CAPITULO XXVIII. La ofrenda

1110 Words
Mientras tanto, en la capital comenzaban a suceder eventos diferentes, los niños en la escuela aprendiendo e intentando sobrellevar la ausencia de sus seres queridos, pero a veces, ésto se complicaba demasiado, puesto que algunos niños eran crueles y se burlaban de que no tenían papá o mamá y eso les hacía llorar continuamente, pero evitaban contarlo en casa para no entristecer a los adultos, pues, pensaban, ya tenían demasiados problemas que resolver. Natasha seguía dando clases y escribiendo su diario, se había convertido en una gran maestra que motivaba a sus alumnos a expresarse libremente y a amar cada una de sus emociones. Incluso tenía una especie de club de fans que sus alumnos habían organizado como agradecimiento por sus atenciones hacia ellos y cada día recibía un regalo de alguno de ellos con una nota que le hacía sonreír. Alex trabajando en la constructora con nuevos proyectos que engrandecían el patrimonio familiar, las cosas allí iban muy bien, su padre había decidido quedarse una temporada con él para estar cerca de sus nietos y ya hasta estaba pensando abrir una nueva sucursal de la abarrotera en la capital, pues con todo lo sucedido, Max y Alex no habían logrado llevar a cabo ese plan. Don Emmanuel continuaba con su plan de infliltrarse en el pequeño círculo de don Emeterio para tratar de averiguar algo sobre su hija, pero a su vez, se preguntaba si sería buena idea, pues Ángel ya lo había visto mientras acechaba a Nathalya durante los días anteriores a su boda y en cualquier momento podría estar ante su presencia y reconocerlo, empeorando la situación de su hija y arriesgándose a que Max fuera descubierto a causa de su imprudencia. Además, su relación con Matilde estaba algo olvidada y temía que ella en cualquier momento se fuera de su lado pues, ya lo había comprendido por un buen tiempo y ella también necesitaba de su atención, así que decidió ya no esperar más tiempo para casarse con ella, sentía pena porque su hija no estaría con él en ese momento tan especial, pero también necesitaba un poco de alegría para seguir adelante. Entonces, debía buscar otra alternativa para poder contactar a don Emeterio. Matilde desconocía los planes de don Emmanuel, estaba empezando a cansarse de no tener ninguna atención de él, no por falta de amor, si no porque ella también tenía sus propios problemas y sentía que no estaba recibiendo el mismo apoyo que ella brindaba, llevaba meses sintiendo un malestar y cuando acudió a buscar atención médica, sus estudios revelaron una terrible enfermedad, cáncer. Sabía que era una enfermedad que requería mucha atención, tiempo y dinero, no estaba en sus planes ser un problema más para don Emmanuel, pues la desaparición de su hija era ya una pena inmensa. Con tristeza tomó sus pertenencias y las guardó en maletas para partir esa misma tarde, se preparaba para salir, pero algo le hizo querer escribirle una nota de despedida a su adorado Emmanuel, nota que pretendía que él leyera ya en su ausencia, pero el destino no le permitió salirse con la suya, pues don Emmanuel llegó a tiempo. — ¿Te vas? — le preguntó él — Sí, Emmanuel, necesito tiempo para mí misma y tú para buscar a tu hija — respondió ella — ¿Y se supone que esta es la nota de despedida que escribiste para mí? — preguntó misntras la tomaba entre sus manos — Sí, por favor léela cuando ya me haya ido — pidió Matilde, pero él se negó y comenzó a leerla — Entiendo que estés cansada de que nunca esté para tí, lo siento, te juro que hoy mismo eso cambiará — ¡No, Emmanuel! No quiero ser una carga para tí, tú tienes que seguir buscando a tu hija, ella te necesita y yo haría lo mismo si estuviera en tu lugar — Por favor, quédate — don Emmanuel sacaba una cajita dorada del bolsillo derecho de su pantalón para mostrárselo a Matilde mientras se arrodillada — Sé mi esposa — Emmanuel, no me esperaba ésto — mencionó con los ojos llorosos — Lo sé y lo siento mucho, debí hacer ésto antes. ¿Qué dices? ¿Nos casamos? — Yo... — Llevo meses sufriendo por la ausencia de mi hija y seguiré buscándola mientras tenga vida, pero también necesito tener alegría y tú eres gran parte de esa alegría porque me la das tú con tu amor, con tu compañía, tú y mis niños preciados son lo único que me mantiene de pie. — Quizá yo no debería aceptar, pero te amo y quiero pasar el resto de mi vida a tu lado — Tendremos mucho tiempo para compartir Matilde no quería que su futuro esposo supiera de su enfermedad, estaba dispuesta a dar la batalla contra el cáncer hasta el último suspiro para no causarle otra desgracia, tenía tantas ganas de vivir y de volver a ver a su niña Nathalya, como ella le llamaba, pero también tenía miedo de no lograrlo, de todo lo que la enfermedad y los tratamientos le causarían, no sabía cómo le haría para que Emmanuel no sufriera al verla enferma. Don Emmanuel tenía prisa en casarse, sólo invitó a su familia para que los acompañaran al registro civil el siguiente fin de semana, Alex y Natasha firmaron como testigos y la boda religiosa esperaría, Matilde quería que su niña Nathalya la viera vestida de blanco en el altar, junto a su padre, para jurarle a ambos que siempre la vería como a una hija, y a su pequeño niño como un nieto al que había amado desde el primer instante. Ahora la familia estaba un poco más completa, Natasha también se había ganado el corazón de Matilde y para ella era un gran apoyo, pues le había dado más comprensión que su propia madre cuando vivía, y Alex le parecía un príncipe, siempre tan caballeroso y atento con Nathalya y con todos. Desde la desaparición de Nathalya, cada noche, antes de dormir, Matilde le pedía a Dios que la protegiera y la devolviera a casa sana y salva, incluso, le ofreció su vida a cambio de que Nathalya volviera, por eso ella estaba tan callada con su enfermedad, deseaba vivir y amaba la vida, pero anhelaba tanto el regreso de Nathalya que no le importaría morir en ese instante con tal de que Dios le concediera su petición. Aunque al principio la noticia le causó impotencia y sufrimiento, sentía que esa enfermedad era una señal divina indicando que sus súplicas habían sido escuchadas, entonces comenzó a decir que Nathalya volvería, que su corazón se lo decía.
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