Lucifer se sentó en frente de Lilith, la observó detenidamente durante unos segundos e inmediatamente comenzó a reír al ver su expresión.
- ¿De que te ríes?.
Le preguntó ella cruzándose de brazos.
- Pues… me resulta cómico verte en estas circunstancias tan similares a las mías. ¿Cuál es tu condena?.
Le preguntó él.
Lilith frunció el ceño y luego esbozó una sonrisa torcida llena de desprecio absoluto.
- Vivir eternamente hasta el final de los tiempos. Jamás moriré… pero sentiré todo.
Le contestó.
Lucifer alzó las cejas impresionado.
- Cuando él da condenas lo hace de manera perpetua… A mí me sentenció a algo similar.
Le informó él.
- Me entere de lo que le hiciste a Adán y a esa idiota de Eva.
Le dijo ella.
Lucifer asintió lentamente.
- Odio éste sitio, iré a otra dimensión.
Le informó Lucifer.
- ¿Puedo ir contigo?.
Le preguntó ella.
Lucifer asintió.
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“Vivo eternamente, viviré eternamente, al igual que los miles de desgraciados que perecieron conmigo.
Incluso arrastré a Lilith tras de mí, envalentonandola a que siguiese mis pasos.
Ahora estoy observando a unas curiosas criaturas que parecen ser extrañas bestias con mucho pelo.
No son muy grandes, parecen ser criaturas inteligentes pero no conscientes.
Me aburro de ese lugar.
Todo me parece aburrido, absolutamente todo.
Incluso Lilith, también se debe a que es realmente odiosa y demandante.
Exige mucho, es caprichosa y embustera.
Ha decidido quedarse en la cuarta dimensión, es igual de aburrido que en el otro sitio donde nos hallábamos.
Según ella va a convertirse en una deidad para aquellos sumerios.
La he dotado de poderes, para que no sea tan dependiente de mí.
Es entonces que decido irme de aquel sitio inane cuando de repente noto que alguien me observa detrás de un árbol.
- Puedo verte.
Le digo en voz alta y cansada.
No soy capaz de ocultar mi aburrimiento y mi apatía.
Así pues se asoma una cabeza y una cortina de largo cabello rubio platinado aparece.
Le reconozco de inmediato… ¿Cual es su nombre?…
- Sariel. ¿Qué haces aquí?.
Le pregunto.
Sus enormes ojos plateados me observan con un poco de cautela.
- Yo… vine aquí por que… bueno…. Huí.
Me dice.
- ¿Huiste?.
- Sí, así es… es correcto.
- ¿Y por que me estás espiando?.
- ¿Puedo ir contigo?.
Me pregunta tímidamente.
Éste ser es en verdad irritante. Me cae mal, no me gusta verlo… es tan… ingenuo.
- No. véte, no te quiero cerca de mí.
Le ordeno.
- Pero no tengo más a donde ir.
Me responde.
- No es asunto mío, además sigues siendo un patético querubin. Vuelve a tu hogar y déjame solo.
Le respondo.
- ¿Has visto a Lilith?.
Me pregunta el muy estupido.
- No.
Le miento.
- Oh… ya veo.
Me dice con tristeza.
- Lárgate.
Le repito, sin embargo el no se mueve.
Así que hago aparecer una afilada daga y se la arrojo, ésta le va a dar en el brazo derecho y se le clava con profundidad.
Pega un grito ahogado y retrocede.
Entonces se va corriendo al bosque y yo comienzo a reír.
Desaparezco dejándole ahí.
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Lucifer entró al enorme castillo en una de las infernalias, ahí estaba Belial quién observaba una *rgía entre ángeles caídos y demonios con bastante atención.
Se fue a sentar a lado suyo y observó aquella escena bastante aburrido, como siempre.
- ¿Tienes g*nitales?.
Le preguntó Belial de repente.
Lucifer se giró para verlo.
- ¿Que?.
Le preguntó confundido.
Belial esbozó una sonrisa malévola.
- ¿Como te identificas a ti mismo? Me imagino que cómo masculino puesto que siempre te refieres a tu propio ser como él.
Señaló Belial de manera analítica.
Lucifer se encogió de hombros y luego se observó con atención las uñas de la mano derecha.
- No me interesa. No me identifico con ningún género en particular, tengo cosas más importantes en que pensar que en esas estupideces. Y no, no tengo g*nitales.
Le contestó éste.
Belial entonces se levantó y se le quedó viendo con las manos en la cadera.
- ¿Por que no lo intentas?.
Le dijo mientras se desnudaba frente a él y comenzaba a masturbarse.
Lucifer no le encontró sentido aquella situación y se levantó.
- Tal vez después… aunque sinceramente todo esto me resulta increíblemente banal. Parecen humanos… no le veo lo divertido a fornicar… de eso encárgate tú. Bien podrías ayudarme a desviar a más humanos con eso.
Le sugirió Lucifer antes de encaminarse a la salida.
- ¿Quieres que los degenere para que forniquen unos con otros sin control?…
Le preguntó Belial alzando ligeramente la voz.
Luzbel se giró antes de salir y sonrió.
- He oído de que las grandes ciudades cuentan con miles de personas. Bien podrías hacer que todas se vuelvan unas degeneradas e impúdicas… los humanos follan más que los animales y no con fines reproductivos específicamente, haz que lo hagan por el puro morbo y el placer.
Le dijo para después marcharse.
Belial asintió.
- ¡A ver todos! Deténganse… quiero que suban al mundo terrenal y hagan a todo ser humano que encuentren un depravado, degenerado y lo que se les ocurra. Les doy permiso.
Les dijo Belial a todos.
- ¿Podemos tomar formas humanas?.
Preguntó uno de los angeles caidos.
- Sí, y los que no son ángeles pueden intentar poseer algunos cuerpos humanos vivos. Les doy permiso.
Les informó.
Todos asintieron emocionados.
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“Discuto con Lilith constantemente, ella quiere quedarse en un sólo sitio para ser venerada, yo quiero moverme y viajar.
Es entonces que cierta noche ella intenta convencerme de que me quede a su lado y sinceramente yo no estoy seguro de si quiero en realidad permanecer con ella.
Me gusta, mucho… pero en verdad yo no quiero convivir con los seres humanos.
El simple hecho de observarles me causa repulsión.
Mientras regreso de andar por ahí haciendo alguna que otra maldad, me la encuentro totalmente desnuda frente a mi.
- ¿Por que no vienes y me la metes?.
Me pregunta de manera sugerente.
Yo no estoy seguro de si quiero hacer tal cosa, pero me acerco a ella y cuando estoy a unos centímetros me quedo analizando mi propia anatomía y la modifico.
Ahora soy cien por ciento masculino, al menos de momento.
Decido que la quiero tener grande, la quiero lastimar.
Ella intenta besarme pero yo me niego, no me gustan esas demostraciones de afecto. Yo no siento amor por nada ni nadie que no sea por mí mismo.
Le acaricio sus senos, me gustan. Son suaves y firmes, pero también muy blandos en otras zonas. Es curioso.
Entonces ella comienza a frotarme allá abajo y yo me limito a observar.
La excitacion me llega al cabo de un rato puesto que la sensación me resulta extrañamente placentera.
Así pues decido que en verdad quiero penetrarla aunque en realidad jamás he hecho tal cosa.
Comienzo a besar sus hombros y luego su garganta, ella echa la cabeza atrás gimiendo bastante excitada.
Desciendo hasta sus senos y luego de unos minutos le comienzo a sobar y acariciar la v*gina.
Encuentro el clit*rís y empiezo a estimularlo con el dedo medio, posteriormente le introduzco el mismo dedo haciéndola gemir más que antes.
Cuando noto que está lo suficientemente lubric*da es cuando decido entrar en ella justo después de haberle alzado la pierna derecha.
Es bastante flexible.
Y comienzo lentamente pero con fuerza.
Ella pega un grito bastante fuerte y comienza a moverse a mi ritmo constante y apremiante.
En verdad se siente bien hacer esto, no se ¿Por que mierda no lo había hecho antes?.
Y así transcurre largo rato, yo follandomela por todo el lugar en variadas y extrañas posiciones hasta que ella comienza a temblar.
De repente grita y gruñe y se remueve en mis brazos, es entonces que ella aprovecha que estoy distraído con el constante mete y saca para besarme.
Al principio me molesta que haya hecho eso, pero en verdad resultó que se siente bastante bien besar a alguien.
Aumento la velocidad y el ritmo se vuelve irregular al igual que mi respiración.
Algo me sucede que una oleada de placer creciente surge en mis nuevos g*nitales y es entonces que eyac*lo por primera vez en mi existencia, no puedo evitar contener un gemido ronco y gutural.
Me quedó bastante quieto totalmente desconectado aún dentro de ella.
Quiero que se repita otra vez.
Ella me mira con ojos cansados y yo decido que de nuevo me la voy a f*llar pero con más fuerza.
Y eso hago, no la dejo dormir durante toda la noche y parte del día siguiente.
Entonces me quedo con ella bastantes siglos”.
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Luzbel decidió dejar a Lilith al cabo de un milenio, estaba harto de ella.
Confundido y sin saber que hacer es entonces que decide dormir por varios milenios más.