CAPÍTULO VEINTE Sofía regresó a palacio, se coló tan silenciosamente como pudo, pero no consiguió evitar las miradas de algunas personas que allí había. Vio sirvientes que huían apresurados al verla y se preguntó a quién correrían a contárselo. Vio que Angelica la miraba desde un balcón, con una expresión como de truenos. Estaba sucediendo algo, y la gente se movía demasiado rápido como para que Sofía pudiera acercarse a alguien para averiguar qué era. Tenía impresiones confusas de violencia y tensión, de hombres que se preparaban para el conflicto, pero ¿por qué Angelica iba a estar enojada por eso? No tenía sentido. Por un instante, toda aquella incertidumbre casi fue suficiente para hacer que Sofía diera la vuelta y se dirigiera de nuevo a la ciudad, pues algo no iba bien y, ahora mi