CAPITULO XLIX. Inspiración

1726 Words
Cuando Ángel llegó al juzgado, ya casi todos se habían ido, sólo quedaban los más allegados a Natasha. Ivania se había acercado a don Emmanuel para despedirse cuando Aldo vio llegar a Ángel, de inmediato avisó a Ivania para que actuara conforme al plan de seducción. Ángel no quería hacer saber su disgusto hacia su esposa y se acercó amigablemente para ofrecer sus condolencias y su ayuda, aunque don Emmanuel sabía que no estaba siendo sincero, le agradeció. — Ángel, gracias por estar aquí — Emmanuel, somos socios, no podía dejar de venir — Lo sé, Ivania me explicó que sigues enfermo, espero te mejores pronto, ya se te extraña en las reuniones — Y yo también los echo de menos a ustedes, le aseguro que pronto estaré por allí — Pensé que no vendrías — Créame que yo tampoco lo pensé — Tu esposa me ha dado tu recado — ¿De verdad? — Desde luego, es muy eficiente, y si me permites, quisiera invitarte a comer para hablar del asunto Ángel no sabía a cuál recado se refería, pero se mantuvo fingiendo lo contrario en todo momento. — Aldo, por favor lleva de regreso a Ivania, debe estar agotada — pidió Ángel — Sí, señor — respondió Aldo — Yo los alcanzo más tarde, tengo un asunto que tratar con don Emmanuel — explicó Ángel — ¿Entonces, no te espero para comer juntos, cariño? — preguntó Ivania — No, Nany, debo acompañar al señor. Gracias por darle mi recado — Ivania le sonrió y se fue Para entonces, don Emmanuel ya le había escrito a Aldo que el recado era un pretexto para hablar a solas con él y provocarle otra crisis, le pidió que le mandara un mensaje explicando que "el recado" que le dio Ivania era respecto a un problema que tenían. Ángel dejó su auto estacionado y don Emmanuel lo invitó a ir con él para no perder tiempo, estaba tan intrigado por saber de qué se trataba y de pronto recibió el mensaje de Aldo explicando lo del recado, así se sintió más confiado. — Ángel, tú y yo no tenemos una buena relación y sabemos muy bien el porqué, pero no hablaremos de eso, mi hija tomó la decisión de estar contigo y eso yo no lo puedo cambiar, por eso, quiero que te quedes tranquilo, ella ni siquiera me recuerda por lo que no puede verme como un padre — Don Emmanuel, yo... — Como dije, no estamos aquí para hablar de ello, solamente quería decirte eso para que estés tranquilo, sé que tu salud mental corre peligro — ¿Ya se lo dijeron? — No, nadie me lo dijo, yo lo sé por tu comportamiento, te ves muy nervioso todo el tiempo, te muerdes las uñas y mírate, estás paranoico. Eres muy joven para estas cosas y te aseguro que en el negocio verás cosas peores — Yo no sabía que usted se dedicaba a lo mismo — Es lógico, si lo supieran todos, ya estuviera preso, de nuevo, o bajo tierra. Uno debe darse sus mañas para seguir libre y sin preocupaciones, no como tú, que a tu corta edad eres un prófugo de la justicia — Bueno yo... — Tu padre no te educó como debía, él debió enseñarte bien todo respecto a estos negocios, ¡ay! don Emeterio que en paz descanse, cometió muchos errores contigo, tu vida pudo haber sido otra — Señor yo no quiero hablar de mi padre — Lo sé, muchacho, su pérdida nos dolió a todos, años de conocerlo y yo juraba que ese viejito nos iba a enterrar a todos, pero ya ves. Llegamos, vamos a comer en calma y luego hablamos de tu recado, yo invito Se sentaron en una mesa y pidieron la carta, Ángel ya estaba un poco nervioso, el tema de conversación respecto a su padre no le agrabada en absoluto, ya que todas sus alucinaciones eran por haberlo matado. Luego de terminar sus alimentos, hablaron. — Bueno señor, ya estamos aquí y estoy ansioso de conocer su respuesta — mencionó Ángel — Por supuesto muchacho, y quiero que sepas que tienes mi apoyo, hace tiempo que yo también sospecho de Genaro, es muy obvio que se tengan problema de entregas dentro de su territorio, pero para eso estamos aquí — Usted dirá que hacemos — Ángel ni siquiera sabía de éste problema, ¿cuánto tiempo había estado dormido a causa del medicamento? Como fuera, él debía fingir que sabía de lo que hablaba — Gracias por la confianza, lo he estado pensando y creo que debemos tomar medidas drásticas — ¿Medidas drásticas? — Sí, aprecio mucho a Genaro, pero su actuar ya no me está gustando y nos podría hacer caer a todos, ¡y yo no tengo planes de regresar a la cárcel! — Yo tampoco tengo planes de pisar la cárcel — Hablare con Gilberto y con Zacarías, ve alistándote para la emboscada sopresa, ye te aviso cuando todos estén enterados para armar el plan, pero hay que asegurar el armamento y a los hombres de una vez, no vaya a ser la de malas. De regreso al reclusorio, Natasha evitaba pensar en todo lo sucedido, el abogado le había prometido apelar, para ello debían encontrar las pruebas en contra de Luis Roberto y estaban dispuestos a buscar hasta por debajo de las piedras. Ella solamente quería vivir tranquila y escribir, aunque su editora ni siquiera había preguntado por ella en todo este proceso, pero no le importaba. Don Emmanuel comenzaba su plan para destruir a Ángel desde su mismo círculo, todo estaba fríamente calculado y Ángel ni siquiera podría sospecharlo. Al llegar a casa, Ángel seguía molesto con Ivania por irse de su lado sin siquiera avisar, le reclamó y tuvieron una discusión muy fuerte en la que él la acusaba de ser amante de don Emmanuel, se le olvidaba que él era el padre de su esposa y pese a que ella no lo recordara, él sabía perfecto quién era ella y jamás cometería tal aberración. Pero eso a Ángel no le importaba, la acusaba a tal punto que ella tuvo que salir de la habitación por miedo a su actuar tan violento, corrió a donde estaba la servidumbre con la esperanza de que con la presencia de todos, se comtrolara. Ángel se dio cuenta de lo que estaba haciendo y volvió en sí. — ¡Perdóname, Ivania! ¡Perdóname! No sé que me pasó — Yo sí sé, cariño, pero no te preocupes, todo va a estar bien, te lo prometo — dijo Ivania ofreciendo su consuelo y comprensión Aldo se encargó de llamar al médico nuevamente, pero éste no estaba en la ciudad y llegaría hasta la mañana siguiente, prometiendo visitar a Ángel en cuanto llegara. Ivania le dio su dosis de medicamento a Ángel y lo vio quedarse dormido, pero solamente dormía en ratos, ya que se despertaba con alucinaciones constantemente, Ivania se quedó con él para mitigar el miedo que sentía y por nada del mundo le apagó las luces, era como un niño pequeño al que le esoabtaba la oscuridad y se despertaba asustado durante las noches de tormenta, lo que le hacía sentir que ya había vivido antes algo parecido con algún niño, pero al no poder recordar, le restaba importancia a su sentir. Al amanecer llegó el doctor como había prometido, Ivania le contó todo lo sucedido desde el día anterior y el médico tuvo que aumentar de nuevo la dosis, pero está vez, añadió unos estudios cerebrales para que se los realizaran cuanto antes. Ivania dejó que Ángel durmiera, había pasado una noche muy pesada y ella también necesitaba descansar un poco. Los Toscanitos seguían en la cima del éxito, por lo que Ivania los podía escuchar más seguido por la radio, pensaba en lo que había sentido cuando Ángel estaba temeroso y lo relacionaba con la canción de esos pequeños, además, recordaba las palabras de Alex: "cuando tengas preguntas, escucha mis canciones y obtendrás respuestas", pero le parecía muy descabellado lo que estaba pensando. Aldo quería estar con su hijo en este momento tan difícil para él, pero no había manera de escaparse, tenía que permanecer allí por cualquier situación que expusiera la vida de Ivania, con los arranques de locura de Ángel cada vez eran más comunes. Afortunadamente, don Emmanuel y Alex lo mantenían al tanto de todo, además, se había dado a la tarea de enviarle cartas a Natasha para hacerle saber que no estaba sola. Natasha ya había tenido tiempo para procesar lo ocurrido con Max, aunque en su diario no se atrevía a escribir sobre él ni a contarle a nadie, su vida correría peligro si alguien se enteraba, pero estaba feliz de saber que estaba con vida y eso le daba la fortaleza para seguir adelante. A veces recibía las cartas que él le mandaba y con ello su corazón se alegraba enormemente, sus compañeras reclusas no se explicaban cómo se podía estar tan feliz dentro de una cárcel, pero ella les explicaba que esa felicidad tenía que ser interna. — Cuando uno esta en paz consigo mismo, se consigue tener esa alegría, yo fui acusada y condenada injustamente, pero mi consciencia está limpia — Ese debe ser muy bonito, yo sí soy una asesina — Luli, ¿quieres hablar sobre eso? — No, no, ¿para qué? — Bueno, yo comencé a escribir cuando estaba en depresión, y hacerlo me permitió conocerme a mí misma y reconectar con mi esencia, luego un editor publicó mi diario y mucha gente se sintió identificada conmigo y comenzaron a escribir como terapia, a veces, sólo necesitamos expresarnos y ser escuchados — Eso suena bien bonito, pero no — Pondré el ejemplo, ¿te parece? — Está bueno Natasha comenzó a contarle a su compañera de celda lo que había pasado realmente, poco a poco otras chicas se unieron para escuchar, no cabía duda que Natasha tenía la capacidad de ser una luz en medio de la oscuridad, además, sus palabras siempre terminaban inspirando a cualquiera que la escuchara. Sospechosamente, una persona había estado preguntando por ella en su casa y ahora estaba preguntando por ella en el penal, su nombre: Carlos Bejarano. ¿Quién será Carlos Bejarano? ¿Y para qué buscará a Natasha?
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