POV Eros Salgo de mi auto cerrando la puerta con cuidado. Ni a las mujeres trato con tanto tacto y sutileza como lo hago con mi auto. Avanzo hacia la puerta de la casa de mis padres y al ver a más allá de la puerta, el recuerdo de la leoncita se me cruza por la cabeza haciéndome acomodar mi v***a dura dentro de mis pantalones. Desde que la despaché esta mañana, le he dedicado al menos dos magreadas en la oficina y ahora que recuerdo cómo le agarré el culo aquí hace un año con todas las intenciones de follármela, creo que le dedicaré otra más. Tenía una falda de tachones negra, la cual dejaba mucho a la imaginación gracias a sus gruesas piernas. Recuerdo que me la comí con los ojos y que también quería agarrarla por el cuello por insolente. Maldigo entre dientes, abro la puerta de la ca