—¿Aún no se te quita el mal humor? —Scott me preguntó con curiosidad. —No tengo mal humor, solo no me siento cómodo —expliqué, tratando de encontrar las palabras adecuadas. —Max, ¿te gusta Hanna? —La pregunta de Scott me tomó por sorpresa, dejándome sin palabras por un momento. —No, solo es una amiga. —Contesté, negando rápidamente cualquier sentimiento adicional. —Ah, es que... —Scott intentó continuar, intrigado. —¿Qué? ¿A ti te gusta ella? —Repliqué, intentando desviar la conversación. —No, bueno, sí. Max, Hanna me gusta, es increíble. Pero como tú y ella son muy unidos, por eso preguntaba si a ti también te gustaba. —Scott confesó tímidamente su interés. —No, ella no me gusta —respondí rápidamente, intentando ocultar cualquier rastro de celos que pudiera surgir. —Entonces, no t