CAPITULO XLVIII. Injusticia

1591 Words
Ángel conservaba como un trofeo, el reloj que le arrebató a su padre antes de acabar con su vida, solía usarlo a diario y se lo quitaba para dormir y bañarse, únicamente. Gracias a unos documentos que don Emmanuel había fotografiado hace tiempo, Ivania y Aldo pudieron ver la letra de don Emeterio, llevában días tratando de imitarla, hasta que al fin estaban conformes con los resultados y era momento de poner en marcha el plan. Ángel solía bañarse muy temprano, casi siempre Ivania seguía dormida cuando ésto ocurría, pero esta vez, Ivania debía madrugar. Mientras Ángel se bañaba, Ivania escribía con una tinta roja que parecía sangre, junto al reloj, en la madera del mueble donde lo había colocado, las palabras "NO ES TUYO", haciendo referencia que pertenecía a don Emeterio y no a él. Cuando Ángel salió de bañarse, Ivania estaba dormida, fingiéndose dormida, mejor dicho, se vestía y se preparaba para salir como normalmente lo hacía, cuando se disponía a colocarse el reloj comenzó a gritar muy asustado, logrando despertar a Ivania. — ¡¿Quién anda allí?! ¡¿Quién fue el maldito que escribió ésto?! — ¿Qué pasó, cariño? — preguntó Ivania fingiéndose adormilada — ¡Un imbécil está tratando de hacerme una estúpida broma! — No entiendo — ¡Mira lo que escribió! — Ángel, yo no veo nada — dijo ella fingiendo no ver lo escrito — ¡Allí está escrito con sangre! ¡Es sangre! — Perdóname, mi amor, pero no veo nada de lo que dices. ¿Te sientes bien? — ¡Estoy perfectamente bien Ivania! ¡Y ya sé lo que estás pensando! ¡Me estoy tomando el tratamiento como dijo el doctor! ¡Tú me has visto! — Lo sé, cariño, vamos a calmarnos, ¡Aldo! ¡Aldo! Mientras Aldo llegaba, Ivania invitaba a Ángel a enjuagarse la cara de nuevo y mientras él lo hacía, ella limpiaba lo escrito con un trapo, como lo tenía previsto, que luego escondió para evitar que Ángel lo viera, una de las servidumbres llegó antes que Aldo y Ángel le pidió que observara lo que había visto, pero obviamente no pudo ver nada, Ángel se molestó y se fue, Ivania iba tras él tratando de evitar que se fuera así, pero él la ignoró por completo. La servidumbre también estuvo tras Ángel ofreciéndole sus medicamentos y un vaso con agua sin haber tenido éxito. Cuando Aldo llegó a la habitación, ya estaba vacía, él sabía dónde estaba el trapo que había escondido Ivania y lo tomó para después quemarlo en la primera oportunidad, y luego se reunió con todos abajo explicando que también se estaba bañando. Ángel, desconcertado, condujo sin precaución hasta salir de la ciudad, cuando logró tener control de sí mismo regresó a casa, Ivania había ordenado que lo buscaran por todas partes, Aldo había tratado de observar por las grabaciones de las cámaras para ver si algún intruso le había jugado esa broma tan pesada a su patron, pero no encontro nada, obviamente él borró toda la evidencia y truqueó la grabación, fue muy fácil para él, ya que a eso se había dedicado cuando se fue por primera vez. Cuando Ángel volvió, Aldo le estaba entregando las grabaciones a Ivania, entonces Ángel se las arrebató para verlas por sí mismo, confirmando que allí no había nada. En la habitación había una cámara que sólo captaba la entrada a ella, por razones de privacidad, pero no se vio a nadie entrando o escondiéndose para llevar a cabo la broma. Ángel, trataba de atar cabos, pero no había nada que atar, la excelente actuación de Ivania la dejaba fuera de sospechas. Ángel tomó su dosis del medicamento, pero Ivania no se conformó con eso y llamó al médico, Ángel se negaba a recibirlo, pero ella insistió entre lágrimas y manipulación, a lo que él terminó accediendo. El médico duplicó la dosis del medicamento, tal como esperaban. Don Emmanuel seguía de luto, pero no podía dejar de luchar por su hija, por lo que seguía en contacto con Aldo, él lo ponía al tanto de lo ocurrido y lo felicitaba por está excelente idea . Natasha fue trasladada al reclusorio femenil para esperar su sentencia, ésto tenía a todos con el alma en un hilo, pero ella continuaba resignada, solamente pedía un cuaderno y una pluma para seguir escribiendo y el abogado consiguió permiso para ello. Luis Roberto continuaba hospitalizado y luchando por su vida, sus padres exigían una jugosa compensación para resarcir los daños, pero el abogado de Natasha no aceptaría ningún trato con nadie, sabía que lo podrían acusar de intento de soborno y eso afectaría más a su cliente. Los resultados de la necropsia practicada a Matilde, al fin le habían sido entregados a don Emmanuel, en el documento firmado por el médico legista, se leía claramente que ella había fallecido de una falla cardíaca causada por el cáncer en fase final que padecía y no por el impacto de la bala. Se sintió un poco aliviado al saber ésto, definitivamente fue cosa de Dios que su esposa ya no estuviera con vida, ahora Natasha tendría un cargo menos, sólo quedaría demostrar que disparó contra el enfermo pretendiente que la acosaba, por su estado mental a causa del evento traumático del momento, tenía fe en que ella saldría pronto y decía que Matilde era ahora el ángel de la guarda de su familia, mejor ángel no podían tener. Cuando Ángel se quedó dormido a causa de los medicamentos, Aldo pudo salir a quemar el trapo, se trasladó lo más que pudo para alejarse de la casa hasta que encontró un terreno baldío al que le habían prendido fuego y lanzó el trapo para que se quemara, cuando se aseguró de que así fuera, regresó a casa. Continuó en contacto con don Emmanuel, quien le comentó cuáles habían sido los resultados de la necropsia, ésto le quitó un gran peso de encima y corrió a contarle a Ivania la novedad. Milagrosamente, Luis Roberto despertaba del coma, sus padres estaban felices y él decía no recordar nada de lo sucedido. Los médicos adjudicaron ésto al tiempo que había estado dormido y aseguraron que no había daño cerebral, por lo que pronto comenzaría a recordar. Los agentes de policía esperaban que él pudiera declarar pronto, él era más astuto de lo pensado y obviamente, no diría la verdad, solamente estaba haciendo tiempo para preparar una declaración convincente que lo librara de pisar la cárcel, aunque con ésto tuviera que hundir a Natasha. Nadie de la familia podía saber si el joven ya había recuperado la memoria, su abogado ya le había aconsejado para que no hablara con nadie, que solamente esperara al juicio de Natasha, que sería pronto. Max pensaba como maleante y no tenía un buen presentimiento sobre ello, pero no tenía manera de ayudarla. Ángel continuaba con su tratamiento, pero con ese nerviosismo que le habían causado Ivania y Aldo, las viejas alucinaciones habían regresado detonando nuevamente su personalidad violenta y paranoica, por lo que Ivania temía provocarle un ataque de ira si salía como acostumbraba, así que debió quedarse a cuidarlo y a fingir ser la esposa amorosa de siempre. En realidad no era mucha actuación, en el fondo le tenía lástima y seguía pensando que a pesar de todo, era un buen marido. Aldo le había informado la fecha del juicio y ella quería estar allí realmente, debían encontrar la manera de escaparse ese día. Pensaron que sería fácil si Ángel permanecía dormido por sus medicamentos, desafortunadamente, las alucinaciones reales lo despertaban constantemente, al no encontrar a Ivania ni a Aldo en casa, pensó lo peor y se fue a buscarlos. Ya en el auto, las noticias comentaban que ya mismo sería el juicio de Natasha, Ángel tuvo el presentimiento de que allí estarían y se fue para el juzgado. El juicio ya había comenzado, Luis Roberto había sido citado a declarar frente a todos, su actuación lo hizo quedar como víctima, relató que él había sido fan de Natasha gracias a su libro y que había sido su fuente de inspiración para sobrellevar la depresión por la que estuvo atravesando hace tiempo. "Ese día salí a caminar como de costumbre, vivo cerca por lo que seguido paso allí, vi a la señora cargando un gran oso de peluche en compañía de otra mujer, lo llevaban a la basura, al ver que no lo podían entre las dos, me acerqué para ofrecer ayuda, pero no sé qué paso ni en qué momento la señora Natasha sacó un arma y le disparó a la otra mujer, me asusté y salí corriendo, no pensé que también a mi me dispararía, no sé porqué lo hizo, yo sólo quería ir por ayuda, corrí unos segundos y luego, ya no supe de mí. ¡Ella mató a la otra mujer! ¡Ella quiso matarme a mi también!" La declaración de Luis Roberto fue clara y consisa, nadie dudó de sus palabras, solamente Natasha sabía la verdad, pero eso bastaba, ya que no había ninguna prueba en contra de él, ni siquiera había rastro de que él hubiera comprado la cámara con la que la espiaba, no había nada, ésto parecía el crimen perfecto, un crimen por el que Natasha pagaría injustamente. El juez dictó sentencia contra Natasha, no había derecho a fianza y el infeliz aún podía hacer daño a otras personas, eso no era lo que ella esperaba, pero al menos en la cárcel, él no podría acercarse a ella.
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