CAPÍTULO DIECINUEVE Sofía se sentía extraña, yéndose discretamente del área del castillo hacia la ciudad. Uno de los guardias de las puertas le seguía el paso, ella se giró y lo miró fijamente, sin saber qué quería. «El príncipe nos quitará el puesto, si dejamos que suceda algo». —¿Me estás siguiendo porque crees que es lo que quiere el Príncipe Sebastián? —preguntó Sofía. —Sí, mi señora —dijo el guardia. Una parte de ella deseaba explicarle que eso no era lo que ella quería, pues había lugares a los que tenía que ir hoy que era mejor visitar sin que te observaran. Pero no lo hizo, y no solo porque hubiera sido sospechoso que una mujer noble rechazara este tipo de protección. Lo cierto era que Ashton era un lugar peligroso. Solo pensar que tenía que bajar allí llenaba a Sofía con una