"No entiendo, ¿te beso y te separaste? ¡Estás loca Nicole! Yo hubiera explorado todo su interior".
"Yo habría tenido un momento intenso en el baño".
"¿Cómo dejaste pasar esa oportunidad? ¿Eres idiota?"
"¿Diablos amiga que te paso?"
Esos y más eran los comentarios que han estado haciendo Fran y Anto, al termina de relatarles la jodida noche que había tenido ayer por culpa del Sr. Licciardi.
—Par de hormononales, se me calman —expresé con voz firme—. Tres cosas. Primero, sí está buenísimo el idiota, pero es un egocéntrico y mandón que piensa que todo se hará como él quiere. Segundo, eso lo daña todo y tercero, algo me dice que me debo de alejar o saldré dañada, es una persona prohibida para mí.
—Lo único dañado que saldrá es tu v****a —explicó Fran, con una perversa mirada.
Anto y yo solo reímos.
Sí, Fran era la más directa, fiestera, mujeriega y perversa de nosotras tres, yo iba siendo la siguiente y Anto… bueno, ella era tan dulce y delicada, que solo había tenido sexo unas ¿tres veces? Está en celibato mientras espera su príncipe azul, algo así nos describe.
La verdad, es que ya no creo en que pueda haber hombres de ese tipo, menos, llegar a encontrármelos en mi vida, soy un maldito imán para atraer hombres malos, y algo me dice que Leandro es mucho peor. Espero estar equivocada.
—Enserio que no puedo con ustedes —disimulo una pequeña sonrisa, mientras pienso en cómo cambiar el tema. No hablar más de ese hombre, hacerlo, significaría darle importancia cuando no la debe de tener - quería. Salgamos a comer, no cocinare para ustedes, no más.
—Pero si eres la que mejor cocinera de las tres, adoro tu comida.
Oh no, Anto y su puchero, convencen a cualquiera.
—No querida, no caeré más —lástima que no soy cualquiera.
—Diablos —se levanta Fran refunfuñando, cuando ve que no daré mi brazo a torcer—. Andando.
Ya en mi automóvil, empezamos a cantar como locas nuestras canciones favoritas, mientas conduzco.
—Ahaha culpables, 3…2…1… —exclamo gritando
“Perdóname
No sé lo que pasó contigo que no te veo como antes.
Tus manos ya me daban frío, no tenía cómo calentarme.
Lo siento por apenas contarte, no quería lastimarte”
“Confieso que
En medio de tu descuido he conocido mucha gente.
Sabes que yo no soy de amigos pero tú estabas tan ausente, tan distante.
Las cosas cambian bastante, has dejado de importarme.
Yo sé cómo paso
Esa distancia que teníamos
Lentamente estaba matándonos
Si hay un culpable aquí, somos los 2
Pero el no”
—Tu momento Anto —grito
“Tú nunca tenías tiempo pa´ nuestros encuentros
La relación no iba tan lento y tú siempre tenías un cuento
Yo me perdí en el intento, de recuperar este sentimiento
Pero, nunca pude, no me detuve
Le pedí a mi Dios pa´ que me ayude
Tú con tus malas actitudes
Mientras me hacían solicitudes, y no! —termina Anto con la voz agitada
“El hizo lo que no hiciste, no lo culpes a el más
Si por tu culpa fue que me perdiste
Yo sé cómo paso
Esa distancia que teníamos
Lentamente estaba matándonos
Si hay un culpable aquí, somos los 2
Pero el no.”
Así no la pasamos, cantando y fingiendo estar despechadas para darle un toque más melancólico al momento, hasta que llegamos al restaurante. Este tipo de restaurante no son de mi agrado, debido a las personas que lo frecuentan, personas superficiales que piensan que nadie es más que ellos, lo cual odio, aunque debo admitir, que casi todas las personas con dinero son así, excepto mis amigos y yo.
Todos en mi grupo de amigos tenemos dinero, o bueno, nuestros padres tienen.
La madre de Fran, es rusa, y su padre italiano. Ellos viven en Rusia, donde son conocidos por los dos grandes imperios que tienen. Son muy populares. Fran decidió terminar su carrera acá en Italia, para convivir más con su familia paterna y aprender de sus raíces. Aunque cada verano va a visitar a sus padres, sin embargo, ellos vienen 2 veces al mes a ver cómo va todo.
La familia de Luca, es una familia de médicos muy reconocidos que cuentan con muchos hospitales de alta calidad en toda Italia. Próximamente se expandirán por toda Europa. Siempre lo rodeo la medicina, y el la amo desde el primer momento. Aunque tenía en donde realizar sus prácticas, decidió realizarlas en otra clínica para ser tratado igual que a sus demás compañeros, y no vincular sus logros por ser el hijo de los dueños.
Anto es la más rica de todos nosotros. Su padre es un gran exportador de oro, diamantes… y hasta de petróleo. Tienen una mina. Su madre tiene una editorial muy famosa, es muy buena en ello.
Yo vengo de una familia con poder y un status alto en Estados Unidos. Mi padre es un gran CEO. Su empresa es de telecomunicaciones, la principal reside en New York y las demás sedes están repartidas por todo el país, ahora está por expandirse en Europa. Mi madre en sus años de juventud fue una muy reconocida modelo internacionalmente, después de ello se dedicó a crear una agencia de modelos, en este momento está en su punto más alto. No puedo estar más feliz por ellos. Algunas veces la he ayudado con una que otra campaña, modelar es mi hobbie. Incluso dos de mis tres hermanos son modelos, mi hermana mayor Jessica y mi pequeño ahora no tan pequeño hermanito menor Christopher.
Continuamos esperando a que nos traigan la orden, cuando algo, o mejor dicho alguien llama mi atención, va acompañado de una linda rubia, ella sonríe mientras él esta con su habitual cara terrorífica, pero sexy.
—Nicole, ¿No es ese Leandro estoy jodidamente bueno Licciardi?—me pregunta Fran, mientras bebe de su copa de vino, automáticamente Anto voltea en su dirección.
—Si es el, acaso no hay un puto lugar donde no me lo encuentre —exclamo aparentando estar enojada.
Fran empieza a detallarlos mientras comenta.
—Él se ve tremendamente caliente, y su acompañante no está nada mal, es muy linda —Al parecer sintió mi mirada en ella, porque voltea a verme—. Pero tú eres más linda
—No me importa, solo espero que no se dé cuenta que estoy aquí, no quisiera tener que hablar con él.
—Demasiado tarde.
— ¿Por qué?
—Está mirándote justo en este preciso momento —interviene por primera vez Anto.
—Diablos —susurro—. Hablemos de temas más importantes, como por ejemplo, ¿qué pasa entre Luca y tu Fran?
Le doy mi mirada de hablas o hablas, pero en ese momento llega el mesero con nuestra comida.
—Grazie —decimo al unísono—. Ahora responde.
—No pasa nada, ¿Por qué lo preguntas? —sus nervios son demasiados evidentes.
—Tus nervios te delatan, dinos ahora —Lo emocionada que se encuentra Anto se notarían a kilómetros. Siempre las cosas del amor la ponen así.
—Me gusta, y yo también le gusto. Ayer decidimos intentarlo —suelta todo rápidamente, un leve rubor empieza adornar sus cachetes.
—Esto es mejor de lo que pensé, tendremos que hablar con Luca, te tiene que tomar enserio — ella escucha, mientras se deleita con la deliciosa pasta que pedimos—. Pero, ¿Por qué no nos contaste?
—Les quería contar cuando todo fuera oficial —asiento entendiendo.
—Ok, también tenemos que hablar contigo Fran, haces sufrir a nuestro hermano y te molemos a golpes.
Suelto una risa sin poder evitarlo, Anto intentando intimidar es lo más dulce que hay.
—Sí, ya lo sé. No tienen que decirme todo esto, además nadie me había gustado tanto como Luca.
Decidimos dejar el tema por hoy, para empezar hablar de cosas de la universidad. Durante toda la conversación sentí una pesada mirada taladrándome, cuando me decido, me volteo y veo a Leandro, nuestras miradas chocan y una leve corriente pasa por todo mi cuerpo, retiro la mirada para fijarme en lo que Fran me dice.
—Luca me acaba de escribir, viene por mí.
—Dale saludos de mi parte.
—Igual —susurro.
Pedimos la cuenta y Anto se ofrece en pagarla, la verdad era que no pensaba pagar absolutamente nada. Mientras paga, me excuso un momento para ir al baño para hacer mis necesidades. Cuando salgo, escucho detrás de mí aquella voz que tanto me desconcierta.
—No pensé encontrármela por aquí, Nicole.
—Davis, Nicole solo me dicen mis amigos —Volteo, pillándolo cómo me recorre con la mirada.
—Está muy linda hoy Nicole —ruedo los ojos mientras lo escucho—. Es una falta de respeto ese gesto —señala con su entrecejo fruncido.
—Como sea —expreso mientras sigo rumbo a la mesa.
—Es mi parecer o está enojada —señala Leandro detrás de mí.
— ¿Por qué debería de estarlo? —Pregunto.
—No sé, tú dímelo.
—Mejor váyase con su acompañante debe de estar preguntándose por qué tarda.
—Con que era eso —sonríe.
—No se dé que habla —lo miro fijamente.
Leandro se acerca poco a poco hasta susurrar en mi oído.
—Ella es una simple amiga, no tienes por qué preocuparte. A la única que quería en mi cama es a ti.
¿Soy yo o la temperatura subió en milésimas de segundos?
—Claro que me preocupo, debe de estar muy loca para estar con alguien arrogante, egocéntrico, mando y con una mirada de aléjate o te mato—termino.
—Te falto dios del sexo cara—sus labios se posan en mi cuello dejando un beso húmedo. Mi v****a se contrae, mis pezones se endurecen y mi respiración se agita— Nos veremos más adelante Nicole.
—Joder— susurro cuando ya se ha ido.
Pov Leandro.
Llego a mi hogar después del encuentro con Nicole, si no me iba terminaría perdiendo el control, y bueno, ya sabemos que pasaría. No logro entender que es lo que me sucede cuando la veo o estoy cerca de ella, es como si no tuviera control de mí mismo y mi cuerpo actuara por instinto, algo que no puede suceder, siempre tengo el control de todo lo que me rodea y por una caliente gringa no lo perderé.
—Jefe —habla Cipriano, mi jefe de seguridad y mano derecha.
—Si.
—El joven Lenard, lo está esperando en su oficina —acaso no hay un día en que no me cabree.
—Cipriano... ¿Quién mierda es Lenard para entrar a mi oficina sin mi autorización? —llevo mis manos a mí cabello repetitivamente hasta que lo desordeno, un pequeño tic cuando trato de no enojarme.
—Jefe, se lo impedí pero ya sabe cómo es su hermano.
—Maldito —susurro—. Quería que llames a Travis, se está tardando más de lo debido con mi mercancía y la paciencia no es mi virtud.
—Si jefe.
Salgo directo a mí oficina. ¿Ahora que rayos querrá Lenard?.
—Hermanito cuanto tiempo —lo escucho decir apenas entro a mi oficina.
— ¿Qué quieres?
—Por que debería querer algo. Acaso no puedo venir a visitar al ingrato de mi hermano mayor que no veo hace casi tres meses.
—No, ahora quítate de mi asiento y dime la maldita razón por la que estás aquí o te saco —amenazo con mi voz fuerte.
—Está bien, hace poco me hicieron un atentado en Venecia, lo deje pasar aunque estuve alerta, pero hace dos días sucedió otra vez y bueno esta vez se acercaron más —se para y sube su camisa, noto la herida aunque solo lo rozo y automáticamente mi cabreo aumenta a mil—. Pienso que son los del sur, ya sabes que no quedaron contentos después de saber que no trabajaríamos más con ellos, aunque no estoy seguro.
Nadie lastima a mi familia.
— ¡Malditos hijos de puta! ¡Cipriano! —Grito—. Te vas a quedar acá hasta que arregle esa mierda, no saldrás sin seguridad— le advierto.
—Espera, espera te lo dije para que tengas cuidado —se señala—. Yo mismo se cuidarme Leandro.
—Eres mi puto hermano menor y mi deber es cuidarte, así que cierra tu boca y obedece.
—Sabes que no será así, además quería estar cuando los encuentre desearan no haber nacido —Esa sonrisa macabra me confirma, que debe de estar imaginando una cantidad de torturas chinas que podría hacerles.
—Lo pensare, mientras tanto te quedaras acá —lo miro fijamente—. No lastimaran a mi familia.
— Yo también ti voglio bene (te quería mucho) — expresa, mientras pasa por mi lado.
— ¿Cuando me escuchaste decirlo?— cuestiono con una ceja alzada— no pongas palabras en mi boca.
— “No lastimaran a mi familia” esa es tu forma de expresar tus sentimientos hermano.
—Yo no tengo sentimientos.
—Y yo tengo novia— responde sarcástico.
—Me estás haciendo perder mi maldito tiempo, así que lárgate a tu habitación.
Cierro la puerta en su cara y me encamino a mi asiento, mientras marco el número de Cipriano
— ¿En dónde estás? — hablo con mi notorio mal humor.
—Jefe, tuve que ir personalmente para arreglar el asunto con Travis.
Con razón no llego cuando le llame.
—Le han hecho dos atentados a Lenard y necesito los responsables, cuando termines te pones averiguar —cuelgo.
El resto del día la pase encerrado en mi oficina terminando asuntos pendientes de las empresas, y confirmando las acciones que comprare en el Hospital Lifte, y no, no es por Nicole, solo me levante ayer con ganas de tener acciones en algún maldito hospital y ese es la mejor opción, punto.
Estoy acumulando mucha tensión estos últimos días— pienso, mientras le marco a Britney.
—En quince estoy en tu casa, ya sabes cómo esperarme— lo único que alcanzo a escuchar es un pequeño gemido antes de colgar.
Salgo de mi oficina rumbo a mi apreciado Hades, si así se llama mi carro. En el camino me es inevitable no pensar en la caliente Nicole, ahora que lo pienso no la he investigado. Saco mi teléfono y le marco a Rodrigo él es mi investigado privado y es el mejor.
—Necesito que investigues a Nicole Davis, es una interna en el hospital lifte — explico mientras voy adentrándome al tráfico.
—Para cuando necesita la información Jefe.
—Un día. Quería saber absolutamente todo sobre ella.
—Si es así me pondré ahora mismo.
—Ok —cuelgo.
Estaciono afuera del apartamento de Britney, la puerta estaba ajustada así que no fue problema y como buena chica obediente, la encuentro esperándome exactamente como me gusta...desnuda y en cuatro.
Empiezo a quitarme la ropa, mientras saco mi corbata y la sostengo en las dos manos, junto con un condón.
—Voltéate y acuestate — Ordeno con voz ronca del placer.
Realiza lo pedido y me monto en la cama, abro lentamente sus piernas acomodándome en medio de estas. Empiezo amarrar sus manos para después situarlas a la altura de su cabeza. En los últimos encuentros había salido con aruñones, lo cual odio, así que tuve que tomar medidas un poco extremas.
Empiezo con leves besos desde su cuello hasta sus senos, donde los chupo y muerdo dejándolos erectos, sus gemidos van aumentando a medida que avanzo, mi mano llega a su punto de placer, donde realizo pequeños círculos y movimientos de un lado a otro por un buen tiempo haciendo que se arquee. Rasgo el condón y seguido me lo pongo.
—Tus piernas en mis caderas —mando— Te follare tan duro que mañana no podrás pararte de esta puta cama.
Entro de golpe logrando un grito de Britney, empiezo con fuertes embestidas mientras toda la tención va abandonando mi cuerpo.
— ¿Así es como te gusta? —pregunto, mi boca se dirige nuevamente a sus senos.
—Si... así n…no pares Le…andro —empiezo con una dulce tortura al bajar la intensidad de las embestidas para después aumentarlas, escuchando las quejas por parte de ella. Le desamarro las manos y la pongo en cuatro. Agarro su pelo con mi mano, tirando del a la misma vez que entro de una sola estocada en ella, saco mi pene por completo para meterlo de golpe, tocando su punto G, repito esta acción varias veces hasta que siento como Britney contrae sus paredes apretando más mi polla, señal de que está por llegar al clímax, aumento las embestidas velozmente mientras sus gritos y mí fuerte respiración es lo único que se escucha
— ¡Leandro!— grita mientras llega. Continúo un rato más hasta que me vengo con un fuerte gruñido. Me desplomo al lado de ella recuperando mi respiración.
—Eso fue fantástico Leandro.
—Para que decirme lo que ya se— respondo arrogante, me dirijo a ponerme mi ropa para salir cuanto antes de aquí.
—Quédate esta notte (noche) conmigo, duerme conmigo —suplica.
Termino de vestirme y antes de salir le respondo
— Algo que ya deberías saber, no me quedo con nadie y mucho menos duermo con alguien. Esto es solo sexo, buona notte (buenas noches) —me voy sin esperar respuesta de ella.
[….]
Entro a mi hogar, yendo directo a mi habitación, necesito darme una buena ducha y quitarme este olor a sexo. Ya en la ducha, empiezo a jabonarme mientras imagino las manos de Nicole recorriendo todo mi cuerpo, mi amigo empieza a despertar y por primera vez, me masturbo pensando en alguien.
Me vengo fuerte sobre mi mano susurrando su nombre.
—Que bajo has caído Leandro —me recrimino.
Después de ese momento de debilidad en el baño, bajo al comedor a comer y si el idiota de Lenard se encuentra también aquí.
—Nuestra madre ha llamado.
— ¿Sucede algo?— pregunto mientras me llevó un bocado de comida a la boca.
—Quiere que la vayamos a visitar o ella vendrá —diablos. Claramente es capaz de venir a darnos un par de golpes por no ir seguido a visitarla y luego a llenarnos de besos, madre es algo bipolar.
—Iremos cuanto antes, no podemos exponerla a venir acá.
—Está bien —bebe de su copa— ¿Estás en alguna relación? ¿Alguien por fin conquisto tu frio corazón?
— ¿Por qué preguntas tanto?, me irritas.
—Eso es un claro NO, conozco unos buenos cirujanos plásticos te daré su número.
— ¡¿Para qué diablos necesito un cirujano plástico?! ¿Acaso no hay un día en que no me cabree contigo? —Si no fuera mi hermano, seguro y ya estaría bajo tierra.
—Para arreglarte esa puta cara que te toco, obviamente sabemos que eres el feo de los dos —me rio a carcajadas ante semejante estupidez— y respondiendo a tu pregunta, es mi deber como hermano menor, hacer que te enojes.
—Sabes que eres adoptado, ¿cierto? —Le comento con toda la seriedad que me caracteriza.
— JA JA JA que chistoso, el humor no es tu fuerte Leandro.
— ¿Quien dice que estoy bromeando? —pregunto con voz gruesa. Observo un atisbado de duda en su rostro—. Buona notte (buenas noches)
Me levanto para irme a mi cuarto.Antes de caer rendido, unos hermosos ojos mieles vienen a mi mente.
[...]
Hoy me levante con un buen humor, la razón todavía es incierta. Bajo ya enfundado con unos Jeans negros y una camisa blanca básica. Hoy no iré a la empresa.
—Buongiorno (Buenos días) Lenard— saludo.
—Buongiorno Leandro, Cipriano necesita hablar contigo.
—Después hablo con el —Nos disponemos a desayunar y hablar sobre la empresa y de la mercancía que estoy próximo a recibir, milagrosamente no me enoje con mi hermano, hasta lo estoy llamando hermano, ¿qué mierda me sucede?
—Signori (señor) —Saluda Cipriano. Me levanto y me despido de Lenard.
—Andiamo (vamos) —respodo para continuo ir rumbo a mi oficina. Ya adentro me dispongo a escucharlo.
—La mercancía esta lista, hoy en la noche podemos mandar un grupo por ella —asiento—. estuve averiguando lo del Joven Lenard aún no encontramos quienes pueden ser, pero seguimos buscando.
—Ambos iremos también, no quería que las cosas se salgan de control —suspiro empezándome a enfadar por aun no tener nada—. Cipriano una semana, una semana te doy para saber quién está detrás de los atentados de mi hermano.
Le ordeno que se vaya mientras observo los correos y uno principalmente me llama la atención, los datos de la caliente Nicole.
Nicole Davis Hemsworth
Fecha de nacimiento: 7 de diciembre de 1996.
Dirección: 1056 SW, Casa Haven Rosso #35.
Teléfono móvil: 545 145 8795
N.° de seguridad social: 954—25—4125.
Datos bancarios: Número de cuenta: 506241, Saldo: 200000 dólares.
Profesión: Estudiante de medicina.
Nota media: 4 sobre 5.
Nota en examen de acceso a la universidad: 4440.
Padre: Bruce Davis, 45 años.
Madre: Penélope Hemsworth, 45 años.
Hermanos: Jessica Davis Hemsworth 25 años (Modelo)
Emily Davis Hemsworth 20 años (Estudiante de medicina)
Christopher Davis Hemsworth 18 años (Estudiante de comercios internacionales y modelo)
Afiliaciones políticas: No se le conoce.
Afiliaciones religiosas: Católica.
Orientación s****l: Heterosexual.
Relaciones sentimentales: La última fue hace 1 año.
Alguien se llevara una grata sorpresa mañana en el trabajo —murmuro, mientras me imagino la cara que pondrá Nicole al verme.