CAPITULO XXIX. En personaje

1631 Words
Después de tanto pensar, el cansancio venció a Nathalya durante la madrugada. A la mañana siguiente, Aldo ya estaba de vuelta vigilándola, en cuanto ella despertó, corrió a la ventana para ver si era él el guardia de ese día, respiró profundo al confirmar que sí se trataba de él, entonces trató de comunicarse con él como lo había hecho anteriormente. — Buenos días — dijo Nathalya con poco volumen — te eché de menos ayer, ¿descansaste? — Aldo, quien había permanecido inmóvil por largo rato, solamente se rascó la oreja derecha para indicar que su respuesta era afirmativa, Nathalya lo entendió y prosiguió — me alegra que así sea, sabes si en casa ¿están todos bien? — Aldo nuevamente se rascó la oreja derecha y Nathalya se sonrió al saber que sus seres queridos estaban bien y continuó haciéndole preguntas — ¿estás aquí para rescatarme? — Aldo estiró un poco su pie derecho, Nathalya ya tenía la siguiente pregunta en mente y aunque sabía la respuesta, insistió en preguntar — ¿mi padre te envió para ayudarme? — Aldo se recargó sobre su brazo derecho y seguía escuchando atentamente a Nathalya — Alex y Natasha deben estar muy preocupados por ti y muy orgullosos también — De pronto, Aldo tomó un cigarro con su mano izquierda y Nathalya preguntó rápidamente con la respiración un poco agitada— ¿ellos no saben que estás aquí? — el mismo cigarro, Aldo lo acomodó detrás de su oreja izquierda. Ahora Nathalya sabía que solamente su padre estaba detrás de todo ésto. Eso la asustó un poco pues, quizá, su marido aún no le perdonaba lo que había hecho, pero también se sintió aliviada de saber que no estaba en peligro, infiltrado también. Nathalya tenía muchas preguntas más por hacer, pero Aldo se posicionó como estaba al principio indicando que venía alguien. Nathalya se fue rápidamente al baño para bañarse, pues, siempre después del desayuno era su salida al patio y quería estar lista. La empleada entró para dejar el desayuno en la mesita, como siempre y se fue. Después de arreglarse lo mínimo, Nathalya se dispuso a ingerir sus alimentos, en poco tiempo la empleada regresó para limpiar la recámara y Ángel la esperaba afuera para la salida matutina. Nathalya ya estaba lista y caminó a su lado en silencio hasta que él decidió romper el hielo. — Mi padre vendrá mañana, quiere que nos tomen fotos como si fuera el día de la boda, él desea mandar hacer una pintura con una de las fotos, será uno de nuestros regalos de boda, espero no tengas inconveniente con ello — Está bien — Y de seguro preguntará la fecha de nuestra boda, pero no te preocupes, yo me encargo — Bien. ¿Hay alguna cosa en la que debamos ponernos de acuerdo? — No, sólo asegúrate de que mi padre se mantenga impresionado como hasta ahora. — Pierde cuidado — respondió Nathalya mientras Ángel observaba su reloj — Ya casi se termina el tiempo y quiero saber si deseas algún otro libro de la biblioteca — Por supuesto, ¿me permitirás elegirlo? — Sí, la empleada irá por ti al medio día para comer juntos y después podrás elegir el libro — ¿Y el vigilante ya lo sabe? — Será informado. — Él me da miedo — Él sólo hace su trabajo Después de la comida, Nathalya tuvo la oportunidad de regresar a la biblioteca en compañía de Aldo, esta vez él se colocó cerca de la puerta para avisar cuando alguien se acercara, así ella tuvo unos minutos para buscar las evidencias que necesitaba, no encontró nada, pero se percató que en el lugar había una pequeña caja fuerte tras los libros más viejos de uno de los estantes, reacomodó todo y tomó nuevamente un libro al azar, para cuando la empleada llegaba al lugar ella ya se disponía a salir en compañía de su vigilante. Ya en su habitación volvió a sentarse entre la puerta y la ventana para seguir preguntando a Aldo y él se quedó parado de espalda a la puerta para escucharla. — ¿Tienes algún plan para escapar? — Aldo se acomodó sobre su brazo izquierdo y ella siguió cuestionándolo — ¿Sabes que me obligará a casarme con él? — Aldo movió un poco el pie derecho — Tengo miedo, mucho miedo — Aldo se sentó en el suelo pegando su espalda a la puerta y ella sintió que no estaba sola en ésto, por un momento se quedaron así, hasta que Nathalya vio a Aldo levantarse del suelo, esta era la señal de que alguien venía y ella fue a recostarse en la cama tomando su nuevo libro para leerlo, la persona que venía era Ángel, se quedó un momento con Aldo dándole indicaciones, mientras Nathalya avanzaba a la lectura de su libro. — Aldo, mañana llegará mi padre muy temprano, delante de él, mi prometida no es una cautiva, al contrario, es una señorita que tiene poder y voto, por favor, haga que eso parezca así, pero sin dejar de vigilarla y comuníqueme de inmediato cualquier situación por más mínima que parezca. —Así será, señor Ángel entró a la habitación de Nathalya y la observó mientras leía, recordó cuando que cuando estaban en la preparatoria, siempre la miraba cargando sus libros — No cambias, señorita libros — No te escuché llegar — Disculpa, no quise interrumpir, sólo quería comunicarte que mi padre vendrá mañana muy temprano, obviamente no puede saber que el hombre de afuera vigila que no escapes, así que tendrás que inventar algo al respecto. — Pensaré en algo — Nathalya, mañana deberás desayunar conmigo, como cualquier pareja, te espero a las 8 en el comedor como Ivania — Bien — Por favor, evita hacer alguna tontería, el vigilante estará cerca de todas maneras. — Lo sé — En un momento traerán tu cena, querida — Gracias Nathalya fingió seguir leyendo hasta que llegó la empleada con la cena, mientras pensaba en que la mejor manera de que su vigilante se quedara a su lado por más tiempo, era decir que era su guardaespaldas personal, así se aseguraría de tenerlo siempre cerca y exclusivamente a él. Luego de la cena se dispuso a dormir, la empleada se fue dejándola sola rápidamente y apagó las luces, cerró la puerta y se alejó, Nathalya se acercó a la ventana para decirle a Max el plan, ambos se quedaron tranquilos y se fueron a descansar. Nuevamente en la mañana, Aldo llegó muy temprano, Nathalya se preparó para ir a desayunar como Ángel le había indicado, todo era silencio entre ellos hasta que Aldo les indicó que don Emeterio iba llegando, entonces, fingieron ser una pareja común y corriente. — Cariño, ¿te sirvo más café? — preguntó Ángel a Ivania, quien ya estaba en personaje — Mejor un poco de jugo y quisiera un poco de fruta picada — Desde luego — hizo sonar un timbre que usaba para llamar a la servidumbre — por favor, traiga a la señorita jugo y fruta picada — Hay jugo de naranja, de uva y de manzana, ¿cuál desea la señorita? — preguntó la empleada — De manzana, por favor. Amor, ¿tú no deseas alguna otra cosa? — Más café y pan tostado — Enseguida señor — ¿Segura que no deseas algo más? — Sí, querido, o no me quedará el vestida de novia, quiero estar hermosa ese día Don Emeterio iba entrando y alcanzó a escuchar las palabras de Ivania. — Mi nuera siempre es hermosa y debes alimentarte bien, no te vayas a enfermar — ¡Suegro! ¡Qué alegría verlo! — A mí también me alegra mucho verlos. ¿Si te dijo mi hijo de la sesión de fotos? — ¡Por supuesto! ¡Y estoy muy emocionada! — las empleadas traían lo que los señores habían pedido y Ángel aprovechó para pedir el almuerzo de su padre — Padre, ¿qué te apetece almorzar? Los tres se sentaron a almorzar a la mesa, don Emeterio se sentía un poco incómodo con la presencia de Aldo, quien no estaba presente en ese momento, pero era un hombre al que nunca antes había visto por allí y le sorprendía que hubieran contratado nueva gente. — Ese muchacho ¿es nuevo verdad? — preguntó el señor — Sí, padre, perdón que no te informara antes sobre él, pero... — respondió Ángel y Nathalya lo interrumpió para explicar — Es mi culpa, suegro. Después de todo lo que le conté, he vivido con un poco de paranoia pensando en que mi vida también corre peligro, Ángel me ayudó a contratar un guardaespaldas para darme más seguridad, pero si le incomoda puedo... — Oh, hija, lamento que te sientas así, no te preocupes, puedes conservar a tu guardaespaldas, se ve rudo — Sí, ha sido un excelente elemento — Nathalya se salió con la suya, ahora Aldo estaría junto ella mientras don Emeterio estuviera allí y cada vez que él los visitara. — ¿Y ya tenemos fecha para la boda? — Sí, padre. Ivania y yo hemos pensado en que, obviamente, será una boda sencilla y sólo tú como invitado, los empleados pueden ser testigos y lo único que nos detiene es el vestido de novia que aún no está listo, pero informaron que para este miércoles lo tendrían, así que, podremos casarnos la próxima semana, si estás de acuerdo — Nathalya se sorprendió mucho al escuchar que la boda sería más pronto de lo esperado, pero tuvo que seguir en su papel de novia amorosa — Y aún así, una semana es mucho tiempo, amor — injirió Ivania — Lo sé, mi vida — ¡Una semana es perfecto!
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