasando el mediodía cogió su laptop con la ilusión de que Jake le haya escrito, con la esperanza de que se hubiera arrepentido y le dijera algo más. No había nada, ni un solo rastro, ni en su computadora, ni en su móvil. Con el animo por el suelo, paso la única foto que tenia de su amor al ordenador, la que él mismo le envió desde la mina. La miró una y otra vez, con sus dedos acariciaba la pantalla, mientras no dejaba de llorar. MC no tenía ni idea de lo que pasaba del otro lado de la pantalla e incluso del otro lado de la puerta de su habitación. Tres golpes fuertes en su puerta hicieron que se sobresaltara y su corazón empezara a latir a toda prisa. De un solo movimiento, apago y cerro su computadora. Seco su cara, se levanto y dirigió hacia la puerta. Nadie sabía que estaba en Duskwood, solo la señora Walter. La abrió, no sin antes ponerle el seguro. Del otro lado, tres hombres de 1.80 y vestidos de n***o la esperaban. Uno de los hombres:
Desconocido 1: Señorita nos va a tener que acompañar. Hay cosas de las que tenemos que hablar.
MC estaba muerto de miedo, pero no lo demostraba.
MC: Disculpe, ¿Ustedes quienes son? No voy a moverme de aquí sin una orden.
Desconocido 2: Señorita no empeore las cosas y acompáñenos.
MC: Ya le dije que no. No iré a ningún sitio.
Desconocido 3 : Señorita se lo estamos pidiendo de buena manera, no haga que tengamos que pedírselo por las malas.
MC: (Con un gesto desafiante) Y si tiene que ser a la mala así será.
En ese momento, una voz conocida por MC suena desde un lugar que no podía divisar.
Alan: Caballeros, ¿hay algún problema?
Iba patrullando la zona cuando una situación un tanto sospechosa le llamó la atención y se dirigió a investigar.
Desconocido 1: Ninguno, solo estamos hablando con la señorita.
Alan asomándose a la puerta, mira a MC y le dice:
Alan: ¿Es así señorita? ¿Solo es una charla o se trata de otra cosa?
MC: (aliviada) Quieren que vaya con ellos, pero no se donde.
Alan: Caballeros, ¿tienen una orden para interrogar a la señorita?
Desconocido 2: Está bien, nos iremos. Pero nos volveremos a encontrar, de eso estoy seguro.
Los tres caballeros desconocidos les dan la espalda y se retiran.
MC: (suspira, aliviada) Gracias Alan. Nunca me alegre tanto de verte.
Alan: No fue nada, pero toma todas tus cosas y ven conmigo. Este sitio ya no es seguro.
MC tomo su bolso, su computadora y su teléfono y salio de la habitación.
Alan: Vamos, la patrulla esta por allá.
MC: No, mi vehículo está allí.
Alan la observa sorprendido al ver su moto .
Alan: (Silba) Vaya... una chica ruda. Me gusta, pero puedes dejarla aquí. Luego la vendremos a buscar.
Asintió y se dirigió con él hacía la comisaria.