Un encuentro nada agradable.

2826 Words
—¿Entonces ese tal Morningstar es el papa de tu bebe?— pregunta uno de los modelos —No, él es solo su tío, verdad que si mi niño. Pongo a Alberto en una mesa y Mario comienza a tomarle las medidas. —¿Entonces quién es su papá?— pregunta Matu —Aunque ocultaste bien tu embarazo cuando estudiábamos juntas, ni siquiera se notaba, dios bebías todos los días y salías con cualquiera, Entonces por eso dejaste la ciudad donde vivías y no toda esa mierda que me contaste. Conforme esas palabras salían de sus labios eran como puñaladas que le daba a mi corazón. —Matu cállate no me provoques— le decía conforme hablaba una y otra vez le repito. Pero cuando escucho esa última frase miro a Mario y él moviendo los labios dice "No". —Lo siento. Mario agarra a Alberto y lo sostiene, me giro y le doy una cachetada con todas mis fuerzas que la hace perder el equilibrio. —Puedes hablar toda la porquería que quieras de mí, pero de mi hijo y el porqué dejé donde vivía jamás, sobre todo cuando no sabes ni una mierda y si alguna vez escucho algo así o me provocas no querrás saber lo cruel que puedo ser. Cargo a Alberto y salgo de la tienda, instalo a Alberto en su silla y me subo rápidamente, conduzco sin rumbo cuando llego a un semáforo en rojo marco a Morningstar. —¿Cuál es el número de la habitación?— me limpio las lágrimas —Aún no nos lo dan— se pone el semáforo en verde y conduzco —Maldita sea tardaran mucho- le pregunto —No lo creo, ¿dónde estás? ¿Qué tienes porque estás llorando? Háblame Lilith. —320 es el número— dice Lucia —Gracias— cuelgo Me dirijo al hotel en un par de minutos, llego, me dirijo al estacionamiento y me doy cuenta de que me olvide de la carriola y la pañalera, veo la hora y es tiempo de que Alberto duerma; lo cargo y lo arrulló mientras camino al elevador, cuando llego al piso Alberto ya está dormido toco la puerta y se abre, entro sin decir nada y acuesto a Alberto pongo almohadas al rededor de él. Me siento en el piso, abrazo mis piernas y me repito una y otra vez "no piensen en lo que dijo, ella no quiso decir eso" —Mírame— dice una voz —Ahora no— le contesto sin saber quien es, me limpio las lágrimas —Lo siento. Levantó la vista y miro a Matu frente a mí, miró la habitación y ninguna de mis maletas está en ese lugar, menos las cosas de Alberto, solo su pañalera. —Creo que entre a la habitación equivocada, lo siento— le digo como si no la conociera Me levanto y cuando estoy por agarrar a Alberto me jala. —Hablemos— me dice sin solarme —Déjame ir, no tengo nada que hablar contigo. Me suelto de golpe, agarro mi celular y le marco a Morningstar, pero no me contesta, cuando cuelgo la llamada me llega un mensaje "Estamos en el Penthouse, pero habla con ella" Cierra los ojos y tu corazón Lilith no queremos caer en su juego otra vez. —Gracias por la pañalera— le digo La cuelgo en mis hombros y me jala haciendo que se caigan las cosas en el piso, me agacho y las junto rápidamente, guardo su biberón, su jugo. —Tú nunca puedes hablar así de mi hijo de esa forma, no sabes todo lo que vivió a su corta edad— le digo entre lágrimas —¡Nadie puede hablar de él!. —Habla conmigo, por favor. Me levanto y me limpio las lágrimas. —Quieres hablar conmigo, bien solo déjame dejarlo con Morningstar y Lucia. Muevo las almohadas y lo cargo, él se mueve y se acomoda en mis brazos. —¿Vas a regresar para hablar?, no dices eso únicamente para que te deje ir, porque si es así no vas a salir. La miro directo a los ojos mientras ella se para en la puerta para evitar que salga, sin dejarla de ver, suelto luces y la mueven dejándola inmóvil; abro la puerta y salgo caminando al elevador, entro y me dirijo al piso y Morningstar me está esperando cuando lo miro mi corazón se parte, me rodea con sus brazos. —Vamos. Camino dejándome guiar por él, cuando entro veo el colecho de Alberto, lo acuesto con cuidado, lo cobijo y lo miro. —Tienes que hablar con ella— me dice Lucia —No quiero hablar, ahora no, ¿cuál es mi cuarto?— Morningstar me toma de la mano y me lleva —¿Qué paso?— me mira —¿Por qué me enviaron a su cuarto? ¿Por qué?— les digo llorando mientas, me siento en la cama y junto, mis piernas a mi pecho —Dijo que cometió un error contigo y que te hizo daño, que necesitaba disculparse, cuando hablo con Lucia estaba llorando aparte dijo que olvidaste la carriola y la pañalera— suspiro —Así que se les hizo fácil acorralarme de esa manera—me miran —Es Matu amiga que pudo ver hecho— dice Lucia, yo simplemente me rio —No que hizo, sino lo que dijo, yo puedo soportar que hablen mierda de mí, pero ella usó a mi familia, a Alberto y mis secretos contra mí; dijo que escondí bien mi embarazo, que bebía mucho, que salía con cualquiera, que por eso me habían corrido de la ciudad y no todo lo que le conté yo; le decía que se callara, pero no aguante que digiera eso de mi hijo, le di una cachetada tome a Alberto y me fui, ¿cómo pudo decir eso de mi hijo después de lo que vivió?. —Entonces como puedes saber si no te permites hablar con ella, lo que dijo estuvo mal demasiado mal y si fuera a mí el que me dijo eso no hablaría más con ella. Pero eres tu Lilith, tienes el corazón más puro que alguien pueda tener, por eso tienes que darle la oportunidad y a partir de eso toma la decisión si, ella es la persona que amas. De alguna forma las palabras que Morningstar dijo son ciertas, debo de hablar con ella y permitirme acabar con esto. —Puedes cuidar a Alberto por mí, no sé cuanto vaya a tardar, pero sigue su hora de comida— le doy un abrazo fuerte a Morningstar —No te preocupes, nosotros lo cuidamos— dice Lucia, me levanto —Y si no sirve de nada hablar, tenemos un bar. Se ríe Morningstar ante las palabras de Lucia, salgo del Penthouse y bajo al piso de Matu. Cuando estoy fuera de su habitación me encuentro dudado si debo darle la oportunidad de hablar con ella o no, pero sé que si no lo hago seré una cobarde, así que tomo valor y toco la puerta. —Dios pensé que no regresarías— me dice cuando me ve Cuando entro veo una botella de vino en la mesa de la habitación —No quería, pero debo de hacerlo— puedo ver la cara, así como la desesperación en su rostro —Perdón Lilith, no debí de ver dicho algo así, yo solo, solo, solo hablé sin pensar, morí de celos— toma la copa de vino y se toma el trago de una —¿Quieres vino? Es tu favorito— me enseña la botella —No gracias, ya no tomo tan seguido. Baja la botella cuando se termina de servir su copa. —Como cambian las cosas antes bebías todos los días y ahora no lo haces, en cambio, yo— se señala —Soy un desastre e incluso te hice daño— suspiro —Cuando eres madre soltera y tienes negocios, la bebida pasa a segundo plano. —¿Por qué en todo ese tiempo no me dijiste que estabas embarazada? Estuvimos juntas por meses, incluso me acosté contigo, ¿no merecía saberlo?. —Porque nunca estuve embarazada, tú nunca te tomaste la molestia de preguntar o hablarme cuando los demás lo hicieron, tú solo supusiste y decidiste creer en lo que los demás decían— se para y me toma de la mano —Mire tú en vivo, vi como presentaste a tu hijo, leí como las personas decían de tu embarazo y yo solamente pensé… mire las fechas, todo concordaba desde tu partida. Me suelto de sus manos y me siento en la cama, me giro a verla. —Rebeca estuvo conmigo un mes en mi casa, no crees que si hubieras preguntado, ella te abría dicho que no había un bebe en esas fechas o solamente el pulsar mi contacto, hacer una llamada sabrías la verdad; mierda incluso si le hubieras preguntado a Lucia o lo lógico nunca miraste mi vientre crecer, crees que si hubiera quedado embarazada tomaría y saldría poniendo en riesgo mi hijo— suspiro —Lo sé, simplemente pensé en mi dolor y me sentí traicionada, pero cuando hablaste con Elijah perdí la cabeza, cuando hablabas con él sonreíste, y desde que entraste al taller de Mario no habías sonreído y con solo una llamada sonreíste, ¡Lilith perdóname!— miro su rostro atormentado —Rescate a Alberto cuando tenía tres cuatro meses, quise rescatar a su mamá, pero era demasiado tarde en sus últimos momentos, ella solo pidió que cuidara a Alberto con mi vida; 20 personas murieron protegiéndolo cuando lo encontré en medio de tantos cadáveres él estaba muriendo, tenía su cuerpo lleno de sangre su corazón estaba débil— me limpio las lágrimas —Yo olvide donde estaba solo lo cargue y con todo mi ser trate de sanarlo, éramos una bola de luz de energía, yo solo pensé que no podía perderlo, su madre me dijo que lo protegiera, que lo salvara, que salvara a Alberto y eso era lo único que importaba. Cuando sentí su corazón latir al ritmo que el mío y escuche su llanto, dios todo el temor que tenía se fue; en un día, no en unos minutos mi vida cambio, porque cuando escuché su llanto yo sabía que no podía vivir sin él en mi vida, yo no lo salve, él fue quien me salvo de mi misma. Cuando supe que estaba mejor me pare y di la orden que enviaran a un médico a mi casa, Samuel me llevo y entramos a mi casa, los dos hechos un desastre, yo no lo quería alejarlo de mis brazos, pero me convencieron de hacerlo. Ellos se encargaron de bañarlo mientras yo me bañaba— suspiro —Abría cada maldita herida para sacar las balas dentro de mi cuerpo en el menor tiempo posible, para estar con él; cuando termine baje la policía estaba en la casa, tuve miedo porque sabía que si se enteraban de como rescatamos al bebe no iba a estar seguro. Pero Morningstar se encargó de eso junto con Samuel le dijeron que abandonaron en la casa, Alberto no tenía ningún rastro de sangre, estaba envuelto en una sabana, el doctor lo revisaba, dijo que está desnutrido, pero fuera de eso estaba sano sin heridas. Morningstar se hizo cargo junto con los abogados en el trámite de adopción y yo solo tenía, no, necesitaba cuidarlo, protegerlo, así que deje las redes, el alcohol, incluso aquellas pesadillas que me invadían y esos traumas que me atormentaban dejaron de aparecer en mi vida. El día que realice esa trasmisión fue uno de los días más felices, Morningstar llego con los papeles del gobierno en donde decían que Alberto era legalmente mi hijo, oficialmente era la madre de él; ese mismo día dijo mama, también descubrimos que Alberto era telequinético y él escondió de forma involuntaria correos precisamente los que me invitaban a ser modelo. Me suelto riendo al pensar en ese momento, me levanto y me acomodo la ropa. —Ahora que lo sabes, por favor evita hablar de él o de mi familia de esa manera, me tengo que ir ya va a ser su hora de comer. Sin ver a Matu me dirijo a la puerta, pero me abraza por la espalda y me detengo en seco. —Es hora de decirnos adiós Matu y seguir con nuestras vidas, no podemos seguir haciéndonos daño de esta manera. Siento que está llorando, así que me giro entre sus brazos, pongo mis manos en su rostro limpiando sus lágrimas. —No puedo dejarte ir, no, ahora que sé que fui una estúpida e ignorante, debí de ver hablado contigo antes, debí de ver estado en todos esos momentos, desde el más triste hasta el más feliz; ahora que lo sé, no puedo dejarte ir Lilith déjame ser parte de tu vida y la de Alberto quiero protegerlos a los dos. Agarro sus manos y le sonrió —Solo quiero que seas feliz sin mí, busca tu propia felicidad como yo encontré la mía, sí, prométeme que serás feliz, encontraras a alguien que te ame y que no tenga una vida tan complicada como la mía; encuentra a alguien que te ame más que yo a alguien que no sea egoísta y piense en tu felicidad— limpio sus lágrimas —No quiero, ¡Lilith, que no entiendes que mi vida es miserable sin ti!— me grita. —Yo te amo, te amo tanto que duele respirar, me duele vivir lejos de tu lado, por favor perdóname y déjame pasar el resto de mi vida recompensándote por verme equivocado, ¡por favor Lilith te lo pido!. Sus rodillas fallan y la sostengo, pero no puedo y las dos caemos en el piso. —¡Por favor Lilith!— se acerca y me besa —Por favor!. La miro y le doy un último beso, poniendo todos mis sentimientos en él, no sé cuanto tiempo pasa, pero cuando reúno las fuerzas suficientes me alejo de sus brazos, de sus labios y con todo mi dolor de su vida. —Te amo, pero hoy te dejo ir, te dejo libre— le digo con todo mi ser. Me levanto y salgo de su habitación, siento un nudo en mi corazón al escuchar su llanto, cada paso que doy se siente pesado. Cada parte de mi cuerpo grita que regrese a sus brazos, pero sé que es lo mejor para su vida, solo camino trato de mantener la compostura, camino hasta que llego a mi habitación veo una notificación de mi i********: y lo que veo me parte el alma. "Volveremos a vernos, quizás. Tu diferente y yo distinta con otras macas en la piel, con otro acento y tal vez con otra prisa, TE RECUPERARE LO JURO L.A." —Dime que no está lloviendo a causa tuya— esas palabras me sacan de mi mente —¿Por qué sería mi culpa?— le pregunto a Morningstar se sienta a mi lado —La última vez que te vi quebrarte de la misma forma que hoy, paso lo mismo, sabes que te conozco— me acerco y lo abrazo fuertemente —La deje ir, ella me suplico que no la dejara, pero no puedo ser egoísta y mantenerla en esta vida tan complicada, ella merece vivir tranquila y feliz—le digo llorando En eso entra Lucia con pañuelos. —Mire i********: y supe que necesitarías esto— agarro los pañuelos y me limpio las lágrimas —¿Qué publicación?— pregunta Morningstar Lucia le enseña el celular —¿Y tú como supiste que necesitaba ayuda?— le pregunta Lucia a Morningstar Morningstar señala la ventana como si esa fuera la respuesta más sencilla. —¿Por la lluvia?, son raros, sabían— me suelto riendo —Sal y pon tu mano en la lluvia— le dice Morningstar a Lucia Ella lo mira, se levanta, sale a la alberca y cuando regresa está llorando. —Creo que necesitaré estos— toma los pañuelos y llora en brazos de Morningstar —Ma-ma, ma-ma— me levanto y cargo a Alberto —¿Cómo durmió mi niño?— Alberto señala a Lucia —Luty, mama Luty— Lucia voltea y me mira —Acaba de decir Lucy. —Luty, Luty— le extiende los brazos para que lo cargue —Creo que alguien extraña a la tía Lucia— dice Morningstar —Ven, vamos a alimentarte— Lucia se lo lleva en cuanto sale me suelto riendo —Puedes cuidar a Alberto, tengo que ir por la carriola— me levanto pero él me detiene —Yo voy quédate aquí. —La dirección está en el GPS del carro. Se va y yo me quedo cuidando a Alberto. Ese día, mi corazón se partió aún más que cuando cambie…

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