4.Lo Que a Nadie Le Di

1389 Words
[CIARA] Nunca en mi vida salte de un precipicio, pero estoy segura de que esta es la sensación más cercana a sentir que caes sin ninguna red. Lo beso con más fuerza tal y como si tuviera miedo de que se escape, pero él sujeta mi rostro con delicadeza mientras que mi espada choca con una de las paredes de este departamento, y me mira fijamente —Tranquila Ciara, tenemos toda la noche para amarnos… somos solo tú y yo y estos sentimientos que ya no podemos controlar— Me dice haciendo que me pierda en el bosque de su mirada y sonrió. —Estoy nerviosa— Confieso y lentamente él lleva la yema de sus dedos por brazos y se pasea por mi piel hasta llegar a mis dedos y de allí baja a mis piernas comenzando por la falda de mi vestido. —Déjame quitarte esos nervios— Murmura y se agacha frente a mi para ahora acariciar directamente mi piel haciendo que deba cerrar los ojos ante esta nueva y exquisita sensación —¿Te gusta que te toque así?— Me pregunta y muerdo mis labios mientras que asiento. —Mucho— Consigo decir y él quita mis sandalias con muchísimo cuidado para luego dejarlas a un costado y una vez que termina con esa tarea lo veo acercando su boca a mis piernas y empieza a besarme de una forma que me corta la respiración.  Todo esto es nuevo para mi, pero se siente tan bien… sube lentamente de mis tobillos a mis pantorrillas y de allí a mis muslos hasta que sus manos se cuelan por debajo de la falda de mi vestido y sujetan mis glúteos haciéndome morder los labios —¿Continuo?— Me pregunta y abriendo mis ojos para mirarlo a los ojos, asiento. No me quiero acobardar ahora, prefiero arriesgarme a vivir este momento y después perder, a no haberlo vivido nunca por ser una cobarde… Él me encanta…  Sus manos siguen subiendo, haciendo que mi vestido haga lo mismo y de a poco se va poniendo de pie para levantarlo y hacer que yo suba mis brazos para que él pueda pasar la prenda por mi cabeza y de esta manera quedar frente a él solamente en un conjunto de lencería de encaje color rosa pálido —Eres demasiado hermosa Ciara— Me dice pegando su cuerpo la mío y después me besa con urgencia. Mis manos se acomodan en su nuca, pero a poco a poco voy enredando mis dedos en su cabello hasta jalar de este levemente haciendo que Ciro sonría en medio de nuestros besos —Me encantas…— Le digo con esta desesperación que es tan nueva y me hace querer que él me arranque la poca ropa que me queda. —Tú me encantas mucho más… esta noche será inolvidable— Habla y se agacha un poco para prácticamente levantarme en el aire haciendo que enrede mis piernas en él mientras que sus manos tocan mi trasero de una manera sumamente provocativa sin que nos dejemos de besar cuando él camina por el departamento sin que yo me entere de que es lo que hay a nuestro alrededor.  Siento el colchón en mi espalda y lo veo a él subiéndose encima de mi mientras que nos vamos acomodando en centro de esta enorme cama de esta lujosa y moderna habitación —Ayúdame…— Le pido mientras que trato de desabrochar su cinturón y la tarea se me hace cuesta arriba. Él rápidamente me ayuda y prácticamente se saca toda la ropa a excepción de su bóxer en un abrir y cerrar de ojos haciendo que todo caiga en algún lado de este lugar —Me molesta todo ya— Murmura haciéndome sonreír. —Mi ropa también me molesta— Comento tímidamente y sonríe para después volver a besarme mientras que siento sus dedos viajando a mi espalda para desabrocharme el sujetador.  Trato de dejar toda mi timidez atrás y que él no se entere de que es el primero hombre que me ve así… sus ojos me recorren llenos de deseo y sentir sus manos tocándome provocan sensaciones nuevas en mi, pero nada se compara al momento que su boca juega conmigo y todo mi ser se quema con solo sentir esta nueva sensación. Arqueo mi espalda en respuesta y por si fuera poco, sus dedos expertos suben y bajan por mi abdomen hasta que en un movimiento que se cuelan por debajo de mi ropa interior tocándome allí en ese punto donde nadie me toco y haciéndome descubrir un mundo nuevo —Ciara…— Pronuncia mi nombre con miedo, pero no quiero darle tiempo a nada. Lo beso con fuerza y llevo una de mis manos a su entrepierna para dejarle saber que yo también lo quiero y él me responde. En estos momentos no me importa lo que él piense de mi, solo quiero vivir este instante y que nadie me robe la felicidad que siento… —Hazme el amor , por favor— Le pido bajando su bóxer con cuidado y me sorprendo al ver su hombría excitada por mi. «Actúa normal» Me digo y trato de respirar con calma. —Ciara— Repite. —No me digas nada, solo hazme tuya ¿sí?— Insisto y lo vuelvo a besar de una forma que él responde sin más dudas y me termina de desnudar para luego acariciarme de maneras que estoy segura de que están prohibidas. Vuelve su boca a la mía y con sus manos aferrándose a las mías levanta mis brazos por encima de mi cabeza y de a poco siento como su cuerpo se adentra en mi. Es una sensación extraña, pero muy placentera y que me hacer sonreír cuando sus movimientos aumentan el placer que siento y los besos dictan el compas del momento y de a poco me voy sintiendo en un sitio extraño donde nunca creí que iba a estar. Él me besa, me toca, se mueve, todo al mismo tiempo y son tantos los estímulos en mi cuerpo que no sé si estaba preparada para algo tan intenso —Ci…— Intenta decir mientras que este desespero me lleva a aprisionar su cuerpo con mis piernas y de pronto un momento de magia ocurre cuando la electricidad nos libera a los dos y me rio como una tonta al darme cuenda de que mi primera vez no fue tan catastrófica como mis mejores amigas me habían contado… —Ciara…— Dice agitado sin moverse de mi y me besa —¿Por qué no me lo dijiste? Pensé que ya… ya sabes en este tiempo lejos— Continua y enredo mis dedos en su cabello. —No quería que te arrepintieras— Murmuro y me vuelve a besar para luego sonreír. —¿Estas bien?—  —En mi mejor momento, eres perfecto… no… — Trato de decir. —¿Dolió?— Dice al darse cuenta de lo que me refiero y niego. —Creo que fue tanto el placer que no ¿esta mal eso?— Pregunto y se ríe. —Cada persona es diferente, tal vez eres muy buena para soportar el dolor ¿Quién sabe?— Bromea y reímos. —Bobo— Murmuro y de a poco él sale de mi para acostarse a mi lado y me mira. —Entonces… ¿novios?— Pregunta así de repente y me rio. —Eres muy romántico ¿sabes?— Digo sarcástica. —Oye, fuiste tú quien vino desde Milán y me agarro desprevenido, no tuve tiempo de rosas y velas— Bromea.  —Te daré una oportunidad para que prepares una propuesta de noviazgo mejor y te daré mi respuesta— Contesto y sin decir nada más, me levanto de la cama. —¡Ey! ¡¿Qué haces?! ¿A dónde vas?— Me pregunta entre risas. Me doy vuelta lo miro y debo admitir que me distrae un poco verlo desnudo, pero no quiero que piense que me tendrá siempre a sus pies —A ducharme, no sé tú, pero he sudado un poco— Explico y es así como él se levanta de la cama y corriendo viene hacia mi para tomarme de la cintura haciéndome reír. —Nos ducharemos juntos entonces— Dice y sonrió triunfal. 
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