Ese día Dayane pasó todo el día conmigo desde que entramos, en todas las clases se sentaba junto a mí, al salir de cada clase se quedaba conmigo hablando todo un poco. Iba conmigo a donde yo fuera. Me sentía tan placido en su compañía que en mi mente no había más nada que ella y su voz acariciando mis oídos. No había más que su sonrisa opacando el sol y sus ojos que derretían el polo de mi corazón. Jamás había experimentado algo como eso, su mirada, solamente con eso podía cautivarme por una vida entera, me hacía sentir que mientras pudiese ver mi reflejo en ellos estaba, todo saldría bien y nada podía estar mal.
Recuerdo que en un momento mire a mi alrededor y todos nos estaban viendo, era de esperarse, esta sociedad es tan predecible. Estaban el hombre menos calificado junto a la mujer mas calificada. Era como ver al reflejo del bien tomando por la mano al reflejo del mal… eso no compaginaba, hasta yo lo entendía. Pero si algo he aprendido en estos 4 años conviviendo con personas, es que no puedo preocuparme demasiado por lo que digan, a fin de cuentas todos hablan de cosas que no conocen “el amor, la guerra, la fama, la riqueza y lo dura que puede ser la vida” al parecer la mayoría de personas de esta edad eran unos ignorantes en todo el sentido, carecían de experiencia y conocimiento.
Sin embargo todos insistían en seguir hablando de todas estas cosas que no han vivido, y lo peor es que se creían expertos. “Estúpidos gipsters,” así los llamaba Lisa. Esa era la sociedad que me rodeaba, así que porque me debería importar un comentario o una critica de uno de ellos. Mientras no llamara demasiado la atención por mis capacidades todo esta bien. Pero quien me preocupa es Dayane, ciertamente mi reputación no me importa demasiado, pero que pasara con Dayane.
Venia pensando sobre eso por uno de los pasillos mientras ella estaba a mi lado, y cuando llegamos a una de las áreas comunes todos nos miraban, mientras tanto eso acontecía, Dayane me estaba hablando de algo pero solo podía escucharla a lo lejos, como una voz distante. Yo me estaba desesperando y comenzaba a mirar a todos lados con gotas de sudor en la frente. pero no era solo el hecho de que todos nos miraban y susurraban cosas sobre nosotros lo que me tenía en ese estado sino que estaba pasando casi todo el día con Dayane, ella siempre me ha dificultado mantenerme sereno, no sé por qué pero así es. Es que de tan solo verla quiero tomarla entre mis brazos y llevármela a un lugar muy lejano donde solo estemos ella y yo. Ella para mí era como un interruptor, con solo estar presente cambiaba las reglas del juego, mi físico cambiaba, mi humor, mis sentidos comenzaban a agudizarse mas, no podía entenderlo con solo estar cerca ella provocaba cambios en mí que no podía controlar muy bien.
Así que estar en un lugar tan concurrido, donde todos nos están mirando, y con ella a mi lado… sin contar que pase todo el día con ella, conteniéndome y obligándome a mantener la calma, como se podrá entender no era muy fácil para mí que digamos.
Luego de estar así un par de segundos, no pude controlar mucho mas mi temperamento, deje salir un grito que retumbo entre todos los que estaban cerca – YA BASTAAA – mire a todos con mis ojos encendidos de ira. Justo después de eso Dayane tomo mi mano y me dijo – Calma, no les prestes atención, solo escúchame a mi- sonrió.
En ese instante solo la escuchaba a ella, todos mis sentidos comenzaban a afilarse como si de cuchillos se tratase, y lo peligroso es que todos le apuntaban a ella. Así que que con lo ultimo que me quedaba de dominio propio di media vuelta y Sali casi corriendo del lugar, tenia miedo de hacerle daño, ya mi auto control estaba muy bajo. Llegue a mi auto y comencé a inhalar y exhalar como loco esperando que al menos así baraja mi ritmo cardiaco. Mire por la ventana de mi auto y ahí estaba Dayane, que venia corriendo hacia el auto. Rápidamente retrocedí y Sali del estacionamiento como alma que lleva el diablo, ya no podía arriesgarme mas de lo que lo había hecho porque ya no se trataba de mi si no de ella y el riesgo que corría cuando yo estaba en ese estado.
Me fui sin dar explicaciones, pero no es como si tuviese otra opción, solo podía esperar que pasara lo mejor. Mientras aceleraba por la carretera solo podía recordar a Lisa diciéndome que yo no podría ser como una persona normal. Pero entones porque hacer todo esto, la secundaria, darme un auto, libertad y una casa… nada parecía tener sentido. Llegue al laboratorio y me recibió Lisa, parecía que justo estaba esperándome, después de todo estoy siendo monitoreado prácticamente todo el tiempo, a veces lo olvidaba. Me recibió con una sonrisa y una jeringa negra que coloco en mi cuello en cuanto me acerque lleno de lágrimas y rabia, era como un animal salvaje
Al despertar estaba en una camilla rodeado de cirujanos. Aún Estaba un poco sedado, pero ya comenzaba a sentir un poco, y lo que podía sentir es... que no sentía las piernas ni los brazos. Miré lentamente a mi derecha y vi un mesón de unos dos metros de largo cubierto con una tela azul, donde parecía ser que estaban mis cuatro extremidades separadas de mí. Seguí viendo un poco más y alcance a contar 3 brazos y 6 piernas. Luego voltee a mi lado izquierdo y alcance a ver que, a unos 10 metros de mí, estaba Lisa y uno de los cirujanos, ambos hablaban con un hombre que yo jamás había visto. Era un hombre gordo de unos 53 años con un traje n***o con líneas blancas verticales y unos mocasines. Luego escuche que alguien junto a mi le gritaba a Lisa - el nivel de la anestesia en su sistema está bajando -
- y que esperas para aumentarla, inútil - respondió Lisa a gran voz - Disculpe Sr.Barkley, continúe contándome- Le dijo Lisa al gordo del traje mientras le sonreía.
Luego de eso no pude escuchar más nada, ni sentir más nada sino hasta dos días después. Pasé dos días inconsciente y cuando desperté, estaba en una habitación del laboratorio. A mi izquierda estaba la pared y a mi derecha estaba ella... La persona que me dijo que el sacrificio de mis padres fue una ridiculez, Madeleine.
Ella estaba sentada en una silla junto a mi cama, eso era normal. Después de todo ella aparecía en estos momentos, era su trabajo, extraño seria que no estuviese aquí. Pero lo que si estaba fuera de lo común es hecho de que estaba totalmente dormida, eso jamás había pasado. Se veía exhausta, su rostro estaba más pálido de lo común, se veía más delgada y su rostro un poco más demacrado que la última vez que la vi, lo cual fue hace pocos días. Tal vez su estado físico tenía que ver con lo que ella estaba haciendo en ese quirófano. Lo había olvidado por completo, ese quirófano. Aun no sabía nada más que lo que me había dicho Madeleine.
A pesar de estar prácticamente inconsciente y con una gota de saliva a punto de escaparse por la comisura de sus labios, Madeleine seguía viéndose muy linda, su piel se veía suave como la de un bebe, sus labios eran gruesos, muy parecidos a los de una actriz de hacía varios años atrás, creo que se llamaba Angelina.. ¿Joliee?... el punto es que eran gruesos, con una tonalidad rosa natural. Físicamente ella era la representación de la palabra “delicadeza”. Su cabello castaño natural que llevaba suelto, se ondulaba al final, era extraño verla sin el cabello planchado, eso solo me decía que últimamente lo ha tenido difícil en todos los sentidos. Estaba sentada con su cabeza inclinada a la izquierda y hacia abajo, los brazos cruzados y su cabello pasaba por la mitad de su rostro con un flequillo. Su cabello era largo y se lo había acomodado hacia adelante por encima de su hombro, caía por su pecho y terminaba al final de sus senos.
Se veía realmente hermosa, no quise despertarla, ambos hemos tenido una semana difícil, tal vez ella más que yo, pues al menos yo estuve “libre” por dos días. En ese momento esperaba poder voltearme y seguir durmiendo un poco más, para que así ambos pudiésemos tener al menos unos minutos más de paz, pero al voltearme vino a mi memoria lo que había visto en el quirófano cuando la anestesia fallo. Mis brazos y piernas en una meza mientras el resto de mi cuerpo ya mutilado estaba en la camilla botando chorros de sangre por el piso. Recordé esa sensación como de un hormigueo palpitante y entre en pánico, toque mis brazos y estaban allí, toque mis piernas desesperado y estaban allí, me quite la sabana y comencé a tocar todo mi cuerpo desesperadamente como si no estuviese seguro de estar completo. Pasaba mis manos por mi cabello y mi cabeza una y otra vez, en ese momento por el ruido que hice, lamentablemente desperté a Madeleine. Pero yo no podía contenerme eran como espasmos involuntarios, comencé a gritar y mi mente se nublaba cada vez más, Madeleine se acercaba a mi poco a poco y me decía que me calmara, pero yo simplemente mientras ella más se acercaba yo más me alejaba, hasta que me metí en el rincón de la cama contra la pared, me senté de espalda a la pared y recogí mis piernas abrazándolas contra mi pecho y puse mi frente en mis rodillas. Apreté los tientes y comencé a llorar desconsoladamente mientras exhalaba fuertemente por la boca, era un desastre. Madeleine seguía acercándose y yo no tenía como ni a donde huir. Mientras más se acercaba, yo más me encogía de hombros y presionaba mis piernas tratando de alejar mi piel lo más posible del contacto con Madeleine, y en el momento en el que ella extendió su mano y estaba a escasos centímetros de tocarme, se detuvo en seco, hizo retroceder su mano y dio un paso hacia atrás. yo solo escuchaba, pero no la veía, escuche que algo cayó al piso, y allí fue cuando alce mi mirada un poco con mucha dificultad y entonces la vi…
Madeleine estaba de rodillas en el piso mirando fijamente en mi dirección, pero su mirada estaba vacía y las lágrimas corrían gruesas por sus mejillas, su piel pálida comenzó ruborizarse hasta ponerse roja como la misma sangre; la parte aun consiente de mi quería pararse de la camilla y abrazarla o al menos ayudarla a ponerse de pie, jamás la había visto así. Pero ese no era el caso, al parecer mi inconsciente tenía el dominio de mi cuerpo, mis músculos estaban todos contraídos, era como una piedra muy ruidosa.
Luego de verla, unos segundos después me dijo – Calma, tu dolor físico siempre es momentáneo, siempre lo superas, pues tienes un cuerpo con habilidades extraordinarias que te ayudan, pero tu mente está sola, déjame ayudarla, no tiene por qué ser así, no tienes por qué estar solo, yo puedo ser tu fuerza, basta con que me permitas tocarte, por favor, no quiero verte sufrir más así. Permíteme ayudarte… por lo que más quieras por favor – dijo Madeleine entre llantos y susurros.
Verla así me partió el corazón, era ella la que siempre me veía a mí en un estado deplorable, así que cualquiera pensaría que ya está acostumbrada, que le daría igual verme en cualquier condición, pero no, ahí estaba, de rodillas pidiéndome que por favor le permitiera ayudarme con mi dolor. Como pude extendí mi mano derecha sobre la cama colocándola boca arriba, luego de esto solo cerré los ojos y me escondí en el espacio entre mi pecho y mis rodillas. Al cerrar los ojos fue como pasar de un lugar a otro totalmente diferente.
Al cerrar los ojos terminaba reviviendo los recuerdos de los momentos donde fui mutilado, esta no era la primera vez, otras veces llegaron a quitarme órganos del cuerpo que, aunque ciertamente regeneraba en poco tiempo, solo regeneraba lo necesario para que pudiera vivir, la recuperación no era inmediata, llegue a pasar meses en cama porque al día siguiente de sacarme el riñón, al día siguiente lo hacían de nuevo. Lisa me contaba que era porque estaban intentando darle esas mismas capacidades regenerativas o al menos poder curar a una de las figuras políticas del país que al parecer había sido herido de gravedad con una bala en el abdomen, y si el moría esto podía terminar en una gran desventaja táctica para el país. Así que al 4 intento, le pedí que lo intentara de nuevo, con un total de 7 intentos, resulto que pudieron salvarlo, yo dure meses en rehabilitación, aunque no paraban de hacerme otras intervenciones quirúrgicas, pero al menos no eran en el riñón.
Así que esta no era la primera vez que experimentaba la mutilación, pero si fue la más horrible, pues en este caso me desperté, y verme a mí mismo sin brazos ni piernas, no era una imagen fácil de olvidar. En mi mente hice un recorrido por todos esos recuerdos de las veces en las que mutilaron partes de mi cuerpo, y al final estaba ese hombre de traje… de pronto recordé, su voz, yo la había escuchado antes, en casi todos los demás recuerdos sé que estaba esa voz, solo que no recuerdo en que momento, quien era ese tipo, y que tenía que ver con Lisa, de que hablaban. Eso estaba volviéndome loco, y cuando estaba a punto desvanecer mi conciencia en la locura, sentí un suave rosé en mi mano, y de pronto fue como si se desintegrara ese recuerdo poco a poco, comencé a sentir como mi cuerpo que estaba hirviendo comenzaba a enfriarse, el dolor, la ira, la tristeza se iba poco a poco hasta que abrí los ojos.