Vamos a devorarnos salvajemente, olvidemos la ternura, ella ahora no cuenta, debemos dejar salir nuestro lado animal, ese cavernícola que llevamos tú y yo adentro y comernos como dos salvajes, arrancar nuestras ropas, morder nuestras pieles. Probar de donde venimos y lo que nos hace la falta de cordura que deja el rastro de caliente pasión. Él y yo nos mirábamos con deseo aún cuando el deseo afloraba, una mezcla de emociones que destilaba cursi putrefacción, entre el bien y el mal siempre estábamos nosotros deseando de sobremanera que la guerra parara pero sin atrevernos a que así fuese. Su cuchillo pedía atravesar mi carne pero su boca también deseaba atravesar mi cuerpo, saboreando todo de él. Gritos incoherentes y pocos racionales salían de nuestras gargantas cuando el placer era ta