Al entrar a casa nuevamente, los gritos de mis padres llenaron el ambiente, como una constante tormenta que debía soportar una y otra vez. —¿Dónde demonios estabas? ¿Sabías que Hanna se fue con Scott? —mi padre se acercó a mí, intentando intimidarme con su mirada penetrante. Respiré hondo, preparándome para enfrentarlo. —Llevé a Angelina a su casa, además, no veo por qué debería importarme quién lleva a Hanna a su casa. Mi padre frunció el ceño, con una mezcla de frustración y preocupación en su rostro. —Te dije que debes conquistar a Hanna Hans, y ahora alguien más está ganando terreno. Negué con la cabeza, sin dejarme afectar por sus palabras. —No me interesa, papá. Hanna no me interesa de esa manera, así que déjala y deja de involucrarla en tus ambiciones desmedidas. Estoy cansad