Fue después de que las puertas del quirófano se cerraran que pensé en todo lo que debí preguntarle a Madeleine, como por ejemplo: ¿Porque nunca antes te pude encontrar? O ¿Qué puedes decirme de lo que hay allí adentro? O también ¿te puedo ver de nuevo mañana?
Hay tantas cosas que me hubiese gustado preguntarle pero no lo hice porque… Realmente no lo sé, creo que simplemente seguía sorprendido por el hecho de habérmela encontrado de esta forma. Así que lo único que puedo hacer es venir mañana y esperar que aparezca de nuevo.
Luego de eso me fui a mi casa a dormir, pero no podía, solo pensaba en lo que hacía Madeleine en ese lugar. Sé que es una enfermera muy calificada, pero ella está asignada a mi cuidado, no debería hacer otra cosa además de eso, mucho menos atender a alguien más. Por alguna razón esto me llenaba de ira.
Pero sé que lo que más me molestaba no era el hecho de que atendiera a alguien más, eso sería ridículo; lo que en realidad me molestaba era el hecho de que yo no podía hacer nada ni sabía nada. Tampoco podía protegerla de lo que sea que estuviesen haciendo allí adentro.
En lo que a mi concierne yo estaba en deuda con ella, después de todo, es la única persona en este lugar que puede hacerme sentir mejor cuando todo va mal, ella me ha brindado tanto alivio en tan pocos momentos que hemos tenido juntos, eso para mí es algo invaluable, así que siempre he pensado en que me gustaría poder retribuirle un poco de ese bien que me ha hecho.
Sería muy terrible para mí que algo le pasara, no sé cómo lo tomaría, pues jamás he tenido que perder a nadie importante en mi vida que no fuesen mis padres, y ellos murieron cuando yo aún era muy pequeño como para recordarlos. Así que de ellos solo tengo aquella grabación y los invaluables recuerdos que me ha contado Lisa. Así que ese sentimiento de pérdida por alguien a quien amas del que tanto he escuchado, no es nada realmente familiar para mí.
Es por eso que no sé lo que sentiría, pero estoy seguro de que no será agradable. Así que con el propósito de evitar un momento por el que no quiero pasar, me gustaría protegerla todo el tiempo que pueda de todo lo que me sea posible. Sé que estoy siendo egoísta pero acaso ¿hay alguien que no lo sea?
Mis padres dieron su vida y dejaron a su hijo indefenso por cumplir su meta. Lisa, de ella supe que abandono su vida, padres, amigos e incluso una hija, todo por su deseo de ser parte de algo más grande que ella. Eso para mí quiere decir que aunque tu objetivo termine ayudando a muchos, fue tu deseo el que cumpliste, a veces las personas quieren salvar a alguien que no quiere ser salvado, quieren dar obsequios a quien no los quiere recibir, pero de igual forma lo hacen. Eso para mí es ser egoísta, y no necesariamente está mal.
Eso me hacía pensar en algo… el objetivo de Madeleine en este lugar y en su forma de tratarme. ¿Qué quería lograr y porque lo hacía? A caso se trataba de una forma de probarse a sí misma o algo de auto superación, o a aso ella era así con todos.
Ella era muy joven aun, lo que me llevaba a pensar que debió tener una gran convicción para llegar hasta aquí o un gran contacto, y no creo que sea la última, Madeleine era demasiado buena en lo que hacía, así que pienso que es más probable que llegara hasta aquí por su propio mérito. Y otra cosa es que en un proyecto como este, donde uno de los principales factores soy yo, no pueden darse el lujo de poner a cualquier persona a monitorearme en momentos tan críticos.
Todos estos pensamientos surgieron en el momento en el que se cerró esa puerta, una verdadera lástima. Pero si de algo estaba seguro es de que hay algo que ella quiere con locura, y pensar en eso es lo que la ha traído hasta aquí. Eso, sea lo que sea, era su motivación y comenzó a intrigarme.
Al día siguiente como de costumbre me desperté con la alarma a las 4:00 AM. Me levante de la cama, abrí la gaveta saque mis respectivas 3 jeringas y me coloco mi dosis diaria, una en el hombro, otra en el abdomen y la última dosis en el cuello. Comí lentamente mi desayuno de pan con queso y leche y me fui a la secundaria. Durante el camino no podía dejar de pensar en las cosas que le quería preguntar a Madeleine si la veía al llegar al laboratorio, lo cual era poco probable, pero aun así esperaba poder encontrarla.
Al llegar a la institución, me dirigía hacia el salón cuando de pronto me encontré con Dayane de frente, y al pasarme por un lado toco suavemente mi brazo derecho con su mano y mientras pasaba me dijo con una dulce voz -“Hola Aron, gracias por lo del otro día” – yo me voltee de inmediato y al verla, nuestras miradas se entrecruzaron por un breve momento, ella sonrió y termino de voltear, siguió su camino y yo el mío.
Mi cabeza y mi corazón estaban de acuerdo en algo, vamos a estallar si esto sigue así. Primero vengo pensando todo lo que podía estar pasando en el quirófano 86; luego estaba el encuentro con Madeleine y ahora esto.
Ya de por si era bastante extraño que ella me dirigiera la palabra, más extraño era que me llamara por mi nombre y para terminar me da las gracias por “lo del otro día”. A que se refiere esta con eso, no hay manera de que ella supiera, en el video no se escuchó nada de lo que dije a los idiotas rusos que golpee, así que, a que se refería con eso.
Pase el resto del día solo pensando en ese “gracias”, olvide por completo todo lo demás que me había pasado. Y al salir de la última clase, antes de montarme en mi auto para ir al laboratorio, escuche que alguien gritaba mi nombre, no lo podía creer, era la voz de Dayane. De inmediato comencé a mirar a todos lados y no la encontraba, pues en ese momento estaba con mi audición limitada por los fármacos de la mañana. – Aquí arriba – siguió gritándome Dayane.
Subí mi mirada y allí estaba ella, apoyando su mano derecha en el marco de la ventana y moviendo su otra mano en señal de que espere, pero al ver que yo solo le hacía caras raras, me dijo – Espera, ya voy bajando, no te vayas aun por favor.
Al bajar se dirigió hacia mí y me pregunto que a donde iba
- A la casa de una tía – le dije dudoso
- ¿Qué tal si te acompaño? Es que me gustaría hablar algunas cosas contigo ¿Qué dices?
- S-sí, bueno eso me gustaría, pero la verdad es que a mi tía no le gustan las visitas inesperadas – respondí con una sonrisa nerviosa
- Mm okey, entiendo. Qué tal si hacemos esto. Toma tu teléfono, llama a tu tía y le dices que no podrás ir porque tienes un compromiso con tus compañeros de clase para una prueba final de curso – me dijo ella y la miré algo dudoso la verdad. No me podía creer que Dayane me estuviera dirigiendo la palabra. ¡A mí!
Después de todo… soy el enfermo Miller… casi nadie en esta escuela quiere acercarse a mí. Así que, el hecho que Dayane estuviera hablando conmigo… que quisiera hablar de “unas cosas conmigo”, me hacía muy feliz, sí, pero no podía dejar de pensar que había algo mal. Que se trataba de una mala broma que terminaría sacándome de mis casillas y no quería tener que pelear de nuevo.
Las personas no son dignas de confianza, lo he descubierto con facilidad. Solo puedo confiar en Lisa y en Madeleine. Ellas han demostrado ser sinceras. Por otro lado, mantengo mis distancias con los de la escuela.
- Creo que no… - le dije muy a pesar. De verdad quería poder pasar un tiempo con ella y hablar más… pero no me cuadraba la ecuación… no podía comprenderlo y no me gustan las cosas que no comprendo. No les tengo confianza – lo mejor será que lo que sea que quieras hablar conmigo, lo hagamos en otro momento – terminé y ella me miró confundida.
- Oye… tranquilo… no hay razón para tenerme desconfianza – me dijo y la miré con recelo. Sus palabras me causaban mayor desconfianza.
- ¿Cómo sabes que te tengo desconfianza? – Le pregunté mirándola con una ceja alzada.
- Tienes esa mirada que normalmente le dedicas a todo mundo – me dijo ella y la miré sorprendido – tranquilo… no tienes nada que temer. Yo no soy como los demás… sé que te llaman el enfermo Miller por lo de la pelea con los rusos del intercambio, pero yo no creo que estés enfermo, después de todo estabas defendiéndome ¿No es así?
- ¿Cómo sabes eso? – Cuestioné sorprendido y ella sonrió.
- Una amiga estaba escuchando su conversación cuando tu apareciste… ella me contó que ellos dijeron cosas horribles sobre mí y que tu apareciste justo en ese momento para enfrentarlos.
- Si quieres darme las gracias, no es necesario – le dije volteando a ver hacia otro lado.
- Eso dices tú, pero Aron… la verdad es que creo necesario darte las gracias de alguna manera… por eso me acerqué a ti.
- No deberías… todos comenzaran a mirarte como un bicho raro si te juntas conmigo… después de todo soy un bicho raro.
- ¿Y crees que eso me importa? – Cuestionó y regresé a mirarla sorprendido – si eso me importara aunque sea un poco, no me hubiera acercado a ti por ningún motivo… pero me gustaría limpiar tu reputación.
- No entiendo ¿Por qué querrías hacer algo así? – Pregunté.
- Porque no es justo que siempre estés aislado… estamos en preparatoria… se supone que deberías tener aunque sea un amigo… no deberías estar siempre solo… así que, yo seré tu amiga de hoy en adelante – la miré sorprendida y ella me dio esa hermosa sonrisa que enseguida me descolocó – por supuesto, todo depende de si tú quieres que seamos amigos…
- S…si… - le dije antes que siguiera hablando… la verdad no pude hallar momento mejor que este. Era mi oportunidad al fin de dejar de ser una sombra delante de ella. De dejar de ser invisible y no había tenido que hacer nada particular para conseguirlo.
Ella misma vino hacia mí. Por su propia voluntad, y ciertamente no pude percibir ninguna mala intención mientras hablábamos. Y aunque algo me seguía diciendo que tal vez esto era una equivocación y que yo estaba soñando porque ni en un millón de años sería posible que esto pasara, aun así estuve dispuesto a aceptar su propuesta.
- Podemos ser amigo… s…si es lo que tú quieres – le dije algo nervioso. Cosa que no es muy propia de mi… no sufro de nervios frecuentemente, pero por favor… Dayane era la chica que me gustaba. Sentirme nervioso delante de ella era lo más normal que podía encontrar.
- Está genial entonces… seremos amigos a partir de ahora – me dice y me extiende la mano con su hermosa sonrisa.
Y todavía con nervios estreche aquella mano con una piel tan suave y delicada que juraría que nunca había tenido que hacer nada más que cuidárselas. Tenía que reconocerlo mil y un veces. Todo de Dayane me parecía realmente hermoso. Ella era por decir poco, majestuosa. Su piel, sus ojos, su cabello, ni qué decir de su cuerpo entero.
- ¿Entonces…? ¿Llamarás a tu tía para avisarle que no vas a ir? – Preguntó ella y la miré afligido al recordarlo. Se me había olvidado en medio de toda la emoción que sentía porque ella me estaba hablando.
- L…lo lamento – dije con una mueca de aflicción y me miró confundida – no puedo posponer la visita a mi tía… es algo muy importante – le dije y no mentía. No podía dejar de estar presente en el laboratorio hoy… más que nada porque esperaba poder encontrarme de nuevo a Madeleine y poder hablar un poco más con ella. Había muchas cosas que quería preguntarle.
- Que lastima – dijo ella – es una pena pero,.. está bien… será en otra ocasión – sonrió y puso una mirada que… no sé cómo describirla… fue una mirada que nunca antes había visto en nadie… mostraba emoción, pero al mismo tiempo era como si estuviera a punto de hacer alguna travesura – ve con cuidado ¿Quieres? No veremos mañana ¿No? – Le asentí rápido y ella sonrió mientras asentía también y se daba la vuelta para marcharse mientras yo subía a mi auto.