CAPÍTULO 2
Salí de la editorial con la sonrisa más grande que había tenido desde que había llegado a este país.
Quedé en encontrarme con varias de mis amigas de la universidad para celebrar el triunfo que había tenido mi primera novela y creo que la ultima por un buen tiempo.
Dylan, mi editor, había hablado sobre los planes a futuro y acerca del lanzamiento del libro en países de América, principalmente en Canadá y Estados Unidos por el tema del idioma, las presentaciones serían en diferentes ciudades de cada país y mientras, en mi poco tiempo libre iría traduciendo la novela, primero llegaría a España.
Para esto faltaban aún dos meses, por lo que podía empezar a hacer la traducción en este momento y al momento de la gira terminar los demás capítulos que no podría hacer durante estos dos meses.
Tenía muchos nervios, solo conocía Inglaterra aparte de España y el saber que viajaría tan pero tan lejos para promocionar mi novela me hacía temblar de los nervios solo al pensarlo, aunque tenía fe de que había hecho un gran trabajo con ella, solo el final es la parte mala de la novela.
Y no saben cuanto me dolía ese final.
Comencé a escribir la novela en un momento oscuro de mi vida, cuando me sentía sola en un nuevo país y sin amigos, me la pasaba en la universidad y en mi trabajo de medio tiempo en un almacén de ropa interior, era cuando llegaba a casa que no encontraba a nadie y mis pensamientos solo traían a mi mente a esos ojos azules que tanto amé.
Me fue muy duro abandonarlo sin darle una explicación, pero ya todo había pasado y jamás lo volvería a ver.
Sabía que al volver a España ya no lo iba a encontrar, por eso no me hacía ninguna ilusión, su sueño siempre fue terminar su carrera e irse a un nuevo país para continuar sus estudios, no sé a qué país iría, podría estar en Inglaterra también, eso nunca lo sabría, pero si podía afirmar que en España ya no estaba.
¿Alguna vez han amado tanto que duele?
Eso es justo lo que yo sentía por Thomas, me ardía el corazón de todo el amor que le tenía y de saberlo tan lejos de mí.
Lo stalkee muchas veces para saber como estaba, por supuesto que desde una cuenta falsa, no podía arriesgarme a que me encontraran, sus publicaciones luego de yo alejarme eran demasiado triste y siempre quise poder traspasar mi mano por la pantalla y secar las lágrimas que según sus estados estaba derramando.
Al pasar el tiempo, esos estados comenzaron a desaparecer al igual que su actividad en r************* , a veces veía que lo etiquetaban en fiestas y ya lo veía sonreír y me alegre por eso, también me alegró que una de sus compañías era Gisselle, mi mejor amiga.
Sabía que ella lo cuidaría mientras yo no estuviera, a ella tampoco le hablé al irme y hasta el día de hoy tampoco lo he hecho, mi paranoia de ser descubierta por medio del chat me paralizaba y me conformaba con solo ver sus fotos y no arriesgarlos ni a ellos ni a mí.
A ella le debía el haber conocido a Thomas, su gran adicción a las fiestas había terminado en yo conociendo al gran y único amor de mi vida, al principio estaba muy nerviosa.
Yo casi nunca iba a las fiestas que organizaba Gisselle y su novio Brent, pero justo ese día mis padres habían discutido muy fuerte y para no tener que aguantar lo gritos de casa, había aceptado la invitación de mi mejor amiga. Y había sido la mejor oportunidad que había tenido en mi vida, al menos en ese entonces.
Al principio yo estaba muy incomoda en medio de tantos chicos y alcohol, no acostumbraba a eso y sabía que no encajaba con ellos, jamás había tomado una sola gota de alcohol, así que ese día estaba sobria, aburrida e incómoda.
Hasta que lo ví a él.
Me encontraba sentada como un hongo en medio de parejas bailando, besándose y hasta algunos un poco más en medio de todos, había mirado a la puerta de la casa con la decisión de salir de allí, justo cuando él iba entrado.
Recuerdo que había olvidado como respirar y mis labios se habían entreabierto al verlo, su cabello n***o, sus dientes muy blancos eran lo único que podía distinguir entre el humo de cigarro, la oscuridad y la lejanía.
― Es un bombón, lo sé.
Había hablado mi mejor amiga en mi oído, yo no le respondí, definitivamente sí que era todo un bombón, lo miré por bastante tiempo mientras lo veía saludar a varias personas que se atravesaban en mi camino.
Aún sigo sin comprender muy bien que expresión habría puesto en ese tiempo cuando vi como aquel chico de cabello n***o se saludaba muy efusivamente con el novio de mi amiga, mi casi cuñado, Gisselle había reído al ver mi expresión.
— Vamos, te lo presento — me hice hacia atrás en ese instante.
— No, ni loca, a mi no me presentes a nadie — ahora me doy palmadas en la frente por haber sido tan tonta al principio de todo.
— Vamos, te caerá muy bien.
Mi mente en ese momento maquino mil y un escenarios de como salir de ahí, a veces en la actualidad aplicaba esas mismas técnicas cuando ya no quería estar con algún chico.
— Ahí vienen —había mirado el lugar al que señalaba mi mejor amiga, el chico de ojos azules estaba saludando a nuestra dirección con un gesto de mano.
Mi memoria es un poco confusa y muchas partes de mi novela fueron descritas a la manera en la cual yo creía que habían pasado las cosas pero realmente no tenía todo muy claro, aunque eso sí, habían momentos que los recordaba a la perfección y si me molestaba un poco no poder recordar bien la primera vez que había conocido al chico más lindo y tierno y de los cuales, jamás encontraré uno igual.
Gisselle logró llevarme a la fuerza hasta el chico de cabello n***o, recuerdo que sentía tanta pena y mi cara se sentía muy pero muy caliente, mi mejor amiga me había empujado un poco al llegar al lado de su novio y mi hombro había chocado contra el pecho de el que hoy en día sé que se llama Thomas.
— ¡Lo siento! — exclamé muy avergonzada.
Sentí como una mano grande se posaba en mi cadera, sentí una corriente que pasaba por todo mi cuerpo.
— No te preocupes, no pasa nada —
Mi mejor amiga me miró con un poco de miedo, mi ceño fruncido le había expresado cuán enfadada me encontraba en ese momento.
— Bueno bueno, esas no son maneras de que se conozcan, Thom, amigo mío, te presento a la linda Nath — mordí mi labio inferior al sentir la mirada de Thom sobre mi.
Ponerle un nombre a aquel chico guapo ya generaba una gran aceleración en mi corazón y mi mirada se rehusaba a hacer contacto con la de él.
— Ehh, tengo que ir al baño — comenté antes de salir corriendo.
Ni siquiera sabía a dónde iría, los baños estaban del otro lado de la casa y lo sabía porque allí ya había pasado buen rato de la fiesta, yo era una amargada, es que no se podía negar.
Al igual de amargada también me iba a quedar solterona ¡Ni mi primer beso he dado!
Y es que siempre que me gustaba un chico comenzaba a actuar raro y llena de miedo. Quería hecharle la culpa a mi papá por el temor que le tenía a los hombres, yo no quería que a mí me hicieran lo que papá le hacía a mamá, yo no quería sufrir a manos de un hombre, no quería ser como mamá, temerosa de alejarse del lado de un hombre que le hacía daño y la maltrataba.
Luego aprendí que no todos los hombres eran malos, de hecho, ahora estaba segura de que ma mayoría de los hombres eran buenos, son buenos y hay unos que también están muy buenos, pero ya el hablar de las cosas malas siempre será peor, por lo que los hombres maravillosos quedan ocultos por esa razón.
Me senté en un columpio que había a las afueras del jardín trasero, recuerdo haberme puesto a pensar que Thomas era como un chico sacado de un cuento de hadas y también recuerdo haberme.llamado tonta por creer eso de una persona que apenas conocía.
— Los baños quedan al otro lado de la casa — miré con temor hacia atrás.
Thomas me miraba con una sonrisa entre burlona y amable, era algo raro, q veces no sabía si se burlaba de mí o si solo estaba siendo amable.
No respondí al comentario de Thomas, ya se había dado cuenta de que solo había huido de la fiesta, sentí como el columpio se comenzaba a mover, Thomas me estaba balanceando muy lentamente, mordí mi labio inferior para ocultar una sonrisa.
— Nunca te había visto por acá, se me hizo muy raro que Gis me haya dicho que eres su mejor amiga de toda la vida pero jamás te haya visto.
— Es que no me gustan las fiestas.
— Ahhh, entiendo.
Mire hacia el cielo sintiendo la brisa fresca acariciar mi rostro, cerré mis ojos y disfruté del momento. Tenía un chico guapo detrás de mi hablando conmigo, era una noche preciosa, ¿Qué más podía pedir en este momento?
Limpié una lágrima de mi rostro, odiaba recordarlo, me hacía mucho daño, ya no quería quererlo.
Miré hacia el cielo estrellado, se parecía mucho al día en el que lo conocí, desde esa misma noche me había cautivado, había caído rendida ante él desde el primero momento y aunque odiaba y me dolía admitirlo, aún seguía enamorada de él.
No me gustaba decirlo porque bueno, me siento como una loser al pensar en mí patética historia de amor y el saber que millones de personas la leyeron, la están leyendo y la leerán me da mucho miedo. Pero es lo que hay, duele y quema mi corazón.
Siempre lo amaré y lo recuerdo con mucho cariño y me es inevitable no derramar lágrimas por su ausencia,. sé que con el tiempo el solo se quedará como un recuerdo, llegará otra persona a mi vida a la que amaré mucho más u por fin podré olvidar a Thomas y no me atlrmentare más por ello.
Mi historia está plasmada en papel y allí y solo allí era que podía vivir.