La afrenta.

1117 Words

Los vasos estaban repletos de vino, la cena servida. En el aire flotaba un aroma a comida mezclado con un intenso hedor a sudor. El silencio era casi absoluto. Nadie murmuraba palabras y solo se escuchaba el bronco crepitar de la leña en el fogón. Brady, ceñudo, aferró los dedos a la fina copa y bebió un largo sorbo de licor. De reojo miró al inglés. Maguire, sentado a la cabecera, se pasó una mano por la frente para quitarse el sudor y le lanzó mirada enfurruñada. Luego desvió su atención del viejo cuervo y miró ansiosamente alrededor. Caitlin se mordió los labios y miró a Collin de soslayo. El hombre, mudo, la ignoró por completo. Tenía los ojos fijos en el viejo Brady y no veía nada más. De improviso, el viejo cuervo dejó la copa sobre la mesa y refunfuñó: —No puede demorarse tanto

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