Capítulo 3.
— ¿Si saldrás con mi compañero de trabajo?
Bufé y rodé mis ojos sin que mi rommie Angélica se diera cuenta, desde hace más de un mes me venía insistiendo en que saliera con ella en una cita doble. Por lo que entendí, había un tipo del trabajo de ella que le encantaba y Angie, así le deda de cariño, se lo quería ligar, pero siempre me recordaba que no quería ser muy obvio al hacerlo por lo que se inventó la cita doble para aprovechar esos momentos.
— ¿Acaso tengo otra opción?
Escuché su grito emocionado y sonreí, Angie era una gran amiga, si, quizás era un poco entrometida pero sinceramente, a veces era bueno que lo fuera ya que así me enteraba de todo lo que pasaba en el barrio sin tener que meter las narices en dónde no me llamaron.
Continué planchando mi cabello n***o mientras veía una película de piratas, extrañaba mucho mi cabello rubio, pero tenía que admitir que me veía divina con el cabello n***o, está bien, no me veía divina pero mis amigas lo decían y yo me lo creía.
Mis ojos mieles no combinaban muy bien con mi color de cabello n***o por lo que usaba lentes de contacto de color gris, llevaba cinco años ocultando mi verdadera identidad, mi nombre seguía siendo el mismo pero de manera traducida, si, realmente me llamó Natalia, pero debía de parecer una Británica y bueno, a fin de cuentas me había gustado el resultado, al principio había sido algo de urgencia, necesitaba el cambio para que nadie me reconociera y quién iba a imaginar que aquel cambio me quedaría tan bien...
Mi nombre estaba bien y físicamente no me sentía fea.
Sonreí a mi reflejo en el espejo y me guiñe un ojo.
Mi celular vibró con una nueva notificación, aproveche que tenía que sacar otro mechón de mi cabello para planchar y de paso leer la notificación.
Era una notificación de f*******:, mi mejor amiga, Gisselle, había subido una nueva foto a su álbum, abrí la foto con emoción, siempre era lindo poder verla y saber que estaba bien.
Di un golpecito de impaciencia a mi teléfono al pasar cinco segundos y no poder ver la foto aún, le dije varias maldiciones al celular hasta que por fin cargó la imagen dejándome con un hueco en el estómago.
No sabía a ciencia cierta lo que me había provocado un agujero n***o en la boca del estómago, la imagen me dejaba ver a un Gisselle sonriendo y muy feliz, a su lado estaba Brent, me alegraba saber que aún estaban juntos, siempre fueron una gran pareja, lo impactante de la imagen no eran ellos sino lo que estaban haciendo.
Gisselle sonreí señalando su dedo anular el cual sostenía un precioso anillo de oro blanco, mis ojos se llenaron de lágrimas al ver a Brent sostener la foto de una ecografía, solté un sollozo mientras acercaba la foto haciendo zoom en la ecografía del bebé, no veía nada pero aún así me emocionaba saber que tendría un sobrino y el saber que nacería en una familia llena de amor era el toque extra de felicidad que yo necesitaba en estos momentos.
Aunque no me conozcas desde ahora te amo.
— ¿Pero tú porqué estás llorando? — preguntó Angie llegando a mi lado.
Soné mi nariz para aclarar mi voz.
— Mi mejor amiga tendrá un bebé y se va a casar, estoy tan feliz, mira — le enseñé la pantalla de mi celular.
Sus ojos se abrieron como platos, miraba de mi y al teléfono varias veces en un mismo segundo.
Ella me quitó el celular de las manos y siguió mirando la foto.
— Vayaaaa, ese si que es un bebé muy hermoso — fruncí el ceño al escucharla.
Me parecía increíble que ella pudiera reconocer al bebé en la ecografía y aparte decir que era muy hermoso, yo solo alcanzaba a distinguir puntos blancos y negros.
— ¿Cómo le haces para ver al bebé? — pregunté secando mis lágrimas.
— Este bebesote es imposible de no ver — miré sobre su hombro para ver si de posiciones diferente podía ver al bebé.
Mi boca se fue abriendo poco a poco al ver al bebé que decía Angie, le arrebaté mi celular de sus manos y por poco y me pego el celular a la nariz para ver mejor.
En la pantalla podía ver a Thomas con claridad, su cabello n***o un poco largo, sus ojos azules profundos, sus hoyuelos en cada mejilla, lamí mi labio inferior que ya se sentía seco sin dejar de mirar a Thomas, estaba hecho todo un hombre y muy guapo.
— ¿A qué es un bombón, verdad? — asentí con la cabeza lentamente.
Me di cuenta de que eran varias fotos, no solo una, yo solo había visto la primera foto que solo era una foto de Gisselle con Brent, mientras que Angie había chismoseando todas, como cosa rara que ella chismoseara las demás fotos, su defecto o quizás virtud, era el chisme, ya lo había dicho.
Era el screenshots de una videollamada, habían dos fotos, en una Thomas estaba con las manos en su cabeza, sonriendo y en la otra foto que había, Thomas estaba con la boca cubierta por sus manos y los ojos muy abierto, por lo que era de suponer que la última foto que yo había visto había sido su reacción.
Tan precioso como siempre.
— El tío enterándose de las noticias, ¡Te queremos y extrañamos!
Leyó Angie, sequé otra lágrima que había tardado en caer, Angie pasó uno de sus brazos sobre mi hombro y me abrazó, apoye la cabeza sobre este y suspiré temblorosamente.
— ¿Lo conoces? — mordí mi labio inferior.
— No.
— ¡Una lastima! El tipo esta divino, ahora yo quiero tener un bebé y que me lo haga él — solté una pequeña carcajada nasal. — ¡Hay un vídeo!
— Auch, maldición, joder, vida de popó — Angie río fuertemente al escuchar mis alaridos.
Chupé mi dedo índice que había sido aplastado por la plancha y ahora estaba rojo y con la piel arrugada, lo sostuve en mi boca mientras Angie reproducía el vídeo.
— Ya díganme, me tienen al borde de un desmayo.
Sentí como mi corazón latía fuertemente al escuchar después de tanto tiempo su voz, yo sabía que lo extrañaba pero no tanto como lo hacía en este momento, su voz me trajo recuerdos de cuando me decía que me amaba y que quería pasar toda la vida conmigo, cuando me decía lo hermosa que era y cuan feliz era a mi lado.
— ¿Y ahora porqué estás llorando?! — miré a Angie con los ojitos nublados en lágrimas.
— Me quemé muy duro — Angie me miró con fastidio.
Respire profundamente, cerré mis ojos para quitar las lágrimas de estos y volví a mirar a Thomas, Angie había pausado el vídeo y justo la cara de Thomas en primer plano era lo único que podía enfocar, sus labios con una sonrisa nerviosa y sus ojos brillantes de alegría eran lo que yo había necesitado durante mucho tiempo y apenas me daba cuenta de ello, porque según yo el saberlo lejos de mi era mucho mejor.
Pero... ¿Lo era para quién? Porque definitivamente para mí no lo era, yo no era feliz estando lejos de él.
— Cálmate impaciente — escuché la voz de Brent.
— Nooo, ya díganme por favor — rogó Thomas, sonreí a la pantalla.
— A la 1, a las 2 y a las 3 — hablaron Giss y Brent al tiempo antes de mostrar su anillo y la ecografía.
Thomas primero frunció el ceño, parece ser que lo primero que vio fue el anillo de Giselle, su sonrisa creció un poco y soltó una exclamación.
— ¡Casi que no, ya era hora! — los tres soltaron una carcajada a la cual yo me uni.
— ¡¡Claro!! Hasta que por fin sucedió, pero aún no has visto la mejor parte — Brent sacudió la ecografía frente a la cámara.
Está vez los ojos de Thomas se querían salir de su lugar, su sonrisa subía y bajaba poco a poco hasta que por fin se tomó el cabello y brincó de felicidad.
— ¿Es real? — hizo una pausa — ¿tendré un sobrino?
— O sobrina — habló esta vez Giselle — aún no lo sabemos pero lo seguro es que sí hay un bebé al cual cambiarle los pañales.
— ¡Oh mierda! — solté una fuerte carcajada — Felicidades chicos, se lo merecen tanto pero tanto, sé lo mucho que estaban deseando tener un bebé y me alegro tanto, les prometo ir para el nacimiento.
— ¿Y para la boda? — preguntó Giselle con un puchero.
Sentía como si estuviera al lado de ellos, como si aún fuéramos nosotros 4, hablando hasta tarde, bromeando o viendo películas.
— ¿Cuándo es la boda? — me interese mucho en esa pregunta.
— Quiero que sea ya después de que el bebé este caminando para que sea él quien lleve los anillos.
— ¡Que ternura! — le dí la razón a Angie, eso sonaba muy bonito.
— Ufff, falta muchísimos tiempo — los tres se quedaron callados un momento, Thomas frunció el ceño, Giselle y Brent se miraron.
— Quiero que ella esté presente para mí boda. — habló mi mejor amiga en un susurro, no hizo falta mencionar a quien se refería, todos lo sabíamos.
Yo también quiero estar allí amiga.
Mordí con fuerza mi labio inferior y tuve que salir corriendo hacia el baño para que no se me escucharan mis sollozos, me senté en la tapa del inodoro y dejé salir todas las lágrimas que tenía retenidas desde hace mucho tiempo.
Si todo marchaba bien, que esperaba y lo hiciera, estaría presente en esa boda y también en el nacimiento de mi sobrino, volvería a ver a Thomas, Giselle y Brent.
Tenía que hacer ese esfuerzo por ella y por mi, no podía seguir ocultándome, ya no más.
Salí del baño como si nunca hubiera estado llorando y me aplique una crema para quemaduras en el dedo para disimular el haberme ido de la habitación tan de repente.
Vi a Angie pegada a su celular.
— ¿No lo has podido encontrar? — ella me miró haciendo un puchero y negó con su cabeza.
— Al parecer no tiene r************* ni nada.
— Espero que algún día lo encuentres.
— Ayyy bebé, para mí no hay nada imposible, lo encontraré.
Angie se acomodó mejor en mi cama y comenzó a teclear en su teléfono, seguí planchando mi cabello y de vez en cuando le daba miradas a Angie para adivinar que es lo que hacia.
Pasada media hora y después de escuchar al menos 50 maldiciones, 1000 resoplidos y otros cuantos golpes a la pared, miré a mi roomie justo en el momento en el que soltaba su celular y lo tiraba contra la almohada, le sonríe divertida.
— ¿Primera vez que no encuentras a tu víctima? — Angie chasqueo su lengua irritada.
— No está etiquetado en ningún lado, parece ser que no tiene r************* .
Cubrí un poco mi rostro con mi cabello para que Angie no me viera reir, Thomas sí tenía r************* solo que no aparecía con su nombre como tal, al principio decía Dr y tenía de foto de perfil el logo de su universidad, eso solo en f*******: ya que él usaba mucho más Twitter y allí yo si lo seguía con mi cuenta de frases inspiradoras.
Al menos una vez al día hacia alguna interacción allí y por cinco años pude asegurarme de que estaba vivo.
Era raro, pero eran de mis preocupaciones más comunes, un accidente podía pasar en cualquier momento y diariamente rezaba para que él estuviera sano dónde quiera que estuviera.
— Por ahora no lo he encontrado, pero lo haré, te aseguro que lo haré.
— Lo que tú digas...
Quería ser espectadora de lo que podía pasar pero nunca le diría que yo sí lo conocía ni que sabía de sus r************* .
¿No era la reina del FBI? Pues que lo descubriera ella solita.